La transformación tecnológica que trae consigo el big data o el internet de las cosas afecta a todos los sectores. Todos son todos. Desde la alta innovación a los más tradicionales. Así, el sector del vino explora nuevos caminos gracias a la recopilación de datos que ayuda a crear mejores caldos para suerte de quienes lo beben.

España es el país con mayor extensión de terreno dedicado al cultivo de la vid del mundo, con cerca de un millón de hectáreas de viñedo según datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) en 2014. Una industria que facturó, solo en exportaciones durante el año 2013, 2.600 millones de euros en nuestro país.

Pese al buen estado económico del negocio, muchos productores tienen que lidiar, todavía, con un obstáculo: conocer cuál es el momento idóneo para cosechar la uva. Un desafío cuya principal dificultad radica en que hasta ahora, determinar el estado óptimo de madurez del fruto ha sido un proceso subjetivo en el que una o varias personas se encargaban de definir el estado idóneo a través de analíticas de laboratorio, la experiencia, la previsión climática y la comparación con cosechas anteriores.

Pero todo esto queda atrás. La tecnología se abre paso y gracias, por ejemplo, al big data, el productor tiene la posibilidad de controlar su cosecha a través de la colección, el análisis predictivo, la clasificación y la búsqueda de patrones en grandes cantidades de datos.

Ejemplos de cambio

Ante esa situación surgen empresas que se implican en estos procesos de innovación para mejorar el resultado de los productores. Un ejemplo es del Bynse, la primera plataforma desarrollada con tecnología big data que permite controlar el estado actual y las necesidades futuras de los viñedos.

Esta solución solución facilita, a partir de datos desestructurados, la simplificación de procesos y la generación de una información que resulta valiosa para la toma de decisiones agronómicas, tras el análisis de datos recogidos a través de los equipos de medición de las condiciones microclimáticas, mapas de suelos, análisis foliares, modelos de desarrollo fenológico y predicciones personalizadas de riesgos de enfermedades, desarrollo, producción y madurez.

Adiós a la intuición. Nada queda al azar. Todo lo que se procesa se transforma en una información que se recoge en las herramientas Bynse y facilita la trazabilidad y el control para mejorar la toma de decisiones en base a información real que mejore la rentabilidad.

El consejero delegado de Bynse, Gonzalo Martín, explica que “el big data es el presente y futuro para la gestión eficiente de los viñedos, permite aumentar la producción con la utilización de un menor número de recursos, colaborando con la sostenibilidad de la explotación y reduciendo costes”.

Y es que este es otro de los puntos más importante. La introducción del big data puede suponer un ahorro de costes sin precedente. Esto conlleva a una profesionalización, aún mayor, de un sector que en España es vital pero que debe seguir ganando peso y competitividad.

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