El pasado mes de septiembre arrancaba igual que los últimos 29 años: con el Encuentro de Telecomunicaciones de Santander abanderando las causas del sector tecnológico y telco. Entre tanta charla y mesa redonda, emergía la figura del CEO de Ericsson España, José Antonio López, como una de las voces más claras y rotundas.

Algunas empresas confunden ser crítico con criticar. José Antonio López, con grandes dosis de realismo a sus espaldas, no duda en señalar de igual manera lo que se hace bien o mal. A veces hablar claro es la mejor manera para entenderse. Así traslada sus sensaciones el CEO de Ericsson España a SABEMOS en una charla que aborda la percepción de las empresas tecnológicas españolas, la regulación, la competencia china…

¿Cómo se percibe a las empresas tecnológicas españolas dentro del ecosistema europeo?

Para ser un país con un importante PIB dentro del marco europeo, pues vamos un poco retrasados. En lo que se refiere a número de empresas no tenemos demasiadas, pero en cuanto a las que hay sí destacan por tener un perfil alto. Lo que sí que tenemos son compañías que empiezan a ser percibidas por su liderazgo en la transformación digital. Por ejemplo en el ámbito financiero, turístico, retail o incluso la construcción están percibidas en el contexto internacional como de máximo nivel. Pese a todo, lo que está claro es que son bien percibidas fuera de nuestras fronteras. Luego también se está dando el caso de compañías con gran prestigio y especialización que luego son adquiridas. Ese puede ser el caso de Everis.

¿Y esa misma percepción en cuanto a las startups españolas?

En España ha sido un fenómeno que se ha dado muy tarde, pero rápidamente está poniéndose a una velocidad de crucero muy relevante. Iniciativas como el Open Future de Telefónica o la Lanzadera de Mercadona ayudan mucho. También se está generando un ecosistema de incubadoras que no teníamos hasta hace pocos años, y que todavía tiene poco peso específico. No obstante, viendo el crecimiento de los dos últimos años, dentro de otros dos podemos tener actores relevantes en dicho ecosistema. Ahora bien, hay que favorecer un marco para que surjan este tipo de empresas, no todo va a ser “Telefónicas” y grandes compañías.

Ante esta situación, ¿cuáles son los motivos para que esté aflorando este resurgir empresarial?

En este aspecto lo que más ayuda es que hay muchos buenos directivos españoles y con mucho prestigio. Trabajan en empresas internacionales, tecnológicas y no tecnológicas, que ayudan a tener esa visión global que luego redunda en que se cree talento dentro del país. Por ejemplo Federico Guillem ha sido nombrado ejecutivo de primera línea en la compra de Nokia sobre Alcatel-Lucent.

Entonces, España va más o menos bien, ¿y Europa en el contexto internacional?

En el sector operadores de telefonía todavía estamos a tiempo de que nuestros champions europeos sean líderes mundiales. En el nivel de suministradores, por ejemplo nosotros y Nokia, o en software SAP, estamos en una gran posición. El problema está en el ámbito de los sistemas operativos, donde claramente ganan las empresas americanas. Además, está el gran desafío que plantean los OTTs. En lo demás si conseguimos escala pronto, hay empresas europeas bien posicionadas.

¿Pero ese buen posicionamiento de las empresas europeas viene más desde un punto de vista optimista o realista?

Da lo mismo, es que no nos queda otra. Lo importante es si la Unión Europea considera que las empresas deben competir a nivel global. Lo que tiene que asumir Europa es que los usuarios van a disfrutar de cualquier servicio. La cuestión es si queremos que haya empresas europeas que sean líderes mundiales, eso ya no es tan evidente. Es importante que la Comisión Europea vele por los usuarios, pero también debe promover y facilitar que las empresas europeas sean líderes globales porque esto va a traer inversiones y creación de empleo de alto valor. Para eso no es suficiente que haya empresas bien posicionadas, sino que haya escala suficiente. Si no se hace todo eso es que nuestro I+D se desplace hacia otros lugares que generan más rentabilidad.

La inversión en Europa se choca con la regulación

Hablando de Europa topamos con la regulación, ¿desde Ericsson cómo valoran el marco regulatorio?

Nosotros creemos en el libre mercado, y cuanto menos regulación mejor. El mundo privado ya genera la suficiente competencia para que el usuario disfrute de los mejores precios. De este modo somos críticos porque no se consigue rapidez en las decisiones y se intermedia mucho, y sobre todo, porque se facilite que haya escala para las empresas. Por ejemplo en España no nos parece bueno que todavía no haya una regulación de fibra. Eso ralentiza las inversiones. Nosotros no valoramos que la fibra esté abierta o no, lo que decimos es que lo que ellos consideren, que lo consideren pronto. Si eres accionista de una compañía, no ayuda a invertir. No nos metemos en la decisión. Sea buena o mala, nosotros la gestionaremos. Lo que no podemos gestionar es la incertidumbre.

La regulación en España puede ir a mejor, ¿y en Europa?

Hemos vivido a la vez un cambio de la Comisión Europea que además ha venido acompañado de un cambio de las reglas del juego sin ser informados previamente. En este caso, tampoco entramos en si las reglas del juego son buenas o malas. Lo que decimos es que se han cambiado, sin decirlo, y ni si quiera se ha avisado. Además, no se fundamenta por qué se ha cambiado y por qué después lleva tanto tiempo en aplicarse esos cambios. Es sorprendente que ahora haya tanta preocupación por la concentración en el caso británico. Nos preguntamos qué ha cambiado con respecto a hace 8 meses con casos como el de Alemania. Esto es muy simple: si está preocupado diga por qué, y luego fije las reglas del juego. Así las empresas podrán comprar, vender, fusionarse o hacer lo que quieran. Pero con unas normas de juego. No digo que deba haber 4, 5 o 6 operadores, para eso están ellos, solo pedimos que lo definan. Europa debe ser rápida y clara para hacer las normas del juego.

A nivel corporativo Ericsson ha afrontado recientemente un importante número de despidos, ¿cómo encaja eso en la estrategia corporativa de la empresa?

Esto viene determinado porque en general se están produciendo dos factores: consolidación y evolución tecnológica. Un dato, por ejemplo, es que el 80% de los ingresos es de soluciones que hace 25 años no existían. Y a todo eso hay que enfrentarse. De todas maneras lo que sucede es que solo se publican los EREs. No obstante, los despidos se producen de esta manera debido a las leyes que hay. No se puede despedir de cualquier manera y es bueno que sea así. Asumimos que este hecho termine siendo noticia, pero por el contrario no se cuentan las incorporaciones. Por ejemplo, a nivel mundial salieron de la compañía 15.000 personas, pero entraron 19.000 trabajadores. En el caso de España, hemos tenido dos EREs en los últimos cuatro años, con unas 400 personas que se han ido, y hemos incorporado más de 500. Pero al final lo que tenemos que hacer es seguir adaptando nuestras tecnologías.

Hablando sobre empleo, ¿cómo ve la situación formativa a nivel de educación en España?

Pues hay cosas que mejorar. No ayuda que en los últimos años hayan caído más de un 40% las matriculaciones en los ámbitos relacionados con las TICs. No estamos sabiendo transmitir entusiasmo a la gente que no lo tiene claro. Es más, nosotros tenemos problemas para identificar profesionales en ciertas áreas, como por ejemplo la virtualización. Pero hay una clara asignatura pendiente: debemos hacer ver a los estudiantes en la ESO que ésta es una gran salida profesional.

Desde Ametic siempre se ensalzan las bondades de las empresas, ¿pero qué está fallando para que no haya un mayor crecimiento en el hipersector TIC?

Algo que no hemos conseguido hacer es mentalizar a los políticos y ciudadanos de que la transformación digital es una prioridad. Los polít icos hablan de otras industrias, como por ejemplo automoción o turismo, pero no hablan de las TICs, y eso es problema nuestro. No hemos conseguido hacerles ver el valor que tiene para el país. Un ejemplo son las preocupaciones que se reflejan en el CIS, donde temas digitales no aparecen como preocupación en las 25 primeras cosas. De este modo los políticos hacen caso a los ciudadanos, y al no estar en esas preocupaciones, no hay interés. Otra cosa que no hemos conseguido es hacer ver a los estudiantes que las carreras tecnológicas son relevantes. Por último, que estemos muy fragmentados como colectivo de empresas no es positivo, y eso se ve en la educación, donde cada uno hace un poco la guerra por su cuenta.

Competencia y socios

Por lo que respecta a vuestra relación con la competencia china, ¿cómo se afronta?

De entrada, hay que decir que gran parte de nuestro negocio está en China. Es más, nosotros somos el primer proveedor de telecomunicaciones no chino en esa región. Nuestro trabajo está en cinco grandes áreas, y las compañías chinas nos hacen competencia de verdad en apenas dos de esas áreas. Por lo demás, recibimos competencia de Estados Unidos, la India, Israel… se podría decir que China es un competidor más. Y no solo eso, si la competencia de esa región es buena, nos hace buenos a todos.

Siguiendo con el tema chino, ¿qué su posición en EEUU no sea muy fuerte cómo os afecta?

Pues este tema es curioso, porque algunas empresas que anuncian que no están en Estados Unidos, luego resulta que realmente están vendiendo smartphones. Es decir, lo único que sucede es que no están en algunas áreas. Personalmente creo que hay algo de publicidad en todo este asunto. O también, a lo mejor, resulta que si una empresa dice que no opera es porque hay algo que no es transparente. Por lo tanto, el que quiere competir y seguir las reglas de los mercados, compite. Y el que no quiere competir es porque no sigue las reglas. En este sentido, y el cualquier mercado, las empresas chinas deben seguir las normas del mercado, y ajustarse a las leyes. Es decir, que si en Ericsson tenemos a todos nuestros trabajadores con sus permisos de trabajo y todo en regla, pues que cualquier empresa china haga lo mismo. Pero ojo, sea china, hindú o americana. No me vale que venga quien sea con visado de turismo y se ponga a trabajar. Porque en ese caso yo pago impuestos y ellos no.

Esta semana Yoigo, uno de vuestros mejores socios y casi “niño bonito” ha publicado resultados. Aunque son buenos, sigue con cierta incertidumbre, ¿cómo vivís eso?

Nosotros estamos agradecidos a Yoigo, pero no se podría decir que es nuestro «niño bonito», ya que somos suministradores de todos los operadores en España. Es cierto que la mayoría de la actividad de Yoigo la hace con nosotros, pero lo cierto es que no vivimos esa supuesta incertidumbre que tienen. Pero el día a día en lo que respecta a nosotros, nada ha cambiado. ¿Qué puede pasar en el futuro? Si yo escucho desde Europa lo que parecen decir, pues no se pone de moda que solo haya tres operadores. Y si eso es así, con sus 4 millones de clientes, nuestra visión es de optimismo. Además, puede que hoy no tengan 800 Mhz, pero el 700 Mhz se abrirá dentro de poco, y por lo tanto habrá bandas que los accionistas pueden ver con buenos ojos. Por lo tanto, no han perdido ninguna oportunidad en ese sentido. Y por tanto, nuestro negocio a medio plazo con ellos es positivo.

Y en el marco convergente, ¿cómo se moverán Yoigo y el mercado?

Pienso que los operadores no convergentes también tienen futuro. El fenómeno de la convergencia no está en todo el mundo. Y mira, por ejemplo, yo no utilizaré mi wearable con fibra. Por lo tanto, no es que las redes móviles no tengan mucha presencia, es que ellas son el futuro. Conectar los miles de millones de dispositivos móviles será una gran tarea. La clave será encontrar una posición diferencial en el mercado.

El futuro estará conectados, como la televisión. ¿En este segmento cuáles son vuestras expectativas?

Hay que diferenciar entre la producción de video y la televisión. Por eso hay que tener calro el hecho de que cualquier persona pueda grabar un video y lo distribuya en la red. En cuanto a la televisión, el gran cambio llega en que se puede satisfacer las necesidades de los usuarios en cualquier momento gracias al avance tecnológico. Ahora bien, para todo eso se necesita mucho desarrollo. Los operadores han visto la tendencia, se han dado cuenta de que no pueden tener más clientes como usuarios, y por eso han atacado la parte de los servicios, en este caso televisión. Por eso se han convertido en brodcaster para empaquetar hacia el usuario y poder subir así el ARPU o la factura con ese usuario, y reducir el churn, es decir, que no se vaya. Y es una tendencia global en todos los operadores convergentes. Creen que añadir TV, e incluso contenidos propios, será un elemento diferencial.

Uno de los operadores que pueden subirse al carro del IPTV es Orange, ¿habéis tenido algún acercamiento?

Ellos tendrán que valorar si su propia solución será competitiva en el tiempo, o si puede ser más eficiente en términos de economicidad hacerlo con un partner. Tienen la capacidad de seguir con su propio desarrollo de OTT o salir al mercado. Es una decisión corporativa que ahora mismo desconozco.

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