Con Unidos Podemos en fuera de juego posicional, el futuro del próximo Gobierno queda en manos de Ciudadanos y PSOE. Aunque para llegar a la situación en que Mariano Rajoy forme un nuevo Ejecutivo, primero debe salir victorioso del debate de investidura. De momento, ni siquiera eso tiene una resolución inminente.

Este miércoles, tras la reunión entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez; y la mantenida por la Ejecutiva de Ciudadanos, los tres partidos que deben decidir quién gobernará España los próximos cuatro años han dado la cara. El resultado final tras la comparecencia de los tres líderes es calcado al escenario que había el 27 de junio: incertidumbre.

La primera de las patatas calientes, la investidura, ha pasado de mano en mano hasta llegar a Rajoy, que no ha dudado en asegurar que si tiene la certeza de que no prosperase su investidura, abriría un periodo de reflexión con otros partidos para ver qué salida se da a la situación. No hay prisa para gobernar, parece decir.

Para llegar a esta situación, el primero en abrir fuego ha sido Albert Rivera. El líder de Ciudadanos manifestó en rueda de prensa que su decisión es llevar a cabo una abstención “técnica” en segunda vuelta para desbloquear la situación. De este modo intentó explicar el cambio en la postura que ha defendido durante la campaña de no facilitar, ni por activa ni por pasiva, un gobierno de Rajoy. Pero ante la situación que hay, y una vez descartado el “plan A”, el “ideal” para Rivera consistente en un Ejecutivo de coalición entre PP, PSOE y C’s, han optado por no paralizar la legislatura, y lo han hecho sin poner sobre la mesa un pliego de condiciones.

Ciudadanos, subraya Rivera, ha tomado una decisión difícil, pero cree que desde la oposición -descarta completamente votar a favor de Rajoy- podrá liderar las reformas que necesita España para afrontar una nueva etapa de renovación y regeneración.

Pedro Sánchez lo deja todo abierto

Los dedos del secretario general del PSOE están a salvo. Será raro que se pillen con ninguna puerta. Y es que Pedro Sánchez matizó que cualquier decisión es “a día de hoy”. En concreto, se refiere a la sesión de investidura.

Sánchez, que compareció ante la prensa tras la reunión mantenida con el presidente en funciones, trasladó también a éste que la investidura y la gobernabilidad “van de la mano”, que “una cosa no puede ser sin la otra” y que el PP tiene la “obligación de garantizar una mayoría suficiente para un gobierno estable”.

En ese punto, advirtió a Rajoy de que entre los 137 diputados con que cuenta el PP en la actualidad y los 176 que forman la mayoría absoluta Rajoy “tiene un camino que recorrer” y que “en él no puede contar con el PSOE, que votará en contra” en todo caso. Aunque Sánchez le ha dicho a Rajoy que tiene “plena disposición” a hablar con él “las veces que quiera”, le ha repetido que “no puede contar” con el PSOE ni para el “gobierno de la gran coalición” ni para un “programa de legislatura” como el que firmó él mismo con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

Y Rajoy tampoco cierra nada

Si Rivera y Sánchez trasladan la presión a Mariano Rajoy, éste devuelve la pelota al instante. Así, tras la reunión mantenida con el líder del PSOE, el presidente en funciones aseguró que lo que urge a España es que haya un gobierno que pueda gobernar, ya que interpreta que sería un “disparate” que el país se viera abocado a unas terceras elecciones.

A su juicio, es posible que a finales de julio o más bien a primeros de agosto España tuviera ya ese gobierno presidido por él para afrontar decisiones inmediatas como el techo de gasto o los presupuestos del Estado para el próximo año. Por eso insiste en su disposición a ir a la investidura. Pero aquí llega la “patada y a correr”, puesto que ha dejado claro que si acude a la investidura consciente de que no va a recabar los apoyos necesarios, abriría una reflexión con el resto de grupos para ver cómo buscar una salida.

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