El concepto de carsahring o coche compartido es relativamente nuevo en España. De hecho, su impacto ha llegado con el desembarco de Car2go en Madrid. Y ahora, se pone de relieve el alcance que ha conseguido porque tendrá competencia con la entrada de otro actor: Emov. ¿Pero realmente tiene futuro esto de compartir coches de usar y tirar?

Quizá porque era un sector que se había quedado atrasado en su concepto tecnológico, o porque es un buen negocio, el transporte por carretera se encuentra en un momento de ebullición. También polémica, pero sobre todo movimiento.

La irrupción de Uber y las plataformas colaborativas, las aplicaciones para reservar de taxi, los vehículos VTC con chofer, compartir el coche en viajes, compartir el coche con otros usuarios… Hay muchas variedades de negocio, pero en el caso de la última, conocida como carsharing, hasta qué punto se trata de un negocio rentable.

Según el CEO de Car2go, Thomas Beermann, “compartir vehículo tendrá una influencia decisiva en la movilidad”. Bajo esta premisa, realiza una serie de afirmaciones de lo que supondrá esta nueva manera de desplazarse.

El fenómeno Car2go

Según el directivo, todas las tendencias socioeconómicas actuales justifican el carsharing flexible: urbanización, digitalización progresiva y el deseo de las generaciones más jóvenes de utilizar en lugar de poseer. No es sorprendente que el sector esté explotando. De media, cada 1,3 segundos se alquila un coche de Car2go, asegura.

Además, añade, según el Banco Mundial, las ciudades acogerán aproximadamente 1,5 veces más de gente en 2045 que hoy en día. Esto supone un total de 6.000 millones de personas. La movilidad basada en coches privados ya ha llegado a su límite, teniendo como resultado atascos, falta de espacio de aparcamiento y contaminación.

También hace hincapié en el futuro verde.  Asegura que si se cuenta con flotas de carsharing eléctricas, el efecto positivo en la calidad del aire aumenta en el centro de las ciudades. Los gobiernos ya promueven la movilidad eléctrica y aumentarán los incentivos y restricciones apropiados.

Por último, y lógicamente barriendo para casa, pero poniendo el foco en un debate interesante sobre la posibilidad de compartir coche y los beneficios que puede tener, Beermann también señala que en 2025 se prevé que el vehículo autónomo influirá significativamente en el carsharing. Inicialmente, los coches se aparcarán solos en garajes para, más adelante, conducirse solos para recoger a los clientes.

Bajo este contexto, cabe preguntarse hasta qué punto la gente prefiere conducir o ser conducida. El impacto que tendrá Uber, si lo llega a tener; o si las ‘app’ de reserva de taxi dan un empujón a ese sector.

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