Momento de la presentación del «Informe de Sostenibilidad 2022: Oportunidades, retos e indicadores de la economía azul».

El documento, séptimo de una serie, ofrece datos y tendencias precisas y confiables para los sectores y actividades relacionados con el mar, con el objetivo de ayudar a desarrollar e implementar políticas sostenibles sobre economía azul en España. Políticas que al tiempo que garantizan el desarrollo socioeconómico, protejan el capital natural, contribuyan a la lucha contra la contaminación y aborden la adaptación al cambio climático. El informe proporciona una evaluación socioeconómica de las actividades de la economía azul, así como recomendaciones y nuevas iniciativas y políticas relevantes en este ámbito.

Si la economía azul global fuese comparable a una economía nacional, sería la “séptima más importante del mundo”, y el océano como entidad económica sería “miembro del G7”. Los océanos contienen el 97 % del agua del planeta, el 80 % de todas las formas de vida y son la “principal fuente de proteínas para más de tres mil millones de personas”. Según el último informe sobre la economía azul en la UE, contando todas las actividades económicas que dependen del mar, la economía azul de la UE representa “5,4 millones de puestos de trabajo totales y un valor añadido bruto de casi 500.000 millones al año”. Teniendo en cuenta estas cifras, el mar y las costas son “motores” de la economía, lo que exige estudiar la forma en que satisfaga de forma sostenible las “necesidades humanas básicas”, como las de alimentos o la de energía sin producir impactos. Cabe recordar que los océanos proporcionan “oxígeno suficiente para respirar, alimentos para prácticamente la mitad de la Humanidad y recursos esenciales para la salud de las personas”.

Preservar y aumentar el capital natural de los mares y océanos es “fundamental” para ga­rantizar la prestación continua de “valiosos ser­vicios ecosistémicos” y para que España “logre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030” de la ONU, tal como se subraya en el Pacto Verde Europeo. Pero la transición hacia la sostenibilidad también re­quiere una “gran inversión pública y privada” para el desarrollo de soluciones que desvin­culen el crecimiento económico del impacto ambiental. En este sentido, la “des­carbonización del transporte marítimo” jugará un papel fundamental en los próximos años, dadas las alarmantes proyecciones de aumen­to de las emisiones de GEI.

Los mares y océanos son, de hecho, los “sumideros finales” de diferentes tipos de contaminación marina, incluidos los plásticos, la basura, el exceso de nutrientes y los contaminantes químicos no­civos. Junto con el cambio climático, sus im­pactos en los ecosistemas marinos pueden ser “catastróficos”. El aumento del nivel del mar, por ejemplo, podría causar la “pérdida de más de 200 000 millones de euros al año” para el año 2080, según el estudio PESETA IV de la UE, principalmente en términos de daños a activos físicos y propiedades residenciales en las zonas costeras.

Ordenación del espacio marítimo español

Entre las recomendaciones más importantes del documento, destacan la urgencia de avanzar en la “aprobación de los planes” de ordenación del espacio marítimo (POEM) de las cinco demarcaciones marinas espa­ñolas, para establecer la “distribución espa­cial y temporal” de las diferentes actividades y usos, existentes y futuros, así como “incorporar los principios de la economía circular a las diferentes actividades de la economía azul”, para facilitar su transición a un modelo económico más “sostenible, resi­liente y climáticamente neutral”.

Por otro lado, también es relevante “impulsar la educación como elemento fun­damental no solo para el desarrollo de una economía azul sostenible, sino también para facilitar la doble transición ecológica y digital”; incrementar las “medi­das de protección de los ecosistemas ma­rinos, especialmente los costeros, como praderas de fanerógamas, macroalgas o playas de arena”, ya que las soluciones basadas en la naturaleza son “las más eficaces a medio y largo plazo” para mitigar los efectos del cambio climático: ecosistemas con una elevada biodiversidad, como son las comunidades bentónicas y las cadenas tróficas asociadas a las mismas, son “imprescindibles para maximizar la capaci­dad del océano en secuestrar CO2 y generar oxígeno para el mantenimiento de la vida marina”.

Otros aspectos fundamentales que el informe pone de relieve son “mantener e intensificar la colaboración entre el sector pesquero y la comunidad científica” para seguir avanzando en la búsqueda de artes de pesca más selectivos, reducir las capturas accesorias y minimizar el impacto de la actividad sobre los ecosistemas marinos; impulsar el desarrollo de “nuevas tecnologías para la búsqueda de combustibles alterna­tivos menos contaminantes y compatibles con la pesca”; favorecer la “utilización de los fondos euro­peos” destinados a continuar avanzando en la sostenibilidad de la actividad pesquera.

Política turística

El turismo costero se encuentra en una “fase de transformación” en la cual es necesario incidir para avanzar hacia un “cambio de paradigma” basado en una doble transición ecológica y digital. En los últimos años, gran parte de la política turística ha venido ac­tuando en esta dirección, pero los actuales fondos europeos parecen una “oportunidad para acelerar, financiar y concretar los cam­bios necesarios”. Las estrategias, planes e iniciativas del turis­mo costero (y de la economía azul en ge­neral) se ven “limitadas y dificultadas en su implementación por una compleja maraña burocrática, donde intervienen diferentes administraciones, autoridades y reglamenta­ciones”.

El trabajo incide en la “obligación legal de descarbonizar comple­tamente el transporte marítimo” para 2050, y crear un grupo de trabajo interministerial para elaborar una “estrategia de investigación en economía azul”. En la última década se ha tomado concien­cia de una de las mayores problemáticas medioambientales sin consecución de solu­ción, como es la “basura marina y terrestre”, sobre todo plásticos, que se irá descompo­niendo en fragmentos menores que aumen­tarán su contenido en el futuro, por lo que es de vital importancia “seguir vigilando y apoyar proyectos” de I+D+i que sigan in­dagando en posibles soluciones ante este desafío.

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