No son buenos tiempos para Blablacar. No se han metido con nadie, ni han buscado pelea. Pero en menos de un año se encuentran con varios frentes legales abiertos y, lo peor de todo para la compañía, el daño a su imagen puede ir a peor.

El último episodio se ha escenificado esta semana. En concreto ha presentado una denuncia contra el Estado español ante la Comisión Europea (CE) por las sanciones impuestas y los expedientes abiertos por la Comunidad de Madrid contra la actividad de coche compartido que desarrolla esta empresa.

El director general de Blablacar en España y Portugal, Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, ha querido reunirse con la prensa para explicar la situación. Los motivos parecen evidentes: quieren controlar los tiempos de comunicación; y, por otra parte, intentar transmitir un mensaje de tranquilidad a su comunidad de usuarios, que sobrepasa los 3 millones en España. Además, piensan mucho en los potenciales nuevos usuarios y cómo afectará todo esto a su imagen de compañía con diversos asuntos legales abiertos.

Por lo que respecta al asunto de los expedientes, ahora la CE debe nombrar a un instructor, quien a su vez solicitará a las partes información relativa a los expedientes abiertos y la actividad que desarrolla Blablacar en España. La emisión de un dictamen que dé respuesta a la denuncia «suele tardar» entre 6 y 18 meses, según la compañía, que a su vez se reserva la posibilidad de abrir un posterior proceso judicial.

Rodríguez de Santiago-Concha ha querido recalcar ante los medios que la actividad que realiza su compañía no se verá afectada por las tres sanciones administrativas, por valor de 8.800 euros, contra su matriz francesa Comuto; ni por las multas a dos usuarios con fecha 21 de octubre, por un importe total de 4.001 euros.

Esto es solo el principio

La denuncia ante Bruselas es solo el inicio de todo y, seguramente, lo que menos le preocupa a Blablacar, entre otras cosas porque será un proceso muy largo. Lo gordo que tiene ahora encima de la mesa es la demanda de la patronal de autobuses, Confebus, que le puede cerrar la empresa.

El juez que lleva el caso está a punto de dictar sentencia y, será entonces, cuando el futuro de Blablacar se decida. Desde la compañía no quieren hacer ningún planteamiento a priori sobre lo que puede suceder. Prefieren ser optimistas y pensar que todo saldrá bien, pero ahora mismo puede que sean los últimos días de Blablacar.

No obstante, aunque la resolución sea contraria a los intereses de la plataforma tecnológica, habrá un recurso y esto hará que sigan operando como hasta ahora. Pero al final todo se resume en un problema de imagen.

La imagen como problema

Durante el encuentro con la prensa, el responsable de Blablacar intentaba transmitir en todo momento serenidad. Algo así como “todo saldrá bien, nuestros usuarios no deben tener miedo por utilizar la ‘app’”. Pero nada más lejos de la realidad. Hoy, muchos usuarios de la plataforma conocen la situación. Y, lo que es peor, saben que incluso se están haciendo revisiones sorpresa, por ejemplo, en la estación de Atocha.

¿Esto no afectará a la compañía? Insisten en su vocación de ser transparentes. Creen que contando todo de forma pública será mejor para todos, pero esto es algo que se puede poner en duda.

Ahora mismo, miles de usuarios de la plataforma se han enterado de que hay dos personas que tienen expedientes abiertos por el uso de Blablacar. Eso puede generar confusión, porque no se sabe muy bien qué les pasará, hasta dónde recibirán ayuda de la compañía y las implicaciones legales que puede tener. La plataforma ha dicho que les ayudará en todo, pero no se sabe qué sucederá si la situación entre en la vía legal de altas instancias.

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