Greenpeace sigue con preocupación las consecuencias de la DANA que está asolando una parte importante del territorio y lamenta profundamente la pérdida de vidas así como los terribles daños que está causando. Ante esta catástrofe, la prioridad, dicen: «Debe seguir siendo salvar vidas». En la confusión generada por este fenómeno meteorológico extremo, la organización medioambiental denuncia la difusión de bulos que entorpecen tanto las labores de rescate y ayuda como las soluciones que se deben poner en marcha para reducir el riesgo y los impactos de estos eventos. Por ello, su equipo de expertos y expertas desmonta algunas de las noticias falsas que han surgido estos días, con la vocación de contribuir a la «generación de información real y verificada como servicio público a la población en estos momentos de crisis y dolor».
Bulo 1. Este tipo de fenómeno meteorológico ha ocurrido siempre, no es nada nuevo ni tiene que ver con el cambio climático
Los eventos meteorológicos extremos son parte del clima. El cambio climático no crea fenómenos meteorológicos nuevos sino que los agrava en zonas donde ya se daban, o incluso se pueden dar en zonas donde hasta ahora eran inexistentes. Según el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU), los fenómenos meteorológicos extremos van a agravarse con cada aumento progresivo de la temperatura media global.
Las mayores repercusiones del cambio climático sobre los fenómenos meteorológicos extremos se explican porque los gases de efecto invernadero provocan que las capas más bajas de la atmósfera «se calienten y acumulen más humedad, lo que aumenta el riesgo de que tanto las lluvias extremas como las olas de calor se hagan más intensas». La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera es la mayor en la historia de la humanidad, debido a las emisiones crecientes por la quema de combustibles fósiles fundamentalmente.
En el caso de España, las proyecciones indican que las lluvias serán más escasas y se concentrarán en eventos de altas precipitaciones
Bulo 2. Las inundaciones han ocurrido por la destrucción de presas, embalses y azudes
Uno de los bulos que más ha proliferado estos días en redes sociales tiene que ver con la presunta demolición de presas y pantanos. No es nuevo. Es una información errónea que surge desde que se hizo más patente la sequía en nuestro territorio. «La realidad es que no se están destruyendo presas ni embalses. El Ministerio para la Transición Ecológica elimina barreras (pequeños azudes y represas, nunca grandes embalses) que están obsoletas y no cumplen su propósito, llegando a suponer incluso problemas de seguridad», explican desde Greenpeace.
Esta medida deriva de la Estrategia de la Unión Europea sobre Biodiversidad, que persigue recuperar el buen estado de los ríos y los ecosistemas asociados. Los ríos son un sistema vivo, y mantener su morfología y calidad ambiental es fundamental para, entre otros beneficios, mitigar el impacto de las inundaciones al reducir la velocidad del agua en cauces, las crecidas y los aportes de sedimentos.
Según Greenpeace, «es importante señalar que España cuenta con el suficiente número de embalses y que estos juegan un papel crucial para reducir los impactos negativos de las inundaciones, ya que actúan como reservas temporales que retienen grandes volúmenes de agua durante los periodos de precipitaciones intensas, contribuyendo a disminuir el riesgo de desbordamiento de los caudales de agua». Pero consideran que no son una solución “mágica” a los eventos meteorológicos extremos agravados por el cambio climático. «Si no se aborda una ambiciosa reducción de emisiones de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático ni una planificación sostenible e integral de cuencas hidrográficas, los daños materiales y humanos continuarán», advierte.
Bulo 3. Es necesario talar más árboles porque así el agua se desplazaría hacia otros lugares
Las masas forestales son una parte fundamental del ciclo hidrológico, facilitando la filtración y absorción de agua por los suelos, disminuyendo así el agua e intensidad de escorrentía que fluye por la superficie. También consolidan los terrenos haciéndolos más estables. Por tanto, afirma Greenpeace: «Talar árboles sólo deja un terreno con un suelo expuesto y erosionado por el que el agua puede discurrir con mayor velocidad, aumentando el riesgo de inundaciones y de desprendimientos y corrimientos». Y abunda la organización en que la gestión forestal «es clave para reducir estos riesgos y para asegurar que no haya ejemplares débiles e incluso muertos que son arrastrados por la fuerza del agua agravando la intensidad del impacto».
Bulo 4. Los combustibles fósiles son más necesarios que nunca para proveer de energía a los hogares
Los combustibles fósiles son los principales responsables del cambio climático y, tras 28 conferencias de las partes del Convenio de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, al fin en la COP28 en 2023 se acordó pedir a todos los países que acometan una transición para dejar atrás los combustibles fósiles. «Aunque estos combustibles todavía son la principal fuente de energía de la humanidad, la transición ya está en marcha, sólo que aún no a la velocidad necesaria. Prueba de ello es que, en España, más de la mitad de la electricidad que utilizamos actualmente se produce con energías renovables, algo impensable hace pocos años», explican desde la organización, al tiempo que recuerdan que «Greenpeace ha demostrado que se puden satisfacer todas las necesidades energéticas de la sociedad (incluidas las de los hogares) utilizando exclusivamente energías renovables, transitando hacia un sistema energético eficiente, inteligente y 100% renovable. Esto es viable técnicamente y con mucho menor coste que continuar con el sistema fósil actual. También la Agencia Internacional de la Energía considera factible y necesario un escenario de emisiones netas cero, con una drástica reducción del uso de combustibles fósiles».
Bulo 5. Con estas lluvias se acaba la sequía.
Cuando hay precipitaciones intensas en poco tiempo, el suelo no puede filtrar tanta agua y, además, los suelos afectados por sequía pierden la capacidad de infiltrar el agua, como si estuvieran impermeabilizados (hidrofobia), generando arrastres de suelo fértil (escorrentía). Las lluvias que alivian y reponen las reservas de agua tanto naturales como artificiales son las que caen de forma moderada y extendida en el tiempo.
Bulo 6. La DANA es un ataque meteorológico HAARP o la DANA es un ataque meteorológico de Marruecos.
Para dar respuesta a este bulo, habría que buscar la evidencia científica en cualquiera de los cinco anteriores. De modo que, ante los impactos del cambio climático, argumentan desde Greenpeace, «no se pude dejar que los bulos y la desinformación impidan que se tomen las medidas necesarias. La comunidad científica lleva tiempo alertando de que el cambio climático provocará que los eventos meteorológicos extremos (inundaciones, lluvias torrenciales, olas de calor…) sean cada vez más severos. «Concretamente, España es uno de los países que más notará estos efectos». Por ello, Greenpeace exige que se tomen medidas urgentes «para abandonar los combustibles fósiles, responsables principales de las emisiones que causan la crisis climática. Y, ante los impactos que ya son patentes, es urgente adaptar los municipios para reducir los efectos de estos eventos sobre la población. Y advierten de que «el negacionismo, los bulos y la ausencia de medidas para frenar, mitigar y adaptarnos al cambio climático pueden costar vidas».