Este año se prevé que la inversión inmobiliaria en nuestro país bata un récord con más de 13.900 millones de euros invertidos al final de 2016, de acuerdo con los datos publicados por la consultora inmobiliaria CBRE, un 8 % más en comparación con 2015. La inversión inmobiliaria ha sido, tradicionalmente, una de las más comunes en nuestro país. Sin embargo, invertir en este tipo de activos para conseguir rentabilidad y sin tener que acudir a una hipoteca para hacerlo estaba al alcance de muy pocos.

Gracias a las nuevas tecnologías y a la aparición de la economía colaborativa han surgido nuevas plataformas que nos permiten invertir en este mercado y convertirnos en copropietarios a partir de cantidades tan pequeñas como 50 euros por inmueble. En España podemos encontrar varias de estas plataformas de crowdfunding inmobiliario, como Housers, Privalore o IvesReal, entre otras.

Cómo funcionan las plataformas de crowdfunding inmobiliario

El inversor español es, fundamentalmente, moderado y estas nuevas plataformas de crowdfunding suscitan una gran desconfianza entre usuarios que buscan diversificar sus inversiones. Por esto, desde el comparador financiero HelpMyCash.com nos explican los entresijos de esta nueva forma de rentabilizar nuestros ahorros.

Las plataformas de crowdfunding inmobiliario nos permiten comprar, junto con otros inversores, una o varias viviendas o locales comerciales para su renovación, alquiler y – una vez han alcanzado la revalorización esperada – venta. Como inversores nosotros obtendremos una rentabilidad mensual proporcional a nuestra inversión por el alquiler del inmueble y, al final del plazo acordado, también por su venta.

Cada plataforma tendrá varios proyectos en los que podremos elegir si invertir o no de acuerdo con sus características como el tipo de inmueble, dónde se encuentra o la rentabilidad esperada, entre otras.  Según la entidad el importe mínimo variará entre los 50 euros y los 1.000 euros y los plazos dependerán de cada proyecto en particular. El presupuesto fijado para cada proyecto incluye no solo la compra y la renovación del piso, sino también un colchón para imprevistos y los impuestos correspondientes (IBI, costes legales, etc.). Los costes de esta inversión varían según cada plataforma, aunque suelen ser un porcentaje sobre los beneficios obtenidos.

Estas inversiones no están garantizadas por ningún tipo de fondo de garantía, por lo que sí que existe un riesgo de perder dinero, aunque estamos invirtiendo en un bien raíz del que somos propietarios y los proyectos no tienen correlación entre ellos por lo que las posibles pérdidas de un proyecto en particular no afectarán al resto de nuestras inversiones.

Restricciones y normativas para invertir en estas plataformas

Estas plataformas son relativamente nuevas por lo que la regulación todavía está en evolución. Las entidades todavía están en proceso de homologación por la CNMV aunque sí que cumplen las condiciones para ser aprobadas, pero el proceso es lento ya que la Ley del crowdfunding lleva en vigor en España desde abril de 2015. No obstante, podemos ver por el músculo financiero con el que cuentan el número de usuarios que ya han confiado en las plataformas. Housers, por ejemplo, cuenta con más 15 millones y medio de euros invertidos y 31.000 usuarios.

Además, la Ley de Financiación Empresarial por la que están reguladas las plataformas, ha decidido acotar la inversión máxima a inversores no acreditados (no profesionales) para limitar los riesgos. De esta manera no podremos invertir más de 3.000 euros por proyecto ni más de 10.000 euros anuales en conjunto entre todas las plataformas. De todas maneras siempre es posible convertirse en inversores acreditados si contratamos un servicio de asesoramiento financiero con una empresa autorizada para que invierta por nosotros o si nuestros ingresos anuales superan los 50.000 euros y contamos con más de 100.000 euros en patrimonio financiero.

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