Desde hace apenas un puñado de años, un cambio tecnológico ha revolucionado la forma en la que se entiende la NBA. Y no, no se trata del último modelo de las Air Jordan. Se trata del uso sistemático y ultraprofesionalizado de las estadísticas avanzadas y el llamado Big Data. Y esta revolución está llegando a la ACB…

Hubo un tiempo en el que el baloncesto se trataba tan solo de un grupo de personas jugando a meter más canastas que el rival. No es que en esencial el baloncesto moderno haya cambiado en ese; en el fondo, todo sigue girando alrededor de cómo hacer para meter más canastas que el rival. Pero todo se ha complicado un poco últimamente.

El lector poco seguidor del baloncesto profesional puede que se sorprenda, pero desde hace un puñado de años el deporte de la canasta vive al otro lado del Atlántico una auténtica revolución tecnológica que ya está suponiendo cambios reales y palpables en el juego en la cancha. El avance de la computación y de los métodos de seguimiento de variables en el deporte han permitido una explosión vinculada al uso de técnicas matemáticas y científicas en el análisis del baloncesto. Bienvenidos a la era del Big Data.

Imagínese que usted es entrenador y puede lograr ver más allá de lo que sus ojos y los de sus ayudantes pueden. ¿Cómo? Gracias a la recopilación, ordenación y sintetización de miles, millones de datos relacionados con el juego y los jugadores. ¿Qué porcentaje de tiro tiene fulanito cuando se empareja con alguien más alto? ¿Cuando juego con dos bases en pista pierdo más o menos posesiones? ¿Cuál de estos dos jugadores produce más por cada minuto de juego?

Éstas y muchas más son las respuestas que ya está ofreciendo el empleo del Big Data en el baloncesto. Por ahora es algo que ha desarrollado principalmente la NBA, liga en la que el uso de estadísticas avanzadas y análisis numéricos tiene ya una tradición de décadas (hay registros de casi todo), si bien los avances informáticos y de software son los que han permitido dar un salto exponencial en apenas unos años.

El juego ha cambiado

El uso de esta nueva información, lejos de ser una ayuda menor, ha reconfigurado en este corto periodo de tiempo la forma en la que se juega al baloncesto en la mejor liga del mundo. Por ejemplo: los datos venían mostrando, en contra de lo que podía decir la intuición, que para muchos equipos era más rentable tirar de tres más que de dos, a pesar de que el % de acierto fuera más bajo. Es decir, los números demostrarían que tienen más posibilidades de ganar los equipos que más y mejor tiren de tres.

Dicho y hecho, se acabó la era de los grandes pívots. No parece casualidad. Esta pasada temporada, los dos finalistas de la NBA (Cleveland Cavaliers y Golde State Warriors) coincidieron en ser los dos equipos que más triples convirtieron por partido (más de 10 cada uno). El año anterior habían ganado los Spurs de Popovich, otro convencido de la utilidad de las matemáticas en el basket.

No es el único cambio. Las defensas y los ataques se han reconfigurado a esta nueva realidad en la que lo más normal es jugar con un cuatro abierto y buscar espacios lo más abiertos posibles para lograr tiros librados. Eso si no tienes la suerte de contar con un Stephen Curry que puede lanzar con porcentajes salvajes sin necesidad de una posición liberada. Su entrenador, Steve Kerr, ya se ha declarado un ferviente creyente de la utilidad real de las advanced stats y el Big Data. No es para menos, después de ganar el anillo en su primera temporada como coach.

Una gran inversión

Detrás de esta revolución no hay un par de ordenadores de mesa. Varias compañías de las más punteras en tecnología (como la desarrolladora de software SAP) se han volcado en el tratamiento y procesado de datos. Más de 4,5 cuatrillones de combinaciones estadísticas posibles, aseguran. Ahí es nada. La información es poder.

Este desarrollo imparable de las métricas avanzadas no se limita tan solo a los entrenadores. La propia NBA está invirtiendo recursos para añadir el Big Data y las estadísticas en el propio espectáculo. Así, se está ensayando un nuevo jumbotrón último modelo en el estadio de los Clippers en el que se podrán ver en tiempo real auténticas maravillas realizadas gracias a los miles, millones de datos generados durante el partido.

Empiezan a asomar la patita en Europa

Esta revolución ha pillado con el pie cambiado al baloncesto europeo, en mi opinión, que debido a esto (entre otras razones) ha involucionado unos cuantos años respecto a ese basket norteamericano que se llegó a superar en la primera década de los 2000. Pero es que esta segunda década (algo avanzado ya en las Olimpiadas de 2008) es de un dominio baloncestístico apabullante de los estadounidenses. El nuevo mejor baloncesto de equipo (tras años de cierta crisis en lo colectivo) se juega, sin ninguna duda, en los USA.

El retraso es evidente y muestra de ello es que los mejores equipos de Europa apenas hacen uso aún de esta herramienta. Estamos todavía asombrándonos del fenómeno y viéndole su utilidad cuando al otro lado del charco ya llevan años sacándonos ventaja y aprovechándolo. Está claro que no es el maná que todo lo arregla, pero es una herramienta lo suficientemente importante como para no tenerla en cuenta.

Hace apenas unas semanas el Valencia Basket anunció que empezaría a colaborar con una startup valenciana de tecnología en el deporte para utilizar técnicas modernas de Big Data en beneficio del club. Por el momento solo se utilizó en un partido concreto contra el Godella, pero la intención de la empresa NothingButNet23 es seguir desarrollando esta tecnología y poder aprovechar el inmenso caudal de datos que podría aportar.

Pablo Mira, matemático, es uno de los pioneros en lo que algunos llaman basketmetrics (aplicación de la matemática al juego). El pasado verano dio una conferencia muy interesante sobre esta revolución del baloncesto (ver vídeo inferior). No es el único: Un grupo de profesores de la Universidad de Granada crearon en 2014 el blog ACBStats, con la intención de desarrollar e implementar el uso de estadísticas avanzadas en el baloncesto español y asesorar a clubes que puedan estar interesados.

Los clubes españoles y europeos, tal y como apuntan en un reciente artículo de El Español, cuentan con unos staff técnicos reducidos, ridículos frente a los disponibles en cualquier franquicia de la NBA. Esto supone un límite a la hora de emprender la apuesta por los datos y las matemáticas. Y es que a pesar de ser una herramienta útil precisa de tiempo y ojos para saber leer lo importante de esos datos. Pero todo parece indicar que mientras no haya una apuesta decidida, la distancia entre EEUU y Europa, al menos en baloncesto, seguirá creciendo.

FOTO: KEITH ALLISON en FLICKR

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