La economía española capta casi una quinta parte de todo el negocio turístico que genera el público homosexual en la Unión Europea.

Hace diez años España se convertía en el tercer país europeo en regular el matrimonio entre personas del mismo sexo. El Gobierno de Zapatero daba un paso de gigante en la ampliación de las fronteras de los derechos. Y, de manera tangencial, nimia en comparación, colocaba al país en la órbita de los destinos atractivos para el turista que busca espacios de normalidad, de libertad, para no ocultar su homosexualidad si así lo considera oportuno.

Las enormes celebraciones del Orgullo Gay en Madrid son conocidas en medio mundo. Y este año el Circuit Festival de Barcelona, destinado al público homosexual, ha atraído a más de 70.000 personas durante los doce días de agosto de celebración. Dos de las grandes citas internacionales en este segmento de viajes.

España se ha convertido en uno de los grandes destinos del conocido como turismo gay (que es la actividad económica ligada a los viajes que realizan las personas homosexuales) y está a la cabeza en Europa de los países que concentran más ingresos por este concepto, según un estudio de la consultora LGBT Capital, especializada en el análisis del impacto económico del consumo realizado por el público homosexual.

El turismo realizado por personas homosexuales hace una aportación directa anual de 6.800 millones de dólares (unos 6.000 millones de euros al cambio actual) a la economía de España, según el estudio. Un dato que nos coloca como líder en Europa, por delante de Francia (con un impacto de 6.600 millones de dólares), Alemania (5.500 millones), Reino Unido (4.900 millones) o Italia (4.600 millones). España concentra casi una quinta parte del negocio generado por este mercado en toda la Unión Europea.

EEUU, líder mundial indiscutible

España sería el segundo país con mayor impacto del turismo gay en todo el mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, que tiene una aportación mucho mayor de 21.500 millones de dólares anuales. Otros grandes destinos internacionales para este segmento de negocio son China, con 5.600 millones de dólares (a los que se podrían sumar los 4.300 millones de Hong Kong, aunque en el estudio de LGTB Capital aparecen por separado) o Tailandia, con 4.600 millones.

“Estas cifras son realmente importantes para demostrar el valor que ofrece tanto a los países como a las compañías el segmento de consumidores LGTB” (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), sostiene Paul Thompson, fundador de LGTB Capital. Según el estudio de la consultora, el poder de compra total (no sólo en turismo) de una población gay estimada en 450 millones de personas a escala global superaría los 3,7 billones de dólares al año.

“El consumidor LGTB no sólo tiene un poder adquisitivo significativo, sino que se entiende generalmente que, debido a que sus viajes son más frecuentes y más largos, su impacto en el sector turístico es aún mayor por su gasto”, apunta Thompson. Según estimaciones que cita Bloomberg, el turista homosexual realizaría un gasto en torno a un 30% superior a la media. “El impacto financiero que ofrece el mercado LGTB puede dar argumentos a los países y a las empresas para ser más inclusivos”.

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