
En la actualidad, vivimos en un hipercapitalismo, donde muchas empresas se caracterizan por poseer modelos de gestión que encubren políticas de recursos humanos alejadas del corazón y de las emociones de sus trabajadores. Esta visión esconde un viento en contra de la felicidad corporativa y los principios del happiness management. Una cultura organizativa que dibuja un clima laboral que es proveedora de bienestar subjetivo para sus clientes internos. ¿Cómo se consigue esto por parte de las gerencias? Entre otras cosas, apostando por la creación de un ecosistema donde los empleados estén entusiasmados en su desempeño profesional, y así puedan decir adiós al estrés, la irritabilidad, la hostilidad, la frustración o a la languidez.
Este leitmotiv precisa de una cultura organizativa que retenga su talento humano desde el adagio del multiculturalismo, el dinamismo y la socialización. De este modo, las empresas multiplicarán sus tablas de la eficiencia, la productividad y la prosperidad. Consecuentemente, sus marcas corporativas se convertirán en un verdadero reflejo de entidades felices, saludables y sostenibles. Esto les ayudarán a amortiguar las turbulencias nocivas que originan las crisis económicas y las incertidumbres del mercado. Para ello se requerirá de una alta directiva que esté dispuesta en implementar la cultura del happiness management con la finalidad de quebrillen holísticamente los intereses generales de su capital humano, sus clientes y proveedores, entre otros grupos de presión. Esta hoja de ruta precisa que la filosofía del happiness management no se entienda como una simple marca de marketing comercial destinada a transmitir la falacia idea de que son compañías exitosas, cohesionadas y felices (happy washing).
A largo plazo, dicha estrategia de marketing no les permitirá afrontar los nuevos retos que demande el futuro mercado pues, anteriormente, estas compañías no han estado comprometidas en generar una atmósfera positiva y de confianza en el interior de sus organizaciones y sí en desarrollar una publicidad fraudulenta de que son entidades felices. Este tipo de actividad comunicativa usa la marca happiness management para dar a entender a sus consumidores, de una forma engañosa, que sus productos o servicios se desarrollan en un entorno de felicidad laboral. De este modo, las gerencias piensan incrementar sus volúmenes de ventas a corto plazo, así como valorizar su imagen corporativa hacia el exterior.
Estos dos objetivos empresariales se pueden conseguir con modelos de gestión sustentados en los verdaderos valores del happiness management, que no dice que sin felicidad colectiva no hay innovación, creatividad e intraemprendimiento. Por tanto, qué esperan las compañías para despertar las emociones positivas de su capital humano a través del cultivo del bienestar laboral y de la armonía organizacional. De este modo, las empresas se verán obligadas a no beber de estrategias moralistas, punitivas y asépticas a las emociones laborales de sus empleados y, en consecuencia, el happiness management se convertirá en el corazón de una sociedad ideal, etiquetada por organizaciones saludables, sostenibles y amigables.