La mayor parte de la nueva demanda mundial de crudo se concentrará en Asia y la revolución del gas natural licuado anticipa una globalización del mercado y una gasificación de las economías desarrolladas y parte de las emergentes. Ambos fenómenos multiplicarán las necesidades de utilizar el transporte en barco para comunicar a los países productores y consumidores. 7.500 buques petroleros y 1.700 gaseros componen la flota global actual.

El año pasado el transporte de mercancías global movió 10.000 millones de toneladas de productos de todo tipo. Cerca del 45% de toda la carga transportada en el mundo eran productos energéticos. Algo más de una cuarta parte del total era petróleo, un 12% fue carbón y alrededor de un 6% era gas natural y gases del petróleo, según los datos de la Conferencia de Comercio y Desarrollo de Nacionales Unidas (UNCTAD).

El mar ya es primordial para el petróleo (el 61% del crudo se exporta en el globo se transporta por mar), aunque su peso es aún menor en el caso del gas natural (algo menos del 30% del total de la comercialización entre países viaja en barco, frente al dominio aún muy evidente de los gasoductos). Pero en los próximos años la importancia del barco en ambos ámbitos será cada vez mayor, y en el caso del gas, directamente se disparará.

La revolución ‘fría’ del GNL

La gran revolución del gas natural es una revolución en frío. Y es que para poder transportarlo en buques ha de ser convertido en gas natural licuado (GNL): el gas se enfría hasta una temperatura de 161 grados bajo cero para transformarlo en líquido y que así ocupe hasta 600 veces menos que en su estado gaseoso. Una vez convertido en líquido se transfiere a los tanques de los barcos metaneros y cuando los buques llegan al país de destino, el GNL pasa por una central de regasificación para volver a convertirlo en gas de nuevo.

Un proceso que abre la puerta a una globalización del mercado de gas natural al permitir no tener que utilizar exclusivamente gasoductos, cuyo uso para transportes transoceánicos no es rentable para recorridos de más de 3.500 kilómetros por tierra o de 1.200 kilómetros en caso de tubos marinos. De momento la distribución del gas natural sigue haciéndose muy mayoritariamente a través de gasoductos. Pero el uso del barco para su comercialización entre largas distancias está ganando terreno.

Según las estadísticas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), hasta dos tercios de la demanda mundial de gas natural se consume dentro de los propios países productores, y del otro tercio que se destina a exportaciones la gran mayoría se distribuye también mediante gasoductos. Alrededor del 70% del comercio internacional de gas natural aún se realiza a través de gasoductos y sólo el otro 30% corresponde al transporte marítimo de GNL. Esto es, aún hoy sólo alrededor de una décima parte de la demanda global de gas se distribuye en forma de GNL.

Las estimaciones que maneja la AIE apuntan a llegar a principios de la década de 2020 disparando ese 10% del gas que viaja en barco hasta el 40%. Un incremento que se producirá gracias a la progresiva gasificación de las economías más desarrolladas con Estados Unidos y Unión Europea a la cabeza, y la también mayor demanda procedente de la región de Asia Pacífico.

Actualmente la flota mundial de buques gaseros está integrada por unas 1.700 unidades, de las que 400 se trata de grandes metaneros dedicados a los movimientos de grandes proporciones de GNL. Las navieras tienen han realizado ya pedidos en firme a los astilleros de cerca de otros 120 buques de estas características para atender la nueva demanda y que entrarán en funcionamiento en los próximos años, según datos del Grupo Internacional de Importadores de Gas Natural Licuado, GIIGNL.

Más petroleros hacia Asia

La economía mundial consume cada día algo más de 90 millones de barriles de petróleo. Y el 61% de toda la demanda global, hasta un total de 56,5 millones de barriles, es transportado por mar hacia los países compradores, según la Oficina de Información Energética de Estados Unidos (EIA).

Según este mismo departamento del Gobierno estadounidense, la principal ruta marítima petrolera es la que sirve para exportar el crudo de los países del Golfo Pérsico. A través del Estrecho de Ormuz, que separa Irán y Omán, pasan cada día 17 millones de barriles, la mayoría de los cuales se dirige hacia la región de Asia-Pacífico (12 millones de barriles por día). Los 5 millones de barriles restantes circulan mayoritariamente a través del Canal de Suez hacia Europa y en una proporción menor hacia América rodeando África. Y también son importantes, aunque relativamente menores, las rutas procedentes de Rusia y otros países de antiguo bloque soviético que salen hacia el Mediterráneo y por el Báltico, con unos 3 millones de barriles diarios cada una de las vías.

Unos flujos que los diferentes organismos y casas de análisis auguran que van a sufrir cambios a partir de ahora. “En las próximas décadas, el principal crecimiento de la demanda mundial de petróleo tendrá lugar en la India y los países de Asia Pacífico, que acapararán el 72% de su crecimiento fundamentalmente China, India y Japón, de forma que , en 2040, los países asiáticos importarán dos de cada tres barriles de curdo comercializados internacionalmente”, según se anticipa en unos de los informes incluidos en Energía y Geoestrategia 2016, elaborado por el Consejo Mundial de la Energía, el Club Español de la Energía y el Instituto Español de Estudios Estratégicos.

“Ello supondrá un nuevo aumento en el número de grandes petroleros que navegan hacia Asia Pacífico, principalmente a través del estrecho de Malaca, así como el tráfico de crudo en el mar de China”, apuntan los autores. La redirección de los flujos se producirá, en paralelo, por el estancamiento previsto en el consumo de petróleo tanto en Europa como en Estados Unidos.

La futura flota mundial potenciará aún más su presencia en las rutas que llevan el crudo a las economías asiáticas durante las próximas décadas. Según la auditora especializada Lloyd Register, actualmente están operativos unos 7.500 buques dedicados al transporte de crudo y productos derivados, de los que 2.500 son grandes petroleros. Y tienen claro hacia dónde pondrán rumbo.

IMAGEN: Flickr | Thangaraj Kumaravel.

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