Marta García Larriu. Foto: Another Way Film Festival

Con una programación variada, tanto en temática como en formato, desde ensayos poéticos y visualmente atractivos, hasta documentales sensibles y delicados, sin abandonar el objetivo de crear conciencia e invitar a la acción a través de las imágenes, llega la 8ª Edición del «Another Way Film Festival», el certamen de referencia sobre progreso sostenible que se celebrará en diversas sedes presenciales de Madrid del 5 al 11 de octubre, y online en Another Plataforma y en Filmin. Proyecciones acompañadas de coloquios con expertos ambientales, del mundo de la ciencia o las grandes organizaciones «para configurar una ciudadanía informada y educada en valores que cambie el mundo». Con actividades dirigidas a todos los públicos que proporcionen las herramientas necesarias «para ser parte activa del cambio que estamos viviendo». Esta es la filosofía del festival y de su creadora y directora, Marta García Larriu.

¿Cuándo sintió la necesidad de hacer algo diferente por el planeta?

Soy cieneasta. Llevo más de 15 años produciendo audiovisuales. Y fue en Argentina, viendo un festival. Me di cuenta del poder que tienen las imágenes. Y en paralelo, cuando volvi a vivir a España -llevaba doce años fuera- me fui a la playa donde veraneo toda la vida con mis sobrinas. Y recuerdo que les dije: ¡vamos al espigón a por cangrejos!. Y llego, y me doy cuenta de que no hay. Y dije: bueno, ¡pues vamos a recoger conchas para hacer un collar!. Y tampoco hay. De esto hace nueve años. De repente me di cuenta de que está ocurriendo en mi jardín. Esta nebulosa de información de cambio climático, de cosas que están pasando, acidificación de los oceános y demás, que hace nueve años no era lo que es ahora. Ahí sentí la necesidad de hacer algo desde mi lugar. Lo hago desde mi conocimiento, desde mi saber y en lo que yo creo que puede aportar y sumar. Entonces, la verdad que sea crea con ingenuidad e ilusión, porque arrancamos muy pequeñitos, y el festival ha ido eclosionando a base del interés del público y de los cineastas interesados en crear este tipo de contenidos. Creo que la temática ha ido siendo cada vez más relevante y de interés en el panorama creativo y artístico audiovisual.

¿Qué propuestas plantea esta edición?

Creo que de las más originales y que realmente nos aportan una visión inusual de lo que estamos hablando es «Lagunaria», de Giovanni Pellegrini, en la Sección Oficial. Es la película de clausura italiana que nos habla de la cuna de Europa, Italia, en este caso de Venecia concretamente, cómo está viéndose bajo el mar y cómo están decidiendo vivir eso los ciudadanos de esa ciudad y los turistas que van allí. Nos pone un poco frente a esa no acción que se está tomando en algunos casos. Y a mi me choca que ya no son países en desarrollo, ya no son países del sudeste asiático que no conocemos o África… ¡ya es Europa!. A mi la película me dejó helada y la verdad es que fue una reflexión poética muy interesante.

Y otra que ha llamado la atención mucho es la película «Ascensión», en la Sección Impacto, de la directora Jessica Kingdon, que recorre la sociedad china, desde los estratos sociales más humildes hasta las clases más pudientes que llegan a un hedonismo, casi ridículo, con esas excentricidades asiáticas además y nos muestra hacia dónde está yendo este gigante, este jugador con un rol enorme en la nueva economía y en el nuevo mundo. Y hace que nos cuestionemos si realmente va a cambiar algo o no, y lo que ha supuesto esta proyección de la vida en el resto del mundo. Unas imágenes completamente impactantes. Una apuesta muy arriesgada. Vamos, un peliculón.

«Lagunaria», de Giovanni Pellegrini. Foto: Another Way Film Festival

Regresa la Sección de Cortometrajes «Rueda por el Cambio» y también recuperan la Sección Internacional con cortometrajes del mundo entero arriesgados y vanguardistas, desde Perú, hasta Ucrania, pasando por Kenia e Italia…

Sí, es una cuidada selección de 9 cortometrajes nacionales que hablan desde diversas perspectivas del progreso sostenible: la tecnología, los mares y la pesca, el reciclaje de materiales, los territorios abandonados, etc. Cineastas de renombre y con varios galardones a sus espaldas, cortometrajes que han pasado por los Goya o Festivales como el Documenta Madrid. Desde Another Way nos proponemos recuperarlos y exhibirlos de nuevo en un marco donde el enfoque es el compromiso con el medioambiente.

Hay uno en particular, «Terra Cene», dirigido por Nono Ayuso y Rodrigo Inada, que es una visión utópica, con la integración de la tecnología, de lo que podríamos ser a través de la voz y poesía de una mujer joven en el futuro. Pero también muy original en su propuesta. En 7 minutos nos emociona completamente.

La Sección «Producido en Verde» es una sección original. De hecho, creo que pionera en el mundo, porque no creo que haya un festival que haga una sección de películas producidas de manera más sostenible

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Cuentan con una Matinée Infantil

Siempre queremos ofrecer actividades a los más pequeños. De hecho ofrecemos dos: un taller de niños y esta película «La familia Bigfoot», producción belga, dirigida por Jeremy Degruson, Ben Stassen que nos habla de la coexistencia entre la naturaleza y el ser humano. Pero es una película muy entrañable y accesible.

¿Qué aporta «Producido en Verde», otra sección clave del festival?

La Sección «Producido en Verde» es una sección original. De hecho, creo que pionera en el mundo porque no creo que haya un festival que haga una sección de películas producidas de manera más sostenible. Es decir, son películas que, en su proceso de producción, han reducido su impacto ambiental tomando medidas. En dos de los casos han medido fuel, han compensado en proyectos de regeneración. Entonces, aunque nos suenen, y ya las hemos visto, como «In the heights», aquí la resaltamos para poder hablar antes de la peli sobre esas medidas y poner las gafas verdes al público. Y decir: mira, la industria del cine se está sumando a la sostenibilidad. Desde su lugar está intentando reducir su impacto, medirlo y compensarlo. Por eso destacamos estas películas.

Ahora, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), en las ayudas del Ministerio de Cultura, exige que los largometrajes tienen que cumplir un plan de sostenibilidad

¿Es un cine reflexivo, activista…?

Es un cine reflexivo a la par que activista. Se trata de entender sin tapujos las causas y consecuencias de la crisis climática. El festival en este caso es un espacio seguro de conversación y diálogo entre el público y expertos ambientales que traemos para después de las películas. Las conversaciones solemos hacer que giren en torno a qué tiene que ver esto con Madrid, qué tiene que ver esto con nosotros. Entonces, aunque algunos cineastas nos van a acompañar, traemos expertos ambientales para ahondar en las temáticas. Y luego, a través de las actividades, aportamos herramientas prácticas para este cambio social tan importante que tenemos que hacer.

En colaboración con Greenpeace, ellos crean un espacio en el que reúnen al público con escritores e ilustradores para dialogar y conversar entre todos sobre el futuro posible y positivo. Entonces, a partir de ahí, los artistas invitados escribirán un pequeño ensayo, bien harán una ilustración que luego se compartirá a través de Greenpeace.

«Ascensión», de Jessica Kingdon Foto: Another Way Film Festival

Luego tenemos una formación para cineastas, para que aprendan a producir de manera sostenible. Ahora, el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), en las ayudas del Ministerio de Cultura, exige que los largometrajes tienen que cumplir un plan de sostenibilidad. Eso significa haber hecho un estudio de proyecto en cuanto a sus impactos directos e indirectos, hacer una propuesta para mitigarlos. Esa es la parte obligatoria. Y de forma voluntaria puedes medir tu huella de carbono, y a partir de esa medición, sabiendo que has consumido X toneladas, pues puedes invertir y compensar en proyectos de regeneración territorial. Estos son criterios que han aparecido a nivel nacional, regional y municipal. Las ayudas del Ayuntamiento de Madrid también tienen esta obligación desde hace dos años.

Es muy rico mezclarse con emprendedores y proyectos, tanto públicos como privados, que están proponiendo un modo de vida alternativo

Y luego, incluso en la organización de festivales, también se nos exige organizar los festivales de manera más sostenible. Es decir, aquí ha habido una presión desde Europa con los fondos de resiliencia para volver del COVID, pero de una forma más sostenible. Entonces, en muchísimas actividades, no sólo en la industria del cine, se han condicionado las ayudas a un compromiso de menor impacto y mayor sostenibilidad.

Y finalmente, también visitaremos un huerto, ya que no hay mejor manera de conectarse con la Tierra que tocarla (ríe), plantar semillas, desbrozar árboles…

¿Con qué espíritu aguardan al futuro?

Desde el equipo mantenemos un espíritu de curiosidad porque hay una fe ciega en que la Humanidad sabrá hacer lo que tiene que hacer. Hay muchísimas vías abiertas, muchísimas iniciativas que se están haciendo y las películas nos lo demuestran. A la vez que denuncian suelen concluir con propuestas. Entonces es muy rico mezclarse con emprendedores y proyectos, tanto públicos como privados, que están proponiendo un modo de vida alternativo. Y la verdad es que aunque, a veces, nos entra ecoansiedad de todo lo que sabemos, también nos alivia ver la afluencia de gente y el acercamiento. En los últimos ocho años hemos ido casi duplicando la participación. Todo esto nos alienta, dentro de que es un tema delicado y que nos va a ir afectando como sociedad y como raza cada vez más. Ser conscientes no enseña a prepararnos, a entender qué es lo que está ocurriendo y qué podemos hacer. La información es poder. Entonces, creo que estar informados desde una fuente fidedigna, contrastada por científicos, expertos ambientales, sin agenda política necesariamente, es mucho más enriquecedor. Al menos es a lo que aspiramos.

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