El huracán Beryl supone una grave amenaza para las comunidades del Caribe tras intensificarse a un ritmo explosivo. Se trata del huracán de categoría 5 más rápido registrado en el Atlántico.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ese récord establece un precedente alarmante para lo que se espera que sea una temporada de huracanes muy activa con riesgos para toda la cuenca atlántica, y pone de relieve una vez más la necesidad del sistema de alertas tempranas multirriesgo.
Beryl se dirige hacia Jamaica. Los vientos sostenidos han aumentado a casi 270 km/h con ráfagas más altas y se extienden hacia el exterior hasta 65 km/h, según el Centro Meteorológico Regional Especializado de Miami de la OMM, operado por el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.
Esa organización advierte de vientos potencialmente mortales, mareas tormentosas e inundaciones.
Beryl azotó el sur de las islas de Barlovento, con fuerza de categoría 4 en la escala de Saffir Simpson el 1 de julio, con vientos máximos sostenidos cercanos a los 220 km/h. Golpeó directamente Granada, la capital del archipiélago y tuvo importantes repercusiones en San Vicente y las Granadinas. Se trata de islas pequeñas con poca experiencia en hacer frente a un huracán de categoría 4.
Es probable que pierda fuerza, pero aún hay peligro
Es probable que durante el próximo día se produzcan fluctuaciones en su fuerza, pero se espera que Beryl siga siendo un huracán de gran intensidad extremadamente peligroso a medida que su núcleo se adentre en el Caribe oriental. Se espera cierto debilitamiento en el Caribe central a mediados de semana, aunque se prevé que Beryl siga siendo un huracán, según el NHC.
El Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos advirtió de daños por viento potencialmente catastróficos en el núcleo de Beryl, que puede llegar a Jamaica tan pronto como el miércoles.
La marejada ciclónica aumentará el nivel del agua entre 0,9 y 1,5 metros por encima del nivel normal de las mareas en Jamaica, con precipitaciones totales de 101 a 202 mm y localmente de 303 mm. Estas precipitaciones pueden provocar inundaciones repentinas en zonas vulnerables.
«Basta con que un huracán toque tierra para hacer retroceder años de desarrollo socioeconómico. Por ejemplo, el huracán María en 2017 le costó a Dominica el 800% de su Producto Interno Bruto», dijo el Secretario General Adjunto de la Organización Meteorológica Mundial, Ko Barrett.
Rápida intensificación
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático predice que la proporción de ciclones tropicales intensos y las tasas de precipitación media y máxima aumentarán como consecuencia del cambio climático.
El huracán Beryl se intensificó de depresión tropical a huracán de categoría 3 en 42 horas, y 4 en 48 horas. Esto no tiene precedentes en el mes de junio, pero coincide con la tendencia reciente a una intensificación muy rápida, como fue el caso del huracán Otis, que se convirtió en huracán de categoría 5 de la noche a la mañana y azotó el centro turístico mexicano de Acapulco el pasado mes de octubre.
Una de las razones por las que el huracán Beryl se intensificó hasta alcanzar la categoría 5 más de dos semanas antes que cualquier otro huracán atlántico registrado se debe a los altísimos niveles de contenido térmico del océano.
Según Philip Klotzbach, que forma parte de la red de expertos científicos de la OMM, el contenido de calor oceánico en el Caribe es hoy el que se registra normalmente a mediados de septiembre.
Las temperaturas de la superficie del mar (sobre 60°S-60°N) han sido récord para el mes correspondiente durante 14 meses (cifras hasta mayo de 2024).
Tradicionalmente, el Atlántico central y oriental se vuelve más activo en agosto, en parte porque las temperaturas oceánicas han tenido tiempo de calentarse y alimentar los sistemas en desarrollo. Normalmente, las temperaturas oceánicas no son lo suficientemente cálidas en junio y julio para ayudar a los sistemas tropicales a prosperar.
Esto prepara el terreno para lo que se espera que sea una temporada de huracanes especialmente activa y peligrosa para toda la cuenca atlántico, caribeña y centroamericanFoto:a.
Temporada activa
El Centro de Predicción Climática de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense prevé entre 17 y 25 tormentas con nombre (la media es de 14). De ellas, se prevé que entre 8 y 13 se conviertan en huracanes (la media es de 7), incluidos entre 4 y 7 huracanes de gran intensidad (la media es de 3).
La temporada de huracanes en el Atlántico dura del 1 de junio al 30 de noviembre y es seguida de cerca por el Programa de Ciclones Tropicales de la Organización Meteorológica Mundial. Ya van ocho años consecutivos de actividad superior a la media. La última temporada por debajo de lo normal fue en 2015.
Las cálidas temperaturas de la superficie del mar y la falta de cizalladura del viento debido a la transición de la temporada de El Niño a La Niña son el combustible para el desarrollo tropical de tormentas y huracanes.
Alertas tempranas para todos
Las alertas tempranas del sistema de la OMM y la mejora de la gestión del riesgo de catástrofes han reducido drásticamente el número de víctimas mortales, pero los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo del Caribe siguen sufriendo de manera desproporcionada.
El aumento del nivel del mar, agravado por las mareas de tempestad, incrementa el riesgo potencial para las comunidades costeras.
Por este motivo, la OMM y sus asociados han dado prioridad a las medidas de alerta temprana en las islas pequeñas en el marco de la iniciativa internacional Alertas tempranas para todos.