Con “moderada confianza”, así afronta BlaBlaCar su exposición ante el titular del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid para evitar la suspensión cautelar de su actividad en España, solicitada por la patronal de empresas de transporte en autobús (Confebús) en la demanda que interpuso en agosto por «competencia desleal».

La plataforma y Confebús están citamos este jueves a una vista ante el juez Andrés Sánchez Magro para que éste, una vez escuche a ambas partes, dirima sobre la solicitud de cierre en las próximas semanas. Se trata del primer paso del juicio en el que, posteriormente, ahondará sobre la demanda por supuesta «competencia desleal» interpuesta por la patronal de autobuses contra BlaBlaCar, empresa dedicada a conectar a particulares que viajan a un mismo destino para compartir los gastos del trayecto en coche.

Hace unas semanas, desde SABEMOS, pudimos hablar con el country manager de BlaBlacar para España, Jaime Rodríguez de Santiago-Concha, y manifestó su moderado optimismo ante la situación en la que se ha visto envuelta su compañía.

Todo viene porque Confebús denuncia que la plataforma realiza labores de intermediación en contratación de transporte sin tener la correspondiente autorización para ello. La patronal se basa en la tasa de gestión que cobra a quienes la utilizan su web para compartir viaje.

Ante esta situación Jaime explicaba a este medio que de la demanda sacarán el lado positivo, y es que afirma tener “una oportunidad de explicar nuestro modelo de negocio y que se entienda muy bien”. Además, casualidades del destino, este juez es el mismo que ya decidió suspender la actividad de Uber. Ante esta situación, el responsable de BlaBlaCar en España confesaba que su caso y el de Uber era “radicalmente diferente”.

Según cuenta Jaime, con la paciencia de quien ya ha explicado esto muchas veces, “en BlaBlaCar no hay un chofer que realiza un servicio bajo demanda, no hay alguien haciendo un negocio directamente de ello”. Desde su punto de vista se ha hecho una simplificación muy básica en torno a “tenemos que ver con el coche y las nuevas tecnologías”, y por eso ya somos lo mismo que Uber. “Nosotros confiamos en la justicia. Somos optimistas y creemos que el juez verá la diferencia entre lo que hacemos nosotros y Uber”.

Una polémica confusa porque en otros países va bien

“Nosotros evitamos la polémica, no queremos pensar qué le ha llevado a Confebús a poner esta demanda”. Pese a que Jaime espera que este asunto les ayude a aclarar qué hace y deja de hacer BlaBlaCar, el olor a solemnidad de un juzgado no gusta a nadie. Por eso, insiste. “No entendemos la demanda, porque operamos en 19 países y en ninguno hemos tenido ningún problema. Convivimos con total normalidad con otros transportes en estos países”.

Además, Jaime Rodríguez de Santiago-Concha asegura que desde su estancia en España han tenido “una política de total transparencia con la administración y los organismos públicos”. Su máxima defensa en lo que seguramente tome el nombre de ‘caso BlaBlaCar’, es que “la naturaleza de compartir gastos siempre será legítimo”.

No obstante, ahora será la justicia quien tome la palabra y convenga si de verdad hay una diferencia real con Uber o ven que, efectivamente hay una competencia desleal por parte de BlaBlaCar hacia las compañías que operan en el sector del transporte por carretera.

¿Cómo se toman las medidas contra los usuarios?

Dentro de la ambigüedad sobre la demanda contra BlaBlaCar, hay algo que el propio Jamie tampoco entiende. ¿Se trata de un acto contra la compañía o contra los usuarios? En este sentido es muy claro. BlaBlaCar es una empresa, y como tal tiene el objetivo de ganar dinero, en este caso cobrando un 10% de las transacciones que se llevan a cabo entre los usuarios de su plataforma cuando realizan sus pagos.

En cuanto a la acusación sobre que los usuarios llevan una actividad con ánimo de lucro para ganar dinero, Jaime explica cuáles son las acciones que llevan a cabo para que esto no ocurra, ya que no es el fin que busca la compañía:

  • La aportación máxima que se puede pedir está limitada. Hay un límite máximo que depende de varios factores
  • Nosotros hacemos una sugerencia de aportación que es incluso más restrictiva que la cantidad que se fija en la declaración de IRPF para la retribución en especie del kilometraje de los empleados. Esa cifra son 0,19 euros por kilómetro, y nosotros hacemos una recomendación inferior a esa
  • Se ha limitado el número de plazas. Con esto evitamos que se cojan furgonetas u otro tipo de vehículo con más plazas y que se llenen de gente

Además de estas normas de la web que funcionan de forma automática, hay un equipo de 60 personas trabajando que se dedican a vigilar que el comportamiento de la comunidad es el correcto. Si alguien detecta que se están incumpliendo las normas de la web, toman las medidas oportunas. Y eso incluye, asegura Jaime, la expulsión de la plataforma, e incluso se abren una serie de mecanismos para que una persona expulsada no pueda volver a BlaBlaCar.

Imagen | Flickr – OuiShare

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