Hay momentos en los que es más fácil darse cuenta de que los años no pasan en balde. Entre todos ellos, seguramente los relacionados con el ocio son los más complejos de digerir: una vez superada la treintena dormir ocho horas a pierna suelta es una quimera. Hacer deporte regularmente se convierte en una yincana solo apta para ironmanes. Del mismo modo, asistir a un concierto o a un festival de música supone comenzar una partida de Tetris familiar que puede implicar a tantos miembros del árbol genealógico que la mayaría de las veces es mejor tirar la toalla antes de empezar.

Los organizadores de festivales de música son cada vez más conscientes de que parte de su público tiene nuevas necesidades a medida que van pintando canas. Espacios más grandes, baños cada vez más sofisticados, comidas para todos los gustos… Allá por 2006 los fundadores de Minimúsica (una rama de negocio de Sones, compañía que pivota entre ser un sello discográfico, promotora de conciertos, agencia de management, editorial de libros o desarrolladora de apps) supieron detectar una necesidad cada vez mayor y dar respuesta a una pregunta que a medida que avanzan en la década de los 30 más asistente se hacían: ¿Qué hago con mis hijos si quiero ir a un festival de música?

En países con una tradición festivalera más arraigada como el Reino Unido es habitual acudir a festivales de música en familia incluso cuando los más pequeños de la casa aún no dominan con garbo el arte de caminar. Era cuestión de tiempo que parte del público de festivales españoles lo empezara a demandar. Y así fue cómo en 2007 el Primavera Sound apostó por contar con Minimúsica para dotar al recinto de un espacio destinado a atender a los más jóvenes: “Diseñamos un espacio en el que los más pequeños pudieran jugar, hacer talleres, escuchar actuaciones musicales pero también comer o contar con lo necesario para poder cambiar a los bebés. Otros festivales cuentan con una zona donde algún grupo hace actuaciones para niños. Nosotros además de todo esto damos la posibilidad a los padres de dejar aquí a sus hijos para que puedan ir a ver un par de conciertos y volver”, explica Núria Muntaner responsable de Minimúsica.

Una opción que cada año más familias utilizan durante el festival y que tiene a niños de entre uno y seis años como asistentes fijos año tras año: “Es bonito ver como familias de distintos países coinciden cada edición en nuestra carpa. Sobre todo el público extranjero lo utiliza muchísimo y vemos hasta niños que van pasando los años y se reencuentran con amigos que hicieron en ediciones anteriores”, destaca Muntaner. Al estar en un festival de música no faltan las actuaciones de grupos que tocan durante el festival en los principales escenarios. Este año Dotore, Sierra y Carla y Germà Aire visitarán la carpa Minimúsica pero su set-list no será el habitual: “Intentamos dotar cada año de una temática al espacio, no nos conformamos con ofrecer unas actividades y punto. Cada edición quereos que la experiencia sea distinta. Este año todo está centrado en el mar. Los juegos tienen que ver con el mar pero también las actuaciones de los grupos tienen que hacer referencia a esta temática. Ya sea una canción hecha para en exclusiva para estas actuaciones, una versión de otro grupo que hable del tema o una revisión de alguna de sus letras todo tiene que girar en torno al mar”, explica Muntaner.

Cada año más familias optan por este servicio y, aunque en las primeras ediciones casi el 100% de los asistentes eran extranjeros poco a poco más público nacional opta por acudir al festival con los más pequeños de la casa y utilizar este tipo de servicio. Al ser preguntada por la popularización de este tipo de oferta en otros festivales Muntaner es cautelosa “Poco a poco veremos más experiencias similares pero servicios como la carpa de Minimúsica en España van a estar circunscritas a perfiles de asistentes a festival muy concretos” Minimúsica ha participado en otros festivales como el Vida Festival, el Festival del Pedralbes o Cap Roig pero en estos casos se tratan de actividades que exigen a los padres estar ahí. “El caso del Minimúsica del Primavera Sound ahora mismo es único” sentencia Muntaner.

Así que ya saben padres y madres festivaleros aún están a tiempo de disfrutar de uno de los festivales más excitantes del año durante este fin de semana y, además, perder de vista a los más pequeños de la casa (aunque sea sólo un rato).

 

 

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