Madrid acogió esta semana dos destacables conciertos donde el ‘revival’ bien entendido fue protagonista. ‘King Khan and the BBQ Show’ y ‘The Legendary Tigerman’ no solo aportan mucho a géneros comúnmente manoseados, sino que logran que el asistente a su show rentabilice hasta el último céntimo de la entrada.

Ante propuestas pretenciosas, fusiones de Dios sabe qué y sonidos que buscan transmitir algo que se queda a años luz de lo que recibe el público, no hay nada mejor para reconciliarse con la música en vivo que sufrir el atropello de una apisonadora en directo. Si encima sólo tiene como mucho a dos artistas conduciéndola capaces de llenar el escenario hasta quedar absolutamente saciado, la admiración suele ser incluso mayor. Quizá esa sea la principal razón para unir en un mismo artículo dos actuaciones independientes que se han vivido esta semana en Madrid, la del portugués The Legendary Tigerman y la del duo King Khan and the BBQ Show.

Ambos visitaron la capital y ambos convencieron con dos buenas muestras de cómo se puede aportar y crear escuela desde el ‘revival’ bien entendido. Con un formato parecido de dúo que inevitablemente nos lleva a recordar la fórmula que tan bien rentabilizaron (en todos los aspectos) The White Stripes o The Black Keys. En el caso del luso, con una contrastada fama como one man band, cuenta con el apoyo en la batería, cuando la situación lo requiere, de su compatriota Paulo Segadães. En el del excéntrico canadiense King Khan, con su popular proyecto junto a Mark ‘BBQ’ Sultan (otro reconocido ‘hombre orquesta’) que sigue sumando seguidores en nuestro país aunque llevaran un buen puñado de años sin pisar la capital.

El Hombre Tigre tiene estilazo (Independance, 5 euros)

Sólo con ver la puesta en escena de Paulo Furtado, el músico que hay detrás de The Legendary Tigerman, uno empieza a entender por qué es un artista tan reconocido (en ocasiones también en las listas de ventas) del país vecino. Su aspecto de ‘teddy boy’, sus gafas de sol marca registrada y el cuidado sonido del blues espacial ‘Gonna shot my woman’ con el que arrancó el show, ya cautivó al no muy numeroso grupo de afortunados que se dieron cita en el Independance madrileño. El concierto, dentro de la gira de promoción del festival Low Cost, y teloneados por Help me Devil e Islas Marshall (otra contundente pareja local muy recomendable), no sólo sirvió como cita para los seguidores del portugués, sino para que muchos descubrieran y marcaran en rojo como artista a seguir a Tigerman, nombre inspirado por el tema de Rufus Thomas.

Volviendo al show, Furtado conduce al espectador, nunca mejor dicho al acompañar su actuación de proyecciones, por su repertorio de forma lógica y sencillamente efectiva. Primero en solitario, inundando el local del aura oscura que desprende su último trabajo, ‘True’, con temas como ‘Wild Beast’. Para luego, ya acompañado por Segadães, lanzar un trallazo tras otro, incluido algún guiño a su disco con voces femeninas (‘Femina’) como la versión ‘These Boots are made walkin’ (que en el disco canta Maria de Medeiros). En su metafórico final, con él subido a la batería y sonando su ‘21 Century Rock’N’Roll’, pocos quedaban que no comulgaran con el luso.

No hay rival para el Rey Kang (sala BUT, 16 euros)        

Con un cartel muy atractivo y a un precio asequible (esta mezcla a veces ocurre y es digno alabarlo), el festival que Holy Cuervo ha llevado a cabo durante dos viernes en Madrid por su tercer aniversario tuvo su cierre con la apuesta segura que suele ser la actuación de King Khan and the BBQ show. La sala BUT acogió también esta segunda jornada formada otra vez por cinco interesantes bandas, incluidos los españoles Biznaga y Warm Soda, que bien podrían haber encabezado el cartel de no estar por allí un excéntrico indo-canadiense afincado en Berlín que se paseó por Madrid (también para pinchar en el bar Weirdo) con gorro de castor.

Porque King Khan ya no necesita presentación, por muy divertido que sea hacerlo con anécdotas como que le puso el culo en la cara a Lindsay Lohan o que vomitó en su última actuación en el Primavera Sound en una noche en la que acabó entre rejas.

Excentricidades aparte… Bueno, no, porque al escenario sale vestido de una especie de superhéroe sadomasoquista, lo realmente destacado es la música que proponen él y Mark Sultan. El buen gusto que no expresan con su divertidísimo atuendo, vaya si lo transmiten con su mezcla de rockabilly, punk y doo-wap. Desde la primera nota Khan y Sultan montan una fiesta a la vez que suena un repertorio con clásicos como ‘Fishfight’, ‘Hold me Tight’… Y entre bailes y risas, sus canciones nos van dejando retales en un muy sano recorrido por el rythmn and blues cincuentero, el garaje sesentero, el punk-rock… Todo con una calidad y gusto notables. Y sin más pretensión, o la esconden muy bien, que tocar y hacer disfrutar a todos del rock and roll. ¿De eso se trataba, no?

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