Confirman que la dispersión de la gripe aviar de alta patogenicidad en la Antártida es mayor de lo esperado

Personal investigador del CSIC participa en el proyecto internacional que ha identificado 14 nuevos casos de animales infectados con el virus HPAI, lo que indica la dispersión del patógeno en el norte de la península antártica

El velero de la expedición Australis ante una colonia de pingüinos en la Antártida, una especie afectada por la dispersión de la gripe aviar. | Foto: Antonio Alcamí
El velero de la expedición Australis ante una colonia de pingüinos en la Antártida, una especie afectada por la dispersión de la gripe aviar. | Foto: Antonio Alcamí

Personal investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), había descrito previamente la presencia del virus de la gripe aviar altamente patogénica (HPAI H5N1) en muestras de skuas (págalos) y de un elefante marino en la región de la península antártica. Resultados recientes han identificado 14 nuevos casos positivos confirmados tras el reanálisis de muestras de animales recogidas en la Expedición Australis, un proyecto internacional que rastreó la presencia del patógeno en la península antártica y la zona norte del mar de Weddell. Los expertos y expertas señalan que estos nuevos resultados indican que la expansión del virus en la región austral es mayor de lo esperado, con una importante dispersión en el norte de la península antártica y con casos confirmados en pingüinos, palomas antárticas y lobos marinos, lo que supone una amenaza para la conservación de la fauna salvaje.

Este hallazgo ha sido presentado en el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), la mayor conferencia científica mundial sobre ciencia antártica que se ha celebrado recientemente en Chile. En su intervención, el equipo investigador del CSIC liderado por Antonio Alcamí ha expuesto los datos iniciales que confirmaban la presencia de la enfermedad altamente patogénica en muestras de 13 skuas (págalos) y un elefante marino. A este hallazgo, se suman dos casos adicionales reportados por equipos científicos chilenos y británicos.

Además, los investigadores e investigadoras españoles han presentado nuevos datos obtenidos por Angela Vázquez, Ana Moraga, Begoña Aguado y Antonio Alcamí, que demuestran la presencia del patógeno en 14 animales, incluyendo pingüinos, skuas, palomas antárticas y lobos marinos. “Estas muestras presentaron señales muy débiles en los ensayos iniciales realizados a bordo del velero Australis durante la expedición en la Antártida, y se consideraron negativas. Una vez las muestras llegaron a Madrid, y tras la optimización de los protocolos de PCR y la secuenciación de la zona que define el virus HPAI, se ha demostrado la presencia del virus de alta patogenicidad en estos animales”, señalan los investigadores.

El reanálisis de las muestras recogidas en la Expedición Australis ha permitido confirmar la presencia del virus HPAI H5N1 en tres nuevas especies de animales: pingüino, paloma antártica y lobo marino. La relevancia de la identificación de pingüinos de Adelia infectados se debe a que, ya en la isla antártica Heroína, en el mar de Weddell, los científicos hallaron el pasado mes de abril una mortalidad masiva de esta especie de pingüinos con más de 500 cadáveres, por lo que la detección del virus en cuatro pingüinos sugiere que el virus de la gripe aviar podría haber causado muchas de estas muertes. La isla Heroína fue una zona con una alta tasa de infección en la fauna, detectándose también el virus en dos skuas, tres palomas antárticas y un lobo marino. El virus también ha afectado a pingüinos en las aledañas islas Paulet y Beagle, con uno y tres nuevos casos positivos, respectivamente, en esta especie animal. “En la isla Devil no hemos observado mortalidad masiva de pingüinos, pero pudimos detectar 12 casos positivos para la gripe aviar de baja patogenicidad y, por tanto, negativos para el virus HPAI H5N1”, señala Alcamí.

“Estos resultados cambian completamente lo que conocemos de la gripe aviar en la Antártida. El virus entró con mayor profundidad en la zona que visitamos con la Expedición Australis, en la zona norte de la península antártica, donde causó mortalidades importantes en algunas colonias de pingüinos. En particular, destacan los casos positivos encontrados en la isla Heroína, una zona caliente en donde todas las especies animales estaban infectadas”, destaca el científico del CBMSO.

La evolución del virus en la Antártida

El subtipo H5 del virus de la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral, pero recientemente se ha adaptado para propagarse entre la fauna salvaje. Desde 2020, su propagación ha causado mortalidades importantes de aves salvajes y mamíferos en casi todo el mundo y, en 2022, se confirmó su llegada a Suramérica. Su esperada expansión a la Antártida fue confirmada por primera vez el 24 de febrero de 2024 gracias a los descubrimientos realizados por los investigadores del CSIC Ángela Vázquez y Antonio Alcamí.

Tras el hallazgo, el pasado 13 de marzo se puso en marcha una expedición internacional a bordo del velero Australis (HPAI Australis Expedition), con la participación de los investigadores del CBMSO Begoña Aguado y Antonio Alcamí, para rastrear la presencia del virus en la región de la península antártica y la zona norte del mar de Weddell. Los resultados mostraron la dispersión de la gripe aviar de alta patogenicidad en la región austral, donde se observaron altos niveles de mortalidad en aves skuas.

En julio, este descubrimiento fue seguido por la confirmación de la presencia del virus en la Antártida, por primera vez, en un mamífero marino. El equipo de investigadores españoles del CBMSO-CSIC, en colaboración con el proyecto de investigación sobre ecología de pingüinos antárticos PERPANTAR del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), hallaron el patógeno en el cadáver de un elefante marino.

“Este hallazgo ya mostraba la expansión de la enfermedad a otros grupos de animales con consecuencias desconocidas para la fauna y los ecosistemas antárticos. Ahora, los resultados que presentamos indican que el virus ya se ha transmitido a varias especies animales y es posible que cause altas mortalidades en el próximo verano austral, especialmente en pingüinos, con un efecto devastador”, concluye Alcamí.

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