Los taxistas han consignado la máxima de que cuanto más se alce la voz, más se cree llevar la razón. Y eso, en el mundo de los negocios, no siempre es así. Este miércoles el sector del taxi se ha vuelto a manifestar en contra de Uber y Cabify y, una vez más, han terminado perdiendo las formas, diluyendo en este sentido el mensaje que quieren transmitir.

Haciendo un breve repaso por la hemeroteca digital, lo que más ha trascendido de las últimas protestas de los taxistas han sido los altercados con los conductores de Uber y Cabify. Algo que, de cara al futuro, deben evitar si no quieren terminar distorsionando la parte de razón que puedan llevar en este conflicto.

Todo se ha producido en el marco de la concentración llevada a cabo en Madrid. Lo han hecho para protestar contra el aumento de licencias de Vehículos de Alquiler con Conductor (VTC) de Uber y compañía, y  han exigido que «se cumpla la ley».

La manifestación, convocada por la Federación Profesional del Taxi de Madrid y Elite Taxi Madrid ha tenido como lema fundamental «Por el cumplimiento de la Ley: 1 VTC/30 taxis. No + VTC». Para el presidente de la Federación, Julio Sanz, «la administración tiene que posicionarse claramente, bien con un colectivo de autónomos que es el del taxi, o bien con 50 o 60 empresas que acaparan las autorizaciones de arrendamiento con conductor».

Uber se apunta un tanto

Coger un taxi este miércoles era imposible. El sector, asociados o no a estas organizaciones, han respondido a la llamada. Así pues, quedaba la alternativa de usar Uber o Cabify. Pero no era el día.

La Unión Nacional de Autoturismos (Unauto) ha indicado que las manifestaciones y paros convocados por el sector del taxi «han vuelto a conllevar preocupantes episodios de violencia contra vehículos de VTC en toda España». Y es cierto.

Desde SABEMOS hemos probado a solicitar varios servicios de Uber, y los conductores por temor explicaban la dificultar para realizar los traslados. Primero, lógicamente por los cortes en las carreteras debido a la manifestación; y segundo, porque temían por su propia integridad. Un conductor ha llegado a indicar que la habían amenazado con lincharle si hacía algún servicio.

Esta situación no provoca una empatía por los que, supuestamente, sienten un trato desfavorable. Tanto es así, que en el caso de los madrileños que no podían coger un taxi, ni una alternativa en Uber o Cabify, lo que al final provoca ante las amenazas un cierto sentimiento de simpatía, curiosamente, con estas empresas.

Fragmentación del sector del taxi

Al margen de las razones, que sea como sea nunca se pueden sustentar en actos violentos, esta concentración ha vuelto a poner de manifiesto la gran fragmentación que hay en el sector, tanto a nivel conceptual, como organizativo.

Un claro ejemplo ha sido que Fedetaxi, por ejemplo, no se ha hecho eco en su cuenta de Twitter de la manifestación. Cuando lógicamente también está implicada y reivindica lo mismo.

Pero solo es un hecho más. Hace unos meses SABEMOS asistió a la presentación de un acuerdo de Tele Taxi con un empresas francesa para tener sinergias en los servicios. En dicha presentación se expuso claramente la atomización que presenta el sector puesto que diferentes gremiales tienen sus propias ‘apps’ de reserva sin que haya una unión para generar mayor valor a los usuarios.

Uber y la realidad que el taxi no quiere ver

Durante la manifestación de este miércoles, entre los múltiples mantras reivindicativos de los taxistas, al margen del polémico exceso de licencias VTC que hay en el mercado, también aflora la cuestión fiscal. Pero esto ya no tiene nada que ver con la reclamación central.

Si estas empresas pagan o dejan de pagar más o menos impuestos, será el Ministerio de Hacienda quien tenga que ponerse manos a la obra en base a las ilegalidades que se incumplan. ¿Pero eso justifica querer linchar al conductor de estas plataformas?

Por otro lado, en la presentación antes mencionada del acuerdo de Tele Taxi, ellos mismos asumían que tecnológicamente su ‘app’ no estaba al nivel del que tienen otras aplicaciones de reserva como Mytaxi. Lo mismo sucede con Uber o Cabify. Por lo tanto, ¿cómo quieren que los usuarios apuesten por un servicio que técnicamente, ahora mismo, es peor?

Las reclamaciones llevadas a cabo por los taxistas son legítimas. De hecho, Uber tiene muchas cosas que mejorar como negocio y empresa. Pero no están sabiendo crear empatía con su causa, y en una sociedad que tiende a otro modelo económico, los botes de humo y las bengalas casi nunca tienen razón.

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