El interés por los pulpos ha crecido en los últimos años. En el documental «Lo que el pulpo me enseñó», premiado con un Óscar en 2020, se narra la historia de un director de cine que forja una amistad inusual con un pulpo que vive en un bosque de algas en Sudáfrica y aprende mientras el animal comparte los misterios de su mundo. Este trabajo destacaba algunas de las razones por las que estos cefalópodos nos han cautivado, como su inteligencia, su curiosidad y su fascinante capacidad para cambiar de color y forma.

Los pulpos capturados en libertad llevan mucho tiempo consumiéndose en todo el mundo, sobre todo en algunos países del Mediterráneo, así como en Asia y en México. Además, recientemente se ha incrementado la demanda de pulpo en otros mercados, como los de Estados Unidos y Japón. En consecuencia, los pulpos han sufrido una presión cada vez mayor, lo que ha dado lugar a una reducción de las poblaciones salvajes. Así, la creciente demanda del mercado y el aumento de los precios han hecho que las industrias alimentarias estén deseando cultivar pulpos en cautividad.

Un nuevo informe publicado por la organización benéfica en el bienestar de los animales de granja «Compassion in World Farming», con motivo del Día Mundial del Pulpo (8 de octubre de 2021), revela ocho razones por las que la cría intensiva de pulpos es cruel, daña el planeta y debe detenerse. Esto se produce solo dos meses después de que supuestamente se vendiera un pulpo por solo 36 peniques en un supermercado del Reino Unido, lo que provocó una protesta pública.

Según la bióloga marina, Elena Lara, directora de investigación de peces de Compassion in World Farming y autora del informe, «el inmenso sufrimiento que causaría la falta de un método de sacrificio humanitario y la ausencia de legislación para proteger su bienestar. Además, alimentar con harina de pescado a estos animales salvajes carnívoros en granjas es insostenible y dañaría aún más el medio ambiente». Por esta razón, ha explicado, «hoy, hemos enviado nuestro informe y cartas escritas a los gobiernos de España, Japón, México y Estados Unidos urgiéndoles a prevenir cualquier desarrollo adicional de la cría de pulpo”.

El pulpo común, denominado Octopus vulgaris, es la especie de mayor interés para la cría en Europa, donde los investigadores, sobre todo en España, están estudiando el desarrollo de la cría intensiva de estos animales en jaulas en el mar y en tanques. Fuera de Europa, también existen programas para la cría de pulpo en Estados Unidos, Japón y en México. Las prácticas de cría intensiva suponen una limitación para el comportamiento natural de los animales y dan lugar a un sufrimiento incalculable, independientemente de la especie de que se trate. Pero las características excepcionales del pulpo lo hacen especialmente inadecuado para la cría intensiva.

En la UE, Italia consume la mayor cantidad de pulpo, con más de 60.000 toneladas por año, pero recientemente ha habido una gran demanda de pulpo en otros países, como Estados Unidos y Japón, incluso cuando las poblaciones de pulpo salvaje se reducen. 

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