Zancos de ala negra en las marismas del Parque Nacional de Doñana. Foto: Fundación BBVA

Los resultados del estudio sobre “Valores, actitudes y conducta medioambiental de los españoles” revelan que la cultura medioambiental ha arraigado en el conjunto de la sociedad, tanto en extensión -abarcando una amplia serie de cuestiones-, como en profundidad -detectándose coherencia entre las distintas áreas de preocupación y, más débilmente, entre valores y conducta-, les interesa y preocupa todo lo relativo al medio ambiente, conocen conceptos esenciales aportados por la ciencia y, sobre esa base, han integrado valores que además han ido trasladando a determinadas facetas de la conducta  individual. Y esto ocurre de forma amplia, profunda y transversal, independientemente del sexo, edad, formación y ubicación ideológica, e incluso a propósito de cuestiones como el cambio climático que en un pasado reciente generaron controversia fuera del ámbito científico.

Otra conclusión es que la conciencia y preocupación medioambiental no se ciñe al ámbito local, sino que se extiende a escala global, como lo evidencia la atención e importancia atribuida al cambio climático. Sin perjuicio de esto, el estudio muestra que la traslación del conocimiento y los valores presenta algunos casos de elevada resistencia en el plano de la conducta, como es el caso del uso del vehículo privado.

La ciudadanía manifiesta una profunda preocupación por la degradación del medio ambiente, considera que la situación es grave  y considera que existe un desajuste entre el reto a resolver y las medidas que, hasta la fecha, se han puesto en marcha para atajarlo. Sin embargo, no cae en el pesimismo que podría llevar a la inacción: una mayoría –el 55%– considera que si bien el cambio climático  es irreversible, algunos de sus efectos sí pueden paliarse mediante la suma de conductas individuales y políticas públicas y un  39% cree incluso que todavía se está a tiempo de revertirlo.

Para afrontar el reto del cambio climático, que la mayoría percibe como más grave que el coronavirus, se reclaman grandes acuerdos internacionales e iniciativa del Gobierno y la Unión Europea.

Un conocimiento amplio y profundo de las cuestiones medioambientales

El medio ambiente ha ganado terreno entre los temas de interés y preocupación de los españoles, hasta el punto de convertirse en motivo de conversación cotidiana con amigos y familiares. La mitad de los españoles dice hablar con frecuencia sobre medio ambiente en su entorno, lo que supone el doble de quienes lo hacían en 2005.

Al preguntar a los encuestados por una larga serie de conceptos aportados por la ciencia del medio ambiente, la mayoría de la población –el 59%– muestra un conocimiento «alto» de las cuestiones medioambientales. Por ejemplo, un 81% identificó correctamente como verdadera la afirmación de que “la emisión de gases de efecto invernadero es la principal causa del cambio climático”.

Sin embargo, hay algunos conceptos sobre los que existe cierta confusión, como que “el cambio climático se produce debido al agujero de la capa de ozono”, una afirmación que solo un 28% identificó correctamente como falsa.

Visión medioambientalista de la naturaleza

El estudio también muestra claramente que en la sociedad española los valores ecológicos han desplazado a una visión materialista de la naturaleza como simple objeto de uso y explotación para el beneficio del ser humano.

Existe un amplísimo consenso sobre que “los seres humanos deberían preservar la diversidad de plantas y animales” (media de 9,2 en una escala de 0 a 10, donde 0 indica que está “completamente en desacuerdo” y 10 que está “completamente de acuerdo”) y de que “el equilibrio de la naturaleza es muy delicado y fácilmente alterable por las actividades de los seres humanos” (8,3).

Por el contrario, los argumentos puramente instrumentales, como la idea de que “las plantas y los animales existen para ser usados por los seres humanos” y “el crecimiento económico es más importante que la protección de la naturaleza” obtienen una baja aceptación (4,4 y 3,5, respectivamente, en una escala de 0 a 10).

Preocupación por los problemas ambientales a escala global y local

A partir del interés y el conocimiento sobre los restos del medio ambiente, los españoles expresan su preocupación: la amplia mayoría le atribuye una gravedad extrema a los problemas medioambientales (media de 8,6 en una escala de 0 a 10 en la que 0 indica que “no tienen gravedad ninguna” y 10  que “tienen muchísima gravedad”).

Además, se ha instalado una conciencia global que desborda las cuestiones locales: de hecho, la preocupación por los problemas del conjunto del planeta (8,9 en una escala de 0 a 10) supera a la referida a los problemas de su pueblo o ciudad (8,1).

El rango de problemas medioambientales que perciben los ciudadanos es muy amplio, destacando la contaminación del mar (media de 9,1 en una escala de gravedad de 0 a 10) y de los ríos (9,0), el cambio climático (8,9), los incendios forestales (8,9), la contaminación del aire (8,8),  el agotamiento de recursos naturales (8,8), las sequías (8,7) y la extinción de especies de animales (8,7) y plantas (8,5), entre otros.

La inmensa mayoría considera que la diversidad de especies es fundamental para la riqueza del país y el bienestar de los seres humanos (9,0), al tiempo que reconocen que los seres humanos son los principales responsables de la extinción de especies y admiten que la pérdida de biodiversidad pone en peligro a nuestra propia especie.

Además, los españoles asocian un conjunto muy amplio de fenómenos a la pérdida de la biodiversidad, entre los que destacan por su intensidad las catástrofes provocadas por el ser humano –como los vertidos de petróleo y los accidentes industriales–, y la contaminación (en ambos casos, un 97% considera que contribuyen “mucho” o “bastante”).

Ante la magnitud de estos desafíos, el interés y preocupación por los temas medioambientales colocan hoy al medio ambiente (junto a la investigación, salud y educación) como las principales áreas sobre las que los ciudadanos demandan un incremento del gasto público. Un 80% cree que el Gobierno debería aumentar el nivel de inversión en el área de medio ambiente.

Amplio consenso sobre el origen antropogénico del cambio climático

Uno de los temas en los que se aprecia la tendencia hacia un mayor conocimiento y sensibilidad es el del cambio climático, que en su momento llegó a ser controvertido: si en 2008 sólo un 44% de los españoles pensaba que era un problema al que se le daba menos importancia de la que tenía, actualmente son un 71%.

En la sociedad española, existe hoy un consenso amplísimo sobre la realidad del cambio climático, sus causas y la gravedad de sus impactos. El 84% lo considera un hecho científicamente demostrado y el 80% coincide en que es un proceso provocado por la actividad humana, mientras que solo un 8% cree que se trata de un proceso natural de la Tierra y un 11% cree que se debe a ambas cosas.

Con respecto al posible curso futuro del cambio climático, la mayoría piensa que, aunque es irreversible, sí es posible paliar alguno de sus efectos (55%), y una proporción importante (39%) cree que todavía estamos a tiempo de evitarlo.

En este contexto de amplio consenso sobre la problemática del cambio climático, una gran mayoría (78%) cree que este fenómeno está teniendo ya consecuencias en España. Al mismo tiempo, no es visto de forma distante, sino que casi ocho de cada diez españoles (un 78%) considera que afectará “mucho” o “bastante” a su familia y a él personalmente.

Existe una amplia conciencia sobre las consecuencias del cambio climático tanto en el medio ambiente (nueve de cada diez ve probable  –y de éstos la mayoría ve incluso muy probable– un aumento de la temperatura del país, períodos de sequía prolongados y aumento de incendios forestales), como en la sociedad en general (ocho y siete de cada diez, respectivamente, ve probable un aumento de enfermedades y un incremento tanto de pandemias como de migraciones hacia el norte).

Percepción extendida sobre el impacto de las conductas individuales

El estudio analiza también cómo traducen los españoles los valores medioambientales a sus conductas individuales. La primera conclusión es que la mayoría está concienciada sobre el impacto de sus acciones en el medio ambiente: un 88% considera que el nivel de consumo actual contribuye mucho o bastante a acelerar el cambio climático, y una amplia mayoría opina lo mismo sobre el uso de medios de transporte como el automóvil (86%) y el avión (80%).

Al mismo tiempo, existe un amplio conocimiento sobre el impacto medioambiental de las diferentes energías, con un claro posicionamiento negativo sobre las no renovables como el petróleo (media de 8,4 en una escala de 0 a 10 donde 0 significa “nada perjudicial”  y 10 “muy perjudicial”) y el carbón (7,7), y una imagen más favorable de las renovables, comenzando por la solar (1,9) y la eólica (2,4).

El ecologismo de la sociedad no se queda en un plano meramente declarativo, sino que se plasma en un conjunto de comportamientos que se han generalizado en los últimos años. La mayoría declara que “siempre” o “frecuentemente” separa el cristal, las latas, el plástico o el papel para reciclarlos (87%), consume productos locales o de temporada (83%), evita el uso de bolsas de plástico nuevas al hacer la compra (81%), limita el consumo de agua (79%) y de electricidad (79%), compra electrodomésticos de bajo consumo energético (78%), reduce el uso de la calefacción (74%) y del aire acondicionado (69%).

Sin embargo, todavía hay un margen de acción importante en todas aquellas prácticas vinculadas a las energías y al uso de transportes menos contaminantes. Solo un 44% afirma haber instalado equipos para controlar el consumo de energía en el hogar y es aún más minoritaria la contratación de electricidad verde (24%) o la instalación de paneles solares (12%). Además, restringir o evitar el uso de vehículos particulares para los desplazamiento es una práctica que aún genera algo de resistencia: evitar o restringir el uso del coche en desplazamientos por la ciudad es frecuente en algo más de la mitad de los españoles con vehículo, mientras que es mucho más débil en los desplazamientos por motivos de ocio o turismo (30%). Al mismo tiempo, el uso de medios de transporte no contaminantes como la bicicleta se encuentra en un estado muy incipiente (tan solo un 12% afirma utilizarla para desplazarse en su ciudad).

Al tiempo que aumenta la implantación de algunas pautas ecológicas, también se incrementa el compromiso de los ciudadanos con la protección del medio ambiente, por ejemplo a través de mecanismos fiscales y de precios. Destaca el acuerdo a aumentar los impuestos al consumo y en la declaración de la renta para conservar el medio ambiente. Ambos mecanismos reciben el mismo apoyo: el 54% se declara dispuesto a pagar más, alrededor de un 20%  adopta posiciones intermedias y aproximadamente un 30% las rechaza. Al preguntar por bienes y servicios específicos, más del 60% estaría dispuesto a pagar un 5% más por el agua, en torno a un 50% por el gas y la gasolina y un 40% por la electricidad.

Demandas de los ciudadanos a los poderes públicos

En un contexto de máxima preocupación por el cambio climático, prevalece una visión muy crítica sobre cómo se está abordando esta cuestión. La mayoría (un 63%) cree que las políticas para combatirlo en el mundo no tienen ningún efecto e incluso un 14% adicional cree que empeoran la situación. Esta visión se traslada también a nivel nacional, donde algo más del 84% de los españoles cree que no se está haciendo lo suficiente.

La gran mayoría de los españoles apuesta por acuerdos internacionales para luchar contra el cambio climático: el 96% cree que es necesario que exista un acuerdo internacional frente a apenas un 3% que opina que cada país debe establecer su propia estrategia. Por otra parte, y aunque las opiniones están divididas, son más numerosos (un 52%) quienes creen que esos acuerdos deben establecer una estrategia con plazos y exigencias diferentes según el país, que quienes creen que la estrategia deber ser común para todos los países (44%).

Pensando específicamente en la posición que debería adoptar España para reducir los efectos del calentamiento global, la clara mayoría (57%) está de acuerdo con que se deberían adoptar todas las medidas necesarias, incluso aunque reduzcan el crecimiento económico, una postura que se ha incrementado en los últimos años del 40% en 2008 al 57% ahora. Un tercio (33%) aboga por apoyar sólo la adopción de medidas que no lo afecten significativamente.

Los ciudadanos esperan que los poderes públicos ocupen un lugar medular en el cuidado y protección del medio ambiente. La amplísima mayoría cree que es mejor que el Gobierno imponga normas que obliguen a los individuos (lo cree un 88%) y a las empresas (un 95%) a tomar medidas para proteger el medio ambiente, antes que dejar el asunto en manos de cada persona o empresa particular.

El desafío atañe sobre todo al Gobierno central, visto todavía por una mayoría relativa (44%) como responsable principal de la resolución de los problemas medioambientales, aunque cada vez se le adjudica mayor responsabilidad a la Unión Europea (un 34% cree que es el principal responsable).

La mayoría de los españoles cree que los gobiernos, los organismos internacionales, las empresas y la sociedad en general no hacen suficiente para luchar contra el cambio climático, y que sólo la comunidad científica y las ONG ecologistas están a la altura del reto.

Casi dos tercios han oído hablar o visto informaciones sobre la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y se muestran ampliamente a favor de diferentes medidas como las subvenciones a la instalación de energías renovables (media de 8,9 en una escala de acuerdo del 0 al 10), planes de transporte urbano (8,6) y el cobro de impuesto a las empresas en función de sus emisiones (8,6), entre otras.

En el contexto de la crisis del coronavirus, existe un amplio consenso (media de 8,1 en una escala de acuerdo del 0 al 10) respecto a que habría que actuar con la misma rapidez en la lucha contra el cambio climático que como se ha hecho con la pandemia, y que habría que invertir en economía verde a la hora de la recuperación económica. Todo ello en un contexto en el que la mayoría (media de 7,2 en escala de acuerdo del 0 al 10) percibe al cambio climático como un problema más grave que el coronavirus.

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