Acequia desde la que se extrae el agua para regar una plantación de lúpulo y el campo de golf. Foto: Ecologistas en Acción

Es habitual que, en tiempos de sequía, los ayuntamientos publiquen bandos para prohibir que con el agua de abastecimiento se rieguen los jardines de las urbanizaciones. Esto ha ocurrido este año en el municipio riojano de Cirueña, donde las parcelas han cobrado un tono marrón por el efecto de la sequía. Pero entre lo marrón destaca una verde y frondosa. El agua potable que llega al depósito por una tubería que forma parte del sistema de abastecimiento del Valle del Oja, se esta vertiendo a una acequia y desde esta, una potente bomba y una tubería de casi un 1 kilómetro la conduce a una parcela, propiedad del alcalde, Pedro Jesús Cañas (PP), donde se cultiva lúpulo.

Según Julio Verdú de Ecologistas en Acción-La Rioja, en declaraciones a Diario16, «es posible que la parcela tenga una concesión de riego de algún pozo y que este no tenga este año caudal suficiente. Pero esto no justifica que se utilice el agua potable del pueblo para regadío. Y además parece que el campo de Golf, que tiene la posibilidad de usar el agua de la depuradora de aguas residuales del pueblo, tampoco tiene suficiente para regar, por lo que también quiere usar el agua del abastecimiento».

El campo Rioja Alta Golf Club ocupa 71 hectáreas, como publicita en su web, y está compuesto por 18 hoyos, 72 par, 1 campo de prácticas, 1 putting green y una zona de approach.

En palabras de Verdú, los hechos son graves. «La sequía se debe a la falta de lluvia y se viene manifestando por los medios de comunicación en estos días que podemos llegar a tener problemas de abastecimiento, lo cual hace necesario establecer restricciones, incluso para el agua de boca».

Lejos de hallar una solución, explica que el alcalde «nos dice que es todo mentira y nos ha amenazado con llevarnos a los tribunales», una situación «a la que ya estamos acostumbrados».

El ayuntamiento no responde en horario de trabajo

A pesar de los reiterados intentos realizados por este mediopara conocer la versión del primer edil de Cirueña, sólo ha podido constatar que, en horario de verano, el consistorio permanece abierto al público, pero el teléfono debe ser algo así como un simple elemento decorativo que nadie es capaz de descolgar.

Contraste entre terreno afectado por la sequía y la verde parcela del alcalde de Cirueña. Foto: Ecologistas en Acción.

Ecologistas, los malos de película

A raíz de los hechos ocurridos, los ecologistas salen también al paso de algunas manifestaciones que estos días se escuchan en muchas conversaciones respecto a la gestión del agua.

«Hemos oído que los ecologistas tenemos la culpa de esta sequía, como también la tenemos de los incendios forestales. Ya solo falta que se diga que somos los culpables del cambio climático».

Argumentan su posición aclarando que «la sequía, para los que nos acusan de ser los causantes, se debe a la falta de embalses y somos culpables porque nos oponemos a su construcción. Lo cierto es que por muchos embalse que se realicen, si no hay agua para llenarlos, se seguirán dando periodos de falta de agua.

Incremento de los regadíos

Pero el problema no se debe a que llueva menos, «sino a que se ha producido en los último años un incremento extraordinario de los regadíos, lo que está provocando el vaciado de embalses para regar que es lo que da origen a la falta de recurso para otros usos o para el mantenimiento de los ríos», añade Verdú.

Como en el caso del lúpulo de Cirueña, el problema no es solo la falta de agua, sino la mala gestión que se hace de ella, primando los intereses particulares sobre los generales.

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