El partido de Rivera ganó las elecciones locales de 2015 en Valdemoro, epicentro de la Púnica . Su mayor baluarte allí era la dimitida Borox, acusada por un cabecilla de la trama de estar implicada. Deja su escaño en la Asamblea de Madrid después de que La Sexta demostrara su vinculación con el constructor David Marjaliza, socio de Francisco Granados en la presunta red de corrupción.

Ciudadanos ganó las elecciones locales de 2015 en 69 de los 8.110 municipios de España. La victoria más importante de todas se produjo en Valdemoro, 16ª localidad de Madrid por número de habitantes (72.265). El partido naranja solo se impuso en dos términos madrileños más: Villanueva del Pardillo (16.797 habitantes) y El Molar (8.036).

Valdemoro llevaba siete meses acaparando el foco mediático a raíz del caso Púnica, entramado de corrupción presuntamente orquestado por Francisco Granados, alcalde de este municipio entre 1999 y 2003. Entre los investigados están también otro exregidor valdemoreño, José Carlos Boza; el exconcejal de ese municipio José Javier Hernández Nieto; y el constructor David Marjaliza, natural del mismo sitio y amigo de Granados desde la infancia. Se calcula que la trama amañó contratos por valor de unos 250 millones de euros entre todas sus ramificaciones.

Ciudadanos cosechó en Valdemoro su mejor resultado electoral en los comicios de 2015 (20,72%)

¿Por qué ganó Ciudadanos en Valdemoro? ¿Cuajó en ese municipio con especial intensidad el discurso regenerador y centrista del partido de Albert Rivera? ¿O, como a menudo ocurre en la política local, concurrieron factores autóctonos que lo hicieron posible? Lo cierto es que todos los caminos conducen a Eva Borox, la gran dinamizadora de la agrupación naranja en el lugar junto a su marido, Raúl del Olmo. Ambos han sido acusados por Marjaliza en sede judicial de estar implicados en la Púnica.

El constructor, que ha decidido colaborar con la Justicia para ver menguada su pena, asegura que pagó a Borox para tenerla del lado de la trama y que blanqueó dinero a través de Del Olmo. La declaración fue difundida el año pasado por El Español y Ciudadanos no tomó ninguna represalia: aceptó las explicaciones de su entonces diputada autonómica, que negaba las acusaciones. También negó cualquier relación personal con Marjaliza.

Este jueves ha dimitido, días después de que La Sexta difundiera unas imágenes de ella con el constructor en diversos eventos que evidenciaban que sí se conocían. Pese a todo, se ha mantenido en sus trece: «Niego todas las acusaciones recogidas en la declaración de David Marjaliza. Nunca me ha pagado ningún viaje ni he recibido comisión alguna». Se va para no «perjudicar el buen funcionamiento del partido». En su declaración ante la prensa, no ha admitido preguntas.

Oscura etapa en el PSOE

La entrada en Ciudadanos no supuso la primera participación política para Borox. Ya había pasado por el PSOE, partido por el que fue concejala y portavoz municipal en Valdemoro. Una etapa que acabó muy mal, en un oscuro episodio que guarda coherencia con el relato de Marjaliza. En el año 2007, la dirección del PSOE madrileño disolvió la agrupación valdemoreña después de que un grupo de afiliados denunciara que el censo se estaba adulterando: Granados y Marjaliza lo estaban llenando de afines para controlar al socialismo municipal. Se impuso una gestora y Borox pasó a la historia.

Ella dice que no fue expulsada, sino que renunció a renovar el carné tras la maniobra del PSM. Lo cierto es que mientras era un pez gordo del Partido Socialista en el municipio, la trama colonizó esa agrupación. Y ahora uno de los cabecillas le acusa ante el juez de estar implicada.

Borox militó en el PSOE, partido que le acusó de llenar la agrupación de afines al PP de Granados

Entre ambos acontecimientos, se produjo su escalada en Ciudadanos. Borox vio venir el crecimiento de la formación naranja, se introdujo en ella muy pronto y contribuyó de forma decisiva a su expansión en Valdemoro y en otros municipios del sur de Madrid. En las autonómicas, logró el tercer puesto de la lista a la Asamblea, solo por detrás de Ignacio Aguado y César Zafra. Su marido se hizo con un puesto de salida en la plancha local, para convertirse después en teniente de alcalde.

El controvertido pasado de Borox fue publicado por el diario El País más de un mes antes de los comicios autonómicos y municipales, sin que afectara lo más mínimo a su carrera en el partido. En abril de 2015, ese periódico detalló la expulsión de la protagonista -que ella negaba- y cómo llegaron a registrarse 50 altas al mes en el censo del PSOE valdemoreño, hasta que lo denunció un puñado de compañeros. Previamente, habían comprobado que esas incorporaciones eran en realidad exmiembros del PP o amigos o familiares de Granados y Marjaliza.

Borox alegó que nunca tuvo acceso al listado y se quejó del trato que le dio el PSOE regional, suspendiéndola de militancia y comprometiéndose a no volver a admitirla “de por vida”, según El País. Su versión es que jamás pretendió regresar. Exploró otras vías. Primero pasó por el CDS, presentándose en 2011 a las elecciones sin obtener representación, y luego al Centro Democrático y Liberal, que llegó a presidir. En 2014 integró esta plataforma en el emergente Ciudadanos, poniéndose al mando de la agrupación naranja de Valdemoro. Su resurrección política ha concluido, al cabo de dos años, de nuevo de forma indeseada.

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