Marta Plana es una de esas personas que te hacen creer en el viejo tópico de “la generación mejor preparada de la historia». Tiene 36 años y más de 15 años de experiencia internacional en regulación y tecnología. Abogada por la Universidad de Barcelona y Juris Doctor con honores en la Nova Southeastern University, ha sido consejera de la antigua Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) y ha trabajado en empresas como Baker&McKenzie, Microsoft, Osborne Clarke o Aedgency.

Es la cofundadora y directora jurídica de Digital Origin, una compañía financiera digital que opera una plataforma de transacciones online que cuenta con un motor de decisión en tiempo real de calificación crediticia, verificación de identidad y detección de fraudes. Cuenta con dos productos: Quebueno, especializada en conceder micropréstamos de hasta 900 euros con un máximo de 30 días de plazo y Pagamastarde, que permite conseguir crédito instantáneo cuando compras a través de Internet. Ha recibido inversiones por 15 millones de euros por el 30% de la compañía y busca cerrar una segunda ronda, esta vez por más de 100 millones. Presume de haber concedido medio millón de minipréstamos a los españoles por un total de cien millones de euros. A pesar de que reconoce que la compañía trasladó su sede a Madrid porque no podía justificar ante sus inversores la inestabilidad política, mantiene un centenar de empleos en sus oficinas de Barcelona, desde donde se realiza la atención al cliente.

Sólo por todo lo anterior ya se merecería una entrevista. Pero es que, además, es vocal del comité de gobierno de Unió, fue tercera en las listas del partido para las pasadas elecciones catalanas (aunque se quedaron sin representación)  y ha pasado a formar parte de la junta directiva del Cercle d’Economia. En toda la entrevista se entremezclan las cuestiones sobre finanzas digitales (fintech) y política, y se maneja con soltura en los dos ámbitos.

¿Por qué decidió entrar en política?

Vengo de un ambiente profesional, he vivido diez años en Estados Unidos, he trabajado para compañías tecnológicas, he sido consejera de la CMT -que fue mi primera incursión en el mundo de la administración pública- y he tenido conversaciones en las que la gente dice “yo no voy a votar a nadie porque no me siento identificada con ningún partido”. Y yo lo que digo es que si no te sientes identificado con ninguno, crea uno. Para mí es así, si no te sientes identificado con lo que hay, métete y cámbialo, porque la política es una responsabilidad y un compromiso social que todos tenemos, es parte de nuestras vidas. Si algo no te gusta y no te implicas para tratar de cambiarlo, a mí personalmente me parece una irresponsabilidad. Y luego también me influyó la trayectoria familiar… Y llegó un momento en que decidí que si me lo pedían, tenía que decir que sí.

Y se lo pidieron.

Me lo pidieron. Me dijeron: “Mira, Marta, llevas 20 años militando en Unió Democrática de Catalunya, es un momento muy complicado, ¿te gustaría implicarte?”. Hace cinco años no hubiera aceptado, pero ahora mismo creo que hay que implicarse y yo no tengo ninguna limitación a nivel profesional que me lo impida. Puedo participar y ponerme delante de una cámara de televisión y defender, en su caso, por qué no quiero la independencia de Cataluña o por qué sí quiero que se regulen los microcréditos. Por eso fui en las listas de las autonómicas y estoy en el comité de dirección del partido y en el comité electoral de las generales.

Pero ahora no va en las listas.

No, porque se ha primado a personas con experiencia en el Congreso, como Duran i Lleida, Sánchez LLibre o Toni Picó. Yo participé en las autonómicas y estoy abierta a volver a hacerlo si ahora en marzo tenemos de nuevo elecciones, como creo personalmente que pasará.

¿Cree que Unió tardó demasiado en bajarse del barco de Artur Mas y su desafío independentista?

No. Yo no estoy de acuerdo con las políticas de Mas, pero éramos socios de Convergència, lo fuimos durante muchos años, y la razón de mantenerse en esa coalición se debió a querer salvar la estabilidad política de un país en un momento complicado.

Pagando un precio alto…

Muy alto, altísimo. Yo no participaba de la dirección del partido en ese momento, entré en agosto, pero desde luego creo que se hizo lo correcto. Duran es un político con mucha experiencia y actuó queriendo mantener la estabilidad de la histórica coalición.

¿Quizá no le dieron credibilidad a la apuesta independentista, pensaron que Mas daría marcha atrás?

Sí, yo pensaba que no iba a incurrir en este comportamiento. Es que parece enajenado, sinceramente. Y es una persona que con la que has compartido políticas económicas y sociales durante tantísimos años, que ha representado a una parte importante de la sociedad catalana… Yo le votado durante mucho tiempo y ahora no le votaría. Me cuesta comprender cómo puede tomar decisiones tan radicales… Es que está de moda el extremismo y el radicalismo y por eso a Unió no le ha ido bien en estas elecciones. El señor Mas ha roto una sociedad y nunca me imaginé que eso fuera a suceder.

Bueno, Ciudadanos obtuvo un gran resultado y quizá no quepa catalogarlo como “extremista”…

Ciudadanos en Cataluña es un partido más extremista de lo que ha sido Unió, por ejemplo, con el tema de la lengua. Hay mucha gente que no les votará por ese conflicto que en su momento se planteó, el hecho de querer equiparar el catalán y el castellano…

¿Por pedir que el castellano fuera lengua vehicular?

Es que eso también lo dice Unió, que apuesta por un modelo trilingüe junto al catalán y el inglés. No, la realidad es que yo me encuentro con mucha gente que dice que por esa beligerancia con el tema de la lengua nunca podría votar a Ciudadanos, por mucho que ahora no les guste Mas, y ese es un electorado potencial de Unió, que es un partido catalanista de centro. Al PSC, por ejemplo, le penaliza el estar supeditado al PSOE, porque el señor Iceta está marcado por el señor Sánchez: tienen que acordar una estrategia común. Nosotros somos independientes y tenemos que apostar por un mensaje claro, de diálogo, de equilibrio, de rigor y de seriedad.

¿Qué modelo de estado defiende Unió? En su momento Duran apostaba por el confederalismo, luego propuso una reforma constitucional para reconocer la singularidad de Cataluña en una disposición adicional. ¿Dónde está ahora el partido?

Unió cree en el estado del Bienestar, en una política fiscal solidaria, en que se renueven los parámetros económicos de contribución de cada región bajo principios de solidaridad… No queremos la independencia pero sí que se renueven esos parámetros. Y el modelo en que mejor puede articularse todo eso es el confederal. Y la disposición adicional se propuso como alternativa, para que se viera que había más opciones que una reforma amplia de la Constitución, que afectaría a muchos artículos. Una disposición reconociendo las características singulares de Cataluña podría ser la fórmula de abordar este momento tan complicado. Es que son momentos muy duros, ha sido muy duro hacer una campaña luchando contra la falsedad de que eran elecciones plebiscitarias… Y luego pedir argumentos a los independentistas, como hice el otro día en un debate con Oriol Amat, y que te diga que es una cuestión sentimental, de tener la emoción o no tenerla. Pues yo soy abogada y economista, tengo una empresa, y eso no me vale. “Es que eres demasiado pragmática”, me dijo. ¡Pues menos mal que lo soy! Me interesa saber qué IRPF van a aplicar, que Impuesto de Sociedades, de Sucesiones, cómo van a gobernar, cuál es la ventaja competitiva de la independencia… Porque lo del “España nos roba” no me lo creo. Y que tampoco me digan que hay un inversor que va a financiar Cataluña, que es lo que te dicen, porque es de risa.

¿Dicen que hay inversores dispuestos a financiar la secesión?

Sí, le pregunté de quién hablaba y me dijo que no lo podía decir, que es secreto. Se lo inventan. A mí me molesta, porque yo soy catalana, nací en Barcelona, mis apellidos son catalanes y no me pueden decir según qué cosas. Como que soy menos catalana de lo que dicen ser ellos. O decir que la crisis en Cataluña no se hubiera notado si hubiera sido independiente. Eso solo va a generar frustración, es populismo. Porque lo que hay que ver, en un contexto europeo, es que ciertas medidas económicas no han funcionado y hay que mejorarlas con diálogo. Es que yo no me imagino reuniéndome con mis inversores y diciéndoles: “hasta aquí, o me dais tanto o adiós muy buenas”. No, tú debates, estudias, reflexionas… Y esto es lo que propone Unió.

Luego los hay que asumen los costes de la independencia pero dicen que es una cuestión de “dignidad”, como Junqueras. Que ha de lograrse la secesión al precio que sea.

Sí, pero mira, resulta que a mí no me apetece pagar por la independencia de ningún sitio. Es que no quiero y punto. Y luego vienen los de la CUP, que son coherentes en su discurso, y dicen que quieren nacionalizar empresas. Pues yo no quiero que me nacionalicen la mía y me voy a Madrid. Y entonces me dicen que qué poco sentimiento tengo, pues así es la vida. Y me he venido a Madrid.

¿Se ha venido por eso?

Sí, sí, claro. Es que hay un board que toma las decisiones, que hace los estudios pertinentes… Y yo cómo le voy a explicar a un inglés que es que lo que dice la CUP es algo emocional. Es que no se pueden defender ciertas cosas. Y esos son los que están decidiendo el futuro de Cataluña. Cuando estás intentando hacer crecer una empresa y atraer nuevos inversores, la inestabilidad afecta mucho al negocio. Y en el mundo fintech la estabilidad política es básica. Necesitas aprobar unas leyes en un Congreso de los Diputados, necesitas un Ministerio de Economía y unos marcos legales claros. Si no sabes si en el mes de marzo volverá a haber elecciones y tienes un partido muy radicalizado, la CUP, cuyo primer punto en el programa es la nacionalización de empresas y la intervención en sus consejos de administración, inevitablemente nos afecta.

Hemos hablado del medio y largo plazo pero, en el corto plazo, ¿apoya Unió al Gobierno en las decisiones que está tomando para frenar la independencia?

Ha de darse una solución política y no solo jurídica. Por supuesto que los dictámenes del Tribunal Constitucional deben cumplirse, como los de cualquier otro tribunal. La desobediencia civil no solo no me gusta, es contraproducente y es peligrosa. Hay que hacer una reflexión para estudiar qué mecanismos han de implementarse para poder parar a estos señores. Desafortunadamente no estamos en el Parlament, no tenemos voto, pero apostamos por el diálogo y por el rigor jurídico y político. No se ha hecho bien desde Madrid estos años ni se ha reaccionado a tiempo… Porque no todos los catalanes pensamos igual.

Vuestro negocio son los créditos para llegar a fin de mes, el cash on demand. Si necesitas 300 euros, los consigues de manera muy sencilla y 15 días después pagas 344 euros.

La diferencia es que tenemos el código ético inglés adaptado al español porque los intereses nunca pueden exceder el total de la deuda solicitada, nunca prestaremos a quien nos deba dinero y si el 30 de octubre de 2015 te has comprometido a devolver un crédito, te multaré con 20 euros si no lo haces, pero un año después me seguirás debiendo el mismo dinero. Vivimos de la gente que repite, y nuestros intereses son siempre menores que un descubierto bancario.

Eso, efectivamente, marca una diferencia, pero aunque tengas el dinero en el banco en 15 minutos, el TAE es muy alto…

Esto no es para cada día, es para un imprevisto. Y, a diferencia de la usura de otros competidores, no vamos inflando la deuda constantemente. Además, nuestro algoritmo también lo utilizamos en Pagamastarde.com, tarjetas de crédito virtuales para pagar compras online a través del móvil a crédito, con un interés del 3%. Hemos firmado con Inditex, El Corte Inglés y Amazon. Queremos que la gente nos vea como una alternativa de financiación a la banca tradicional.

¿Cómo se puede saber en tan poco tiempo si alguien es de fiar sin presentar papeles?

Para evitar cosas como usurpaciones de identidad debemos saber quién nos habla detrás de la pantalla del ordenador, y el comportamiento de la persona delante de esa pantalla es lo que nos permite decidir en 30 segundos si puede recibir o no un préstamo. Con eso basta para detectar si es de verdad quien dice ser. Si escribes primero un nombre femenino, lo borras, y luego escribes uno masculino, probablemente no te prestemos. Sólo prestamos a gente con sueldo y que no está en paro. Así que si alguien nos pide pagar el día 13, el sistema probablemente pensará que es el día después de cobrar el paro y quizá tampoco se acepte.

¿Se plantea la expansión internacional?

No, primero tenemos que concentrarnos en tener éxito en el mercado de origen.

¿Ni siquiera en América Latina?

Demasiado riesgo. Quizá en México en algún momento, pero no por ahora.

¿Cómo hacéis la recuperación de la deuda?

No vendemos nuestra deuda a terceros. Tenemos Asnef para tratar de conseguir la devolución, pero la gente termina pagando lo que nos debe. Como no volvemos a prestar a aquel que no nos ha devuelto el dinero, la gente termina haciéndolo. Y luego el 80% repite. Puede que aún te deban 150, pero saben que si luego necesitan 400 y que no se los prestaremos si nos debe dinero, paga.

Pedimos a Marta que se despida con su principal reto, y es uno sorprendente: más regulación en el sector para todos. Dado que se han sometido al duro código inglés para este tipo de transacciones, piden lo mismo para todos y un marco claro para el sector. No quieren un «sector gris», sino normas claras para todos. Una vez que estén establecidas, ya se ocuparán de cumplirlas. Y sí, quizá aquí sea donde la política y la economía se suman en Marta Plana: es difícil que alguien que se preocupa tanto de establecer y cumplir normas se ponga del lado de quienes hablan de saltárselas todas.

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