Nuclenor reactiva las inversiones necesarias para cumplir con las exigencias del Consejo de Seguridad Nuclear para dar el visto bueno a la reactivación de la planta burgalesa. El CSN avanza también en el proceso de reapertura aprobando nuevos requisitos técnicos en los que se contempla su funcionamiento hasta los 60 años.

Los dueños de la central nuclear de Garoña vuelven a apostar claramente por su reapertura. Tras varios meses de impasse en que Nuclenor -la empresa titular de la central y participada a partes iguales por Endesa e Iberdrola- venía postergando su decisión sobre si acometer las inversiones necesarias para avanzar en la reactivación de la planta, ahora la compañía ha ejecutado al menos parte de esas inversiones con el objetivo de conseguir la autorización preceptiva.

Nuclenor ha impulsado en las últimas semanas trabajos en la planta para cumplir los requisitos que se reclama el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para emitir un informe favorable a la reactivación que resulta preceptivo para que el Ministerio de Industria estudie la autorización de la renovación de la licencia de explotación de Garoña. En las últimas semanas incluso técnicos del fabricante General Electric Hitachi han estado inspeccionando la vasija del reactor para inspeccionar las penetraciones de la instalación en busca de microfisuras, como ya adelantó el Diario de Burgos.

Según fuentes del mercado conocedoras del proceso consultadas por SABEMOS, los planes de Nuclenor pasarían por conseguir el informe favorable del CSN este mismo año habiendo ejecutado sólo parte de los trabajos necesarios para la reapertura y con el compromiso de completarlos en 2016 ya con el visto bueno del supervisor en la mano. SABEMOS ha tratado de manera insistente, pero sin éxito, durante las últimas semanas recabar la versión de Nuclenor al respecto.

Parón por la incertidumbre política

Nuclenor presentó en mayo del año pasado ante el Ministerio de Industria su solicitud para reabrir la central y ampliar su vida útil hasta 2031, cuando cumplirá los 60 años desde su construcción. El CSN exige inversiones millonarias previas a dar el visto bueno a la reapertura y la compañía ha estado frenando durante meses la decisión sobre si realizar las reformas que le reclama el regulador.

¿Por qué este parón? Pues por razones técnicas, económicas… y también políticas. Y es que desde la compañía controlada por Endesa e Iberdrola no se ocultaba hasta ahora Nuclenor no quería tomar una decisión por las dudas sobre el escenario que se abrirá tras las elecciones del 20-D. Y es que tras el eventual visto bueno del CSN a la renovación de la licencia de explotación, la autorización definitiva la debe dar el Gobierno. Y previsiblemente no será el actual Ejecutivo el que pueda otorgarla, sino el que salga de los comicios de diciembre.

El Partido Popular apoya la reapertura de Garoña, pero PSOE recoge explícitamente en su borrador de programa electoral el cierre inmediato de la central burgalesa, Podemos también reclama su clausura definitiva y Ciudadanos apoya no alargar la vida útil de las centrales españolas más allá de los 40 años, así que… el escenario se complica. Iberdrola y Endesa podrían encontrarse con que, tras ejecutar inversiones millonarias, el próximo Gobierno no permite la reapertura. Aún así Nuclenor ahora ha decidido reactivar parte de las inversiones.

Primero, las inversiones… ¿pero no todas?

La Dirección Técnica de Seguridad Nuclear del CSN remitió el pasado abril una carta a Nuclenor en la que le exigía realizar multitud de mejoras de seguridad como condición previa a que el supervisor elabore el informe obligatorio sobre la posible reapertura de la planta, según confirman a SABEMOS fuentes conocedoras del expediente. Los técnicos del Consejo obligaban así a los dueños de Garoña a realizar inversiones millonarias para poder evaluar sus resultados como parte de la inspección que desarrollan para avalar la seguridad de la central en caso de que vuelva a funcionar y prolongue su vida útil hasta 2031.

Nuclenor ya reconoció hace tiempo que la reapertura exigiría probablemente inversiones en reformas y mejoras que podrían situarse en el entorno de los 100 millones de euros. Parte de esas inversiones ya se habían realizado en los últimos dos años, pero ahora se han impulsado en los dos últimos meses los trabajos necesarios más importantes con el objetivo de cumplir aunque sea parcialmente los requisitos del CSN y conseguir su informe favorable lo antes posible.

Los técnicos del CSN aclararon a Nuclenor que parte de esas mejoras se han de realizar con anterioridad a la realización de su informe de evaluación. Sin esas inversiones por parte de Nuclenor, no hay informe de los técnicos del CSN; sin ese estudio de los técnicos, el consejo del CSN no puede dar el visto bueno a la renovación de la licencia de explotación de la central; y si el CSN no emite un dictamen favorable, el Gobierno –a través del Ministerio de Industria- no puede aprobar la autorización de reapertura y de prolongación de la vida útil.

Pero ahora, según fuentes del mercado, Nuclenor trataría de convencer al CSN de que aprobara su informe favorable a la renovación de licencia sin haber completado todas las reformas necesarias, sino sólo las más importantes. La aprobación de ese informe podría producirse incluso ya este diciembre. Y la compañía se comprometería a continuar con los trabajos a lo largo del próximo año.

Nuclenor cerró en diciembre de 2012 de manera unilateral, y sin permiso, la planta como medida de presión al Gobierno en el tira y afloja sobre los términos de la reforma eléctrica y para evitar el pago de los nuevos impuestos nucleares que entraban en vigor el 1 de enero de 2013. Desde entonces, el Gobierno del PP ha acometido varias reformas legislativas a medida para hacer posible la reapertura, e incluso para hacer posible siquiera que Nuclenor pudiera presentar la solicitud de renovación. La incertidumbre sobre el escenario político que se abrirá tras el 20-D venía hasta ahora frenando las ganas de Iberdrola y Endesa de continuar con el proceso. Pero ahora se lo han pensado mejor.

El CSN también avanza en el proceso de reapertura

 

Mientras que Iberdrola y Endesa se deciden a relanzar los trabajos en Garoña, el propio Consejo de Seguridad Nuclear también avanza en el proceso para la reapertura. El pleno del supervisor de la seguridad nuclear aprobó el pasado 4 de noviembre nuevas especificaciones técnicas de funcionamiento de la vasija de la central de Garoña, actualizando las curvas de presión-temperatura de la instalación, como parte de los trabajos de cara a la autorización de renovación de licencia de explotación por parte de Nuclenor.

Según reconoce el CSN, los cálculos de esas nuevas curvas de presión-temperatura de la vasija del reactor de Garoña se han realizado para diferentes escenarios, en los que se contempla que la planta está en funcionamiento durante 40 años (que ya los ha superado), 50 años o incluso 60 años. Nuclenor ha solicitado ampliar la vida útil de Garoña hasta que cumpla justo las seis décadas desde su puesta en funcionamiento.

Gresca en el pleno del CSN por Garoña

El pleno del CSN aprobó en su reunión del 4 de noviembre la revisión de esas especificaciones técnicas para Garoña. Y lo aprobó con cuatro votos a favor y uno en contra, el de la exministra Cristina Narbona, que ha vuelto a emitir un voto particular para explicar su posición contraria a continuar con el proceso de renovación de la licencia de Garoña sin un debate técnico previo sobre la materia.

Y es que Narbona denuncia que el CSN está cursando como una solicitud habitual la de Nuclenor para reabrir Garoña, cuando se trata de la primera vez en la historia que las eléctricas piden en España una renovación de licencia por más de 10 años (en este caso por 17 años) y cuando es la primera vez en que una compañía reclama mantener abierta una central más allá de los 40 años (en concreto, hasta los 60). Y todo ello se está haciendo sin un debate técnico y jurídico previo acerca del asunto, lo que, según la exministra, no favorece en nada a garantizar la seguridad nuclear en el país.

La posición discrepante de Narbona es motivo para una nueva gresca en el seno del pleno del CSN. Y es que el presidente del organismo, Fernando Marti, y el consejero Fernando Castelló también han emitido sendos votos aclaratorios para responder al voto particular de la exministra socialista y para afear su actitud de airear sus discrepancias. Tanto Marti como Castelló subrayan que la aprobación de la revisión de especificaciones técnicas de Garoña es un paso normal al que obliga el proceso de estudio de renovación de la licencia de la central, y que esas nuevas especificaciones en todo caso no se aplicarán hasta que la planta burgalesa disponga de la autorización para la reanudación de su actividad.

Presidente y consejero aprovechan para criticar a Narbona por airear sus posiciones contrarias a las del resto de miembros del pleno. “La reiteración de argumentos, opiniones y juicios de valor no introduce elemento novedoso alguno desde el punto de vista de la seguridad nuclear”, sostiene Marti en su escrito. “Considero que dicha reiteración sí menoscaba la credibilidad de este organismo regulador, cuya misión no es otra que garantizar la seguridad nuclear”.

Por su parte, Castelló habla de la “previa disposición” de Narbona a emitir votos contrarios a la posición de la mayoría y dice que la “reiteración de argumentos” de la exministra sobre Garoña “pueden confundir a la opinión pública y menoscabar la credibilidad del regulador nuclear” sobre el proceso que, según el consejero, se está realizando con rigor técnico.

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