La reflexión a la que ha llegado la Comisión Europea es que si hasta ahora los operadores de telefonía han podido hacer grandes inversiones, por ejemplo en 4G, quizá ha llegado el momento de parar la consolidación. Creen que dichas fusiones no necesariamente son la respuesta para mejorar la competitividad y, además, pueden derivar en una subida de precios.

En estos términos se ha expresado el vicepresidente de la Comisión Europea para el Mercado Único Digital, Andrus Ansip, durante un encuentro europeo organizado por el diario Financial Times y la ETNO (Asociación de Operadores de Telecomunicaciones Europeos). Así, el mandatario estonio cree que en estos momentos se debe pasar a un modelo de acuerdos estratégicos entre empresas de distintos países, y no como hasta ahora que se ha llevado a cabo dentro de las mismas regiones.

Ansip ha mandado un mensaje muy rotundo. Su postura es que la consolidación transfronteriza podría garantizar mayores oportunidades de negocio a los operadores y que la inversión en redes podría aumentar. Pese a todo, el representante del Mercado Único Digital ha manifestado que la respuesta para una mejora de la competitividad tampoco es la consolidación absoluta del sector. De hecho, ha afirmado que muchas compañías han llevado a cabo grandes inversiones en redes 4G sin que han necesitado de grandes fusiones.

Estas declaraciones se producen al mismo tiempo que la publicación de un informe de Boston Consulting Gruop (hecho para esta asociación ETNO) en el que se habla de una gran necesidad de inversión para seguir creciendo. Concretamente se estipula que el sector de telecomunicaciones deberá invertir 106.000 millones de euros adicionales para cumplir con los objetivos de la Agenda Digital para Europa a 2020. Este estudio indica que Europa necesita invertir 216.000 millones de euros hasta 2020 para hacer frente a la creciente demanda de conectividad generada por el nuevo entorno digital. Las operadoras de telecomunicaciones y organismos públicos ya han comprometido un total de 86.000 millones y 25.000 millones de euros, respectivamente, a tal efecto.

Desencuentro entre Bruselas y los operadores

En este punto es donde entra la fricción entre los grandes operadores europeos y Bruselas. ETNO explica que, si se quieren alcanzar los objetivos establecidos en la Agenda Digital Europea, se deben adoptar las medidas necesarias para crear un entorno regulatorio que propicie la inversión de los 106.000 millones de euros que faltan. Creen que es necesario que la regulación evolucione de una estructura basada en precios a otra más equilibrada, que tenga en cuenta parámetros como la inversión, innovación, eficiencia y calidad, entre otros, así como el impacto en el mercado de nuevos competidores. Ellos están convencidos de que solo una fuerte consolidación genera esa escala que da mejores resultados.

Por el contrario, para Ansip la “relajación” en las normas de competencia no es la solución para alcanzar los objetivos que se propone la Unión Europea en cuanto a la conectividad de banda ancha. Es más, el mensaje que ha lanzado resulta muy similar al argumentario de las organizaciones de consumidores: cuantas menos compañías haya, menos opciones hay para los usuarios y el precio se puede elevar.

Ante este panorama, el responsable de Liberty Global, Michael Fries, que en estos momentos intenta hacerse con un operador belga, ha declarado públicamente que en uno de sus últimos encuentros con la comisaria de Competencia europea, Margrethe Vestager, ésta le dijo que las cosas cambiarán a partir de ahora, dado que las empresas que inicien procesos de compra o fusión deberán hacer mayores concesiones para que los procesos sigan adelante.

El futuro de la consolidación

Cuando se habla de “concesiones”, un ejemplo muy claro es el que representa la compra de Jazztel por parte de Orange en España. Para que se haya podido llevar a cabo, entre otras cosas, se han tenido que desprender de la red redundante de fibra que, en este caso, terminará comprando MásMóvil.

El objetivo no es otro que el de asegurar la competencia dentro de un país. De este modo se han cargado recientemente la fusión entre Teliasonera y Telenor que iban a llevar a cabo en Dinamarca. Las exigencias por parte de Competencia fueron tales que ambas compañías desistieron en seguir adelante con el proceso porque los márgenes de rentabilidad esperados se reducían considerablemente si accedían a esas “concesiones”.

Otro de los procesos que se mirará con lupa, de ahora en adelante, es la compra de la compra de la filial en Reino Unido de Telefónica, O2, por parte de Hutchison, para fusionarla con su filial Three. Aquí hasta el propio regulador británico lo ve con malos ojos, por lo que la Comisión Europea puede que lo tenga sencillo para vetar la adquisición. O bien puede volver a poner una serie de exigencias que finalmente provoque que no sigan adelante.

El cuarto operador fantasma

Como ya contamos en SABEMOS cuando se conocieron las “concesiones” a las que se veía sometida Orange en la compra de Jazztel, la realidad del cuarto operador que tanto busca la Comisión Europea no existe en ningún país. Es decir, todo son situaciones como la española, donde hay tres operadores dominantes con una cuota de mercado tanto en banda ancha fija como móvil, donde se sitúan muy por encima del 80%, y apenas muy poco espacio para ese 4º o 5º operador.

Ante esta situación, los operadores piden un marco regulatorio más favorable para poder seguir construyendo esa consolidación en el sector de las telecomunicaciones, pero la Comisión Europea parece haber dicho basta. La comisaria de Competencia europea Margrethe Vestager tendrá mucho que decir en los próximos movimientos.

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