Miriam de 16 años en un campo de desplazados internos en Borno (Nigeria). Foto: Yvonne Etinosa/Save the Children
 

La pandemia, la emergencia climática, los nuevos conflictos armados y los que se perpetúan en el tiempo y la peor crisis alimentaria mundial en décadas, amenazan los progresos efectuados para acabar con el matrimonio infantil. La situación es tan grave que se prevé que aumente a 10 millones más el número de niñas que contraigan matrimonio para 2030, lo que supondrá el primer crecimiento de las tasas mundiales en más de dos décadas. 

Las niñas que viven en Asia oriental y meridional, Pacífico, América Latina y el Caribe son las que corren el mayor riesgo de contraer matrimonio infantil por los conflictos que existen, según un nuevo análisis de Save the Children. Es en África Occidental y Central donde se encuentran las tasas más altas de matrimonio infantil en el mundo. La ONG avisa de que las niñas que viven en zonas de conflictos bélicos tienen un 20% más de probabilidades de casarse que las que no viven en zonas de guerra.

La investigación también revela que casi 90 millones de niñas -1 de cada 5 en todo el mundo- viven en una zona de conflicto, lo que tiene un impacto devastador en su salud, bienestar y oportunidades futuras. 

Nigeria, caso paradigmático

Aunque las leyes prohíben el matrimonio infantil en el país, este registra una de las tasas más altas del mundo. Miriam, de 16 años, y su familia se vieron obligadas a huir de su pueblo en el estado de Borno para escapar de los grupos armados. Ahora viven en un campamento de desplazados internos: «Me casaron contra mi voluntad. No fue mi elección. Hace cuatro meses que dejé la escuela. Durante este tiempo, la vida no ha sido fácil para mí. Estudié un poco, pero he olvidado todo lo que he aprendido».

Si bien los esfuerzos para abordar el matrimonio infantil suelen centrarse en su prevención, se presta poca atención a las necesidades y experiencias de las niñas ya casadas. El informe anual de Save the Children, Global Girlhood Report: Girls on the frontline, recoge las voces de 139 niñas casadas, viudas y divorciadas, incluyendo las opiniones de las niñas desplazadas por el conflicto en la región de Kurdistán de Irak y en Sudán del Sur.  

Algunas fueron secuestradas y obligadas a contraer matrimonio, otras cedieron a la presión familiar o se casaron tras un embarazo no planificado. Algunas niñas de Kurdistán contaron que los sentimientos de aislamiento y la perspectiva de un futuro sombrío influyeron en su decisión de casarse. Todas las niñas describieron la exposición a la violencia y a las normas patriarcales -incluidos los valores que dan a los hombres y a los niños el poder sobre las mujeres y las niñas, lo que conduce a la desigualdad de género- como factores que limitan su futuro. 

No se cumple el plazo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible

El informe también examina los progresos realizados para poner fin al matrimonio infantil desde que se declaró por primera vez el Día Internacional de la Niña en 2012, hace justo una década. Se estima que entre 2008 y 2018 se evitaron 25 millones de matrimonios infantiles en todo el mundo, pero se está muy lejos de cumplir el plazo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de poner fin al matrimonio infantil para 2030. 

Inger Ashing, directora de Save the Children International, explica que “los conflictos armados tienen un impacto devastador en las familias, que se ven obligadas a huir de sus hogares, escuelas y trabajos para trasladarse a campamentos temporales, que a menudo están hacinados, con pocos servicios, pocas opciones para ganar dinero y casi ninguna protección contra la violencia. Aunque la infancia se lleva la peor parte en cualquier guerra, sabemos que las niñas son objeto de actos brutales de violencia por su género, en todos los conflictos”.

Llamamiento a la comunidad internacional

Save the Children ha pedido a la comunidad internacional que aumente la financiación y los esfuerzos para hacer frente a la violencia de género contra las niñas; que invierta en iniciativas para acabar con el matrimonio infantil; y que apoye y financie a los movimientos liderados por niñas que luchan contra el matrimonio infantil. 

La organización también ha demandado que se desarrollen y financien planes de acción nacionales para acabar con el matrimonio infantil y otras formas de violencia de género; que se desarrollen investigaciones para entender mejor cómo evitar que las «cuatro C» -COVID, conflicto, cambio climático y el aumento del coste de la vida- reviertan los avances para acabar con el matrimonio infantil; y que se garantice el cumplimiento de las promesas hechas a las niñas en las propias leyes y en los acuerdos mundiales, como la Convención sobre los Derechos del Niño, los ODS y el Plan de Aceleración Mundial de la Igualdad Generacional.

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