Susana Díaz, Rubalcaba, Bono o Valenciano expresaron públicamente su total confianza en los expresidentes andaluces, imputados ayer por el Tribunal Supremo.

Las manos en el fuego empiezan a abrasarse. Numerosos dirigentes y exdirigentes del PSOE mostraron durante años su convencimiento de que Manuel Chaves y José Antonio Griñán no tenían nada que ver con el escándalo de los ERE, por el que ayer fueron imputados en el Tribunal Supremo. El juez considera que hay indicios de que los expresidentes de la Junta de Andalucía prevaricaron al permitir el «claramente ilegal» sistema de ayudas públicas que llegó a manejar cientos de miles de euros.

«Pongo las dos manos en el fuego por Chaves y Griñán», declaraba el pasado mes de enero José Bono, exministro de Defensa y expresidente de las Cortes. Bono, para muchos uno de los muñidores de los acuerdos postelectorales de su partido con Podemos, aseguraba no tener dudas sobre la inocencia de sus compañeros, que ya han dejado el acta parlamentaria pero que conservan la militancia socialista. «Les conozco, sé cómo viven, cómo son y no hay que buscarles antecedentes en Andorra», enfatizó el también expresidente de Castilla-La Mancha cuando Chaves y Griñán ya estaban siendo investigados por el Alto Tribunal.

Un poco antes se había expresado en términos parecidos Micaela Navarro, presidenta del PSOE. Navarro ocupa ese puesto desde el verano de 2014, cuando tomó el relevo precisamente de Griñán, que a su vez había sucedido a Chaves. La mandataria andaluza aseveró en una conferencia en Sevilla que tenía en ambos «exactamente la misma confianza que en la justicia» y no dudó en usar la misma frase hecha que Bono para escenificarlo: también ella ponía «la mano en el fuego».

Susana Díaz, cuya investidura en Andalucía se puso muy complicada por la investigación a sus predecesores, es otra de las que sale malparada al revisar la hemeroteca. «Defiendo, porque creo en ella, la decencia y honestidad de quienes han trabajado al frente de la Junta de Andalucía» señaló en agosto del año pasado, cuando ya el caso había llegado al Supremo. Díaz dijo confiar plenamente en Chaves y Griñán y pidió agilidad en el proceso para evitar «el juicio mediático permanente» y que «los que de verdad se han llevado el dinero lo paguen». También aseguró no compartir «la tesis de la jueza» Alaya, instructora de los ERE en Andalucía.

La lista de manos abrasadas por la imputación se completa con los exnúmero uno y exnúmero dos del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano. El primero, retirado de la política tras las elecciones europeas de 2014, fue muy contundente al defender a Chaves cuando los indicios de corrupción en Andalucía comenzaban a hacerse evidentes. «Lo conozco desde hace años y, por eso, tengo la absoluta convicción de que es honorable», indicó sobre el que por entonces era aún compañero en el Consejo de Ministros de Zapatero. Sobre Griñán, aseguró que nunca sería imputado.

Valenciano, por su parte, reaccionó al momento de ser imputada la exministra y exconsejera andaluza Magdalena Álvarez, cuya inocencia defendió de manera indubitada. Algo que hizo extensivo a un Griñán que hasta entonces se había librado de la imputación, cosa que la exvicesecretaria general del PSOE no temía que ocurriera. «Desde luego, pongo la mano en el fuego por el señor Griñán», proclamó. 

Más prudente se mostró Pedro Sánchez, actual líder de los socialistas y candidato a La Moncloa. «Yo pongo la mano en el fuego por la presunción de inocencia de todas las personas que puedan estar implicadas en investigaciones judiciales» dijo en noviembre de 2014 al ser directamente interpelado por la cuestión. Sí garantizó que tomaría medidas contra ambos en caso de una imputación: «Siempre vamos a ser implacables contra cualquier caso de corrupción que haya. Tiempo habrá de tomar decisiones políticas, si es que viene al caso(…). El PSOE tomará sus decisiones políticas que ustedes saben, porque nos hemos caracterizado por ello, que son contundentes». De momento, Chaves y Griñán han renunciado a sus escaños voluntariamente pero conservan el carné del PSOE.

Precisamente esa tibieza de Sánchez llevó al expresidente del Gobierno, Felipe González, a reclamar hace solo unas semanas «coraje» al PSOE para defender a los expresidentes andaluces. «Imaginemos que Chaves o Griñán se han equivocado. Imaginemos, cosa que no creo que sea verdad, pero eso da igual, pero bueno todo el mundo es consciente de que no se han enriquecido (…) Todo el mundo que les conoce. Porque el resto de los ciudadanos piensa que son tan golfos como los que se han llevado millones de euros fuera del país», argumentó González en su exposición.

Foto: alfonso.saborido en Flickr

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