El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, se ha puesto el gorro de bombero: tiene muchos fuegos que apagar. Tras el resultado del 20-D y la preocupación ante una situación de ingobernabilidad en nuestro país, De Guindos ha comenzado una ronda de contactos con algunas de las empresas más importantes del Ibex para pedirles calma y que se la transmitan a los mercados.

Fuentes consultadas por SABEMOS confirmaron la naturaleza de estas comunicaciones, que básicamente pasaban por garantizar que, pese a los titubeos institucionales tras un resultado electoral que arroja la sombra de la ingobernabilidad, se darán los pasos necesarios para que la sangre no llegue al río.

Y, por ahora, sea o no consecuencia directa de estas llamadas, parece que las cosas han recuperado su ritmo. Si bien los resultados provocaron una caída en el Ibex, ya se ha recuperado buena parte de la bajada, y ayer el selectivo concluía su última jornada completa antes de fin de año con una subida del 2,39%, con lo que a escasos días para acabar 2015 las pérdidas acumuladas en 2015 se han limitado al 6,21%.

Contribuyó, sin duda, el Banco de España al elevar sus previsiones sobre la economía para este año y el próximo, si bien advirtió de la incertidumbre política y de sus riesgos, en caso de que un nuevo gobierno decida ser menos cuidadoso en el control del gasto público o desactivar las reformas puestas en marcha por el Partido Popular.
 
La economía española, una de las que más ha crecido este año en la Eurozona, debería crecer un 0,8% en el último trimestre y un 2,8% el próximo año, una décima más.
 

Llamada de atención para Europa

En un editorial el New York Times advertía de que la crisis política en España supone una llamada de atención para los principales partidarios de la austeridad en Europa: «El shock en España debería animar a la Unión Europea y su miembro más estricto, Alemania, y al Fondo Monetario Internacional, a revisar la austeridad que han impuesto a los países más afectados por la crisis de deuda europea. España no es Grecia –es la cuarta economía de la Eurozona y Rajoy ha estado dispuesto a tomarse la medicina que hacía falta. Pero lo que las elecciones han demostrado es que hay límites para los sacrificios que la gente de un país puede aceptar y que, cuando se piden sacrificios, los líderes deben repartirlos de manera equitativa y transparente».
 
Matthew Lynn, por otra parte, refrendaba en su columna en Market Watch un mensaje parecido al que transmite De Guindos a los empresarios: es hora de comprar en España, no de vender. «Quizá los inversores lo están mirando al revés. Podría ser que un breve momento de confusión política bien sea el momento para comprar pensando en la recuperación en España. ¿Por qué? Porque una gran mayoría de los votantes españoles respaldaron los dolorosos recortes que se han hecho, porque se sobrevaloran los beneficios de un gobierno fuerte y porque, como descubrimos en Grecia, incluso los rebeldes antiausteridad terminan aceptándola. Mientras tanto, España tiene una de las mejores historias de recuperación en Europa, una economía reformada y un mercado muy barato».
 
Lynn cree que hace falta ser un experto en teoría de juegos para armar una coalición funcional después del resultado, pero recuerda casos en los que sin gobiernos fuertes la economía no ha sufrido, como el año que se pasó Bélgica prácticamente si Gobierno o la coalición liderada por los conservdores en Reino Unido. «Hace mucho tiempo que ningún partido consigue una mayoría clara en Alemania, pero la economía lo está haciendo bien. Lo que importa es que haya consenso sobre lo que debe hacerse, más que tener un partido u otro al frente». 

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