En la segunda parte de la conversación mantenida por Diario16 con Javier Bleda quedaba de manifiesto cómo el caso Mario Biondo fue sobreseido en España al mes y medio de su muerte, también los aspectos más llamativos de la investigación, el informe forense o las declaraciones de lahermana del camarógrafo afirmando: “creemos que hay un pacto de Estados entre España e Italia”. Bleda se refería, asimismo, al entorno de Raquel Sánchez Silva y la relación de su prima Eugenia Silva con Victoria Federica y la Casa Real.
En uno de los pasajes de su libro habla de una reunión en el café Gijón.
Efectivamente. Yo llamé a tres confidentes míos que se movían dentro de los servicios secretos. Dos de ellos a un nivel más estándar y otro en lo más profundo de las cloacas de los servicios secretos. El primero no sabía ni quién era Raquel Sánchez Silva ni Mario Biondo, el segundo sí lo sabía, pero no tenía ni idea, ni siquiera que se había muerto. Y el tercero, inmediatamente noté que sabía algo. De hecho, me dijo que no me metiera en líos. Eso fue lo que me hizo precisamente quedar con él en el mes de octubre de 2013 en el Café Gijón, precisamente. Allí quedamos. Yo había quedado también con dos prostitutas que trabajaban en una red muy importante de pisos y chalets de lujo que hay en Madrid y que son prostitutas que me habían facilitado en muchas ocasiones información de algunos clientes VIP que tenían que podían ser importantes para mi trabajo. Y yo a ellas también les había hecho otro tipo de favores relacionados con información que necesitaban. Bien, pues había quedado con ellas para que, en un momento determinado, aparecieran el Café Gijón y las dos se llevasen a este agente de los servicios secretos como pago de mi parte a él por la información que me iba a facilitar. Pago entre comillas, claro, ¿no?. Porque no les pagué nada a ellas, lo único que pagué fueron los tres whiskys de Malta que se tomó este hombre, el garganta profunda.
Y claro, los servicios secretos -durante años yo he estado trabajando con ellos de tú a tú en países africanos- cuando empiezas a hablar con ellos, con los agentes, pues son como un muro de cemento. No, no te dicen nada, pero en el momento en que les introduces en el mundo de las copas… primera copa, segunda, máximo a la tercera, ya te dicen: oye esto que quede entre nosotros y te cuentan lo que haga falta. Esto tal vez deberían, si es que no lo saben, trabajarlo un poco a la hora de preparar a los agentes.
Pero este confidente empezó a hablar muy pronto, ¿verdad?
Pues este garganta profunda, que estaba en el Café Gijón, ya en el primer whisky me había dicho: mira, esto es así. Cada día muere gente como Mario Biondo. Este chico murió como muere otros, como mueren otras personas, porque hay que quitarlos del medio, porque se enteran de cosas que no se tienen que enterar o tienen la mala suerte de enterarse o porque amenazan con decir cosas o lo que sea. Estas cosas pasan. Dice: quítate del medio, deja este tema, que es peligroso.
Luego. Cuando ya llevaba el tercer whisky y justo acababan de llegar estas dos señoritas y estaban ahí con él, en plena faena, antes de llevárselo a un apartamento, estábamos en la barra del café Gijón, le dije: oye, sólo te voy a preguntar una cosa y te estaré eternamente agradecido por la respuesta. ¿Fue el padre o el hijo? Me estaba refiriendo a que en caso de que esto fuera real, si había sido el padre el que había tomado la decisión, o el hijo. Y textualmente me miró a los ojos y me dijo: “Eres un cabrón. El padre. Ten cuidado”. Eso se me quedó grabado. Y se marchó con las chicas entonces. Eso me da pie a decir que, en el supuesto de que hubiese una relación en la que Felipe estuviera involucrado él sería la persona a proteger, pero no sería quien ordenó nada ni quien dijo nada. Posiblemente él, si es que tenía algo que ver, se enteraría por la prensa. Como Felipe González se enteraba por la prensa cuando los GAL ejecutaban a alguien. Pero en este caso esto es una ironía. Si el se enteró de algo sería por la prensa, porque él no tuvo nada que ver. Él, si es que había una relación, era una persona a proteger. El caso, si alguien lo ordenó, no fue Felipe.
Como tampoco fue, presuntamente, en el caso de Sandra Mozarovsky, el Rey Emérito.
Claro, efectivamente, en el caso de Sandra Mozarovsky, el joven Juan Carlos lo único que dijo a su Jefe de la Casa Real fue: oye, esta chica está embarazada y quiere tener el hijo. ¿Qué hago? No quiere abortar. Y a partir de ahí se desencadenaron todos los acontecimientos. Hubo una reunión de altísimo nivel en el Gobierno de Adolfo Suárez con cuatro personas y se dieron instrucciones para que ofrecieran dinero a la chica para que se fuera a Londres abortar. La chica dijo que sí, pero luego como se estaba notando ya…en fin, si es en el primer mes o en el segundo, no lo sé, pero ya cuando tiene cinco empieza a moverse, ya da pataditas y te lo piensas más, ¿no? Entonces dijo que no. Y le costó la vida.
Después de todo lo que explica en Viuda súbita, ¿tiene miedo por algo?
En absoluto. Nunca, nunca vamos. Yo he estado bastante amenazado por ETA en aquellos momentos de plomo duro. Me sacaron varias veces en la revista Ardi Beltza. Me sacaron también en el vídeo “Periodistas, el negocio de mentir”, un vídeo donde amenazaron a un montón de periodistas y me sacaron de la peor manera posible. Es decir, relacionado con la cúpula del GAL, porque sacaron la foto de José Barrionuevo, ministro del Interior, foto de Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad, foto de Agustín Valladolid, jefe de Prensa de Interior y foto de Javier Bleda, director del diario Ya. Eso en el entorno terrorista es bastante peligroso. Todo era por el vídeo de Pedro J. Ramírez. O sea que pensaban que era una operación relacionada con el GAL. De rebote sí era una operación relacionada con el GAL porque todo había sido por la Operación Menguele. Es decir, los servicios secretos, secuestraban mendigos para probar narcóticos con ellos y ver cuánto tiempo aguantaban en el maletero de un coche para luego poder secuestrar terroristas. Entonces Pedro J, Ramírez se enteró de esto y amenazó con publicarlo. Y Rafael Vera dijo en la radio, no me acuerdo en qué radio, pero está publicado: “Sabemos a qué dedica el tiempo libre Pedro J.” Es decir, lo de la Operación Menguele era relacionado con el GAL. Y ya, partir de ahí, amenazaron a Pedro J. con lo del vídeo.
¿Está claro quien hizo el video de Pedro J.?
Lo del vídeo lo hicieron los servicios secretos. Obviamente, la señorita de Guinea Ecuatorial que aparece en el vídeo con Pedro J. no tiene que ver con los servicios secretos. Fue una persona que ya estaba en contacto previamente con Pedro J. y a la que manipularon, pero el tipo que estaba dentro del armario con la cámara era un colaborador habitual de los servicios secretos. El consejero de Felipe González, con su despacho a 20 m del de Felipe, estaba relacionado con el Gobierno, el Gobernador Civil de Guipúzcoa estaba relacionado con el GAL, Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad, que también estuvo en el banquillo con nosotros, Rodríguez Menéndez era simplemente un peón, al que el PSOE en aquel momento le había dicho que se hiciera con el diario Ya para poder publicar cosas que El País no podía publicar, y luego El País, siendo yo director de Ya, nos apoyaba e incluso hubo un editorial apoyándonos con el tema del vídeo de Pedro J. Incluso Polanco me felicitó en el Teatro Real, cuando la inauguración en 1997. Esta yo ahí, tomándome una copa en el descanso y aparece con su señora, y me dice: ¡Te sigo, Javier, te sigo! Y digo, este hombre será sordo por qué habla así de alto. Y es que resulta que, cuando se marcha, me giro y justo detrás de mí estaban dos escalones más arriba, Pedro J. y Juan Villalonga, que era el Presidente de Telefónica y el íntimo de Pedro J. Bueno, el que había comprado Antena 3 para que no sacase lo del vídeo, estaba justo detrás de mí. Por eso Polanco dijo eso. En fin, todo está unido. Entonces, ¿me dice, si tengo miedo?
También habla del caso de la doctora Pinto…
Bueno, pues he pasado por situaciones complicadas, pero claro, no olvidemos también que una de las cosas que sale en el libro, para que veamos de lo que estamos hablando, es que la doctora Pinto, que es una dermatóloga de Madrid, fue amenazadísima por Javier López Madrid, íntimo del compi yogui de Letizia. Y, entonces, Javier López Madrid contrató a Villarejo, como tanta gente de bancos importantes que contrataban a Villarejo, para que le ayudase en el tema. Y a partir de ahí, le dieron dos puñaladas a esta señora y amenazaron a su hijo de 10 años en la puerta del colegio. Y esto está publicado y judicializado. O sea, que no es que yo me lo esté inventando. Y, claro, en un momento determinado, Javier López Madrid le dijo a Villarejo: hay que ser un poco simple para hacer esto. Oye, mi teléfono hace cosas raras, no sé si es que me están controlando la ubicación o lo que sea. Y el otro le dijo: déjame que yo te lo limpio. Claro, le limpió el teléfono totalmente. Y el teléfono tenía bastantes mensajes con Felipe y con Letizia. Mensajes complicados, no lo del compi yogui. Y los tenía Villarejo en esa información que le quitaron. Sólo salió a relucir lo del compi yogui, pero había cosas mucho más duras. Por eso, llamé a la abogada de la doctora Pinto para decirle: oye, sólo quiero saber una cosa de tu clienta. Con que me digas sí o no es suficiente. Dile si todo este lío que está teniendo Javier López Madrid -vamos, estoy hablando de un tío que le mandaba mensajes tórridos reconocidos por él basándose en relaciones sadomasoquistas- no será porque en algún momento determinado, igual que Juan Carlos I cuando retozaba en la cama, en los vídeos con Bárbara Rey, se ve que habla de secretos de Estado, pues a ver si en algún momento a Javier López Madrid se le escapó algo de lo de Felipe en relación a Raquel Sánchez Silva o a Mario Biondo, suponiendo que esa relación fuera cierta, que es una hipótesis, esto es muy importante, hay que aclararlo. Y ella llamó a su cliente y luego me dijo: me ha dicho que no. Bueno, ese no lo puse entre comillas porque la mujer estaba en aquel momento súper amenazada de muerte. Es que le dieron dos puñaladas en dos ocasiones diferentes. O sea, no la querían matar, solamente la querían asustar, pero las dos veces hubo que llamar a una ambulancia. Y amenazaron a su hijo. Entonces dejé ahí aparcado el tema, pero no me fiaba que no fueran por ahí los tiros. O sea, el entorno del príncipe Felipe, sus amigos íntimos son gente también un tanto enrevesada y un tanto complicada. Una gente a la que le gusta jugar con fuego, digamos, por decir algo suave.