Propel, el fondo de capital riesgo de BBVA para invertir en el sector de tecnología y finanzas -fintech-, ha esperado al verano para anunciar sus primeras grandes operaciones del año. En julio se convirtió en el inversor principal en una ronda de financiación de Guideline, una plataforma tecnológica para la gestión de planes de pensiones en Estados Unidos. Además, Propel ha abierto agosto con una nueva empresa en su cartera: Brave, un navegador web que integra un sistema de micropagos con bitcoins.

En la última aventura de Brave, el fondo de capital riesgo de BBVA va a inyectar parte de los 4,5 millones de dólares (4,04 millones de euros) que quiere recaudar la startup, mientras que Propel se ha convertido en el principal inversor de la última ronda de Guideline, con la que espera levantar 7 millones de dólares (6,28 millones de euros).

El de Guideline es un modelo de negocio que tiene mucho que ver con la actividad habitual de BBVA, que incluye la comercialización de planes de pensiones. En este caso, la aplicación diseñada por la startup simplifica las gestiones para el seguimiento de las inversiones de los particulares.

Lo que tiene una explicación más difícil es la entrada de BBVA en Brave. La iniciativa está respaldada por la figura del emprendedor que ha ideado esta plataforma, Brendan Eich, ex CEO de Mozilla y creador de JavaScript. Sin embargo, el proyecto tiene poco que ver con la banca, ya que el diseño de un navegador de internet se aleja completamente de la operativa diaria de una entidad financiera.

Pero si algo caracteriza a Propel es su amplitud de miras. El fondo ha invertido en otras tres startups menos consolidadas en lo que va de año, en la modalidad de “capital semilla”, la más inicial y azarosa de todas las fases del capital riesgo.

Las tres startups en las que ha entrado son Drive Motors, una plataforma para concesionarios de coches que permite a los clientes comprar un vehículo por internet; Hippo, una aseguradora online; y Civic, un servicio para gestionar la identidad de los internautas en la red con la que que se puede “proteger y autorizar” el uso que se hace de los datos personales en tiempo real, según BBVA.

La participación de BBVA en estas iniciativas, aunque no se han desvelado cifras concretas, no es más que una chuchería en comparación con el presupuesto del que dispone Propel, vehículo al que cual el banco traspasó sus fondos de 100 millones de dólares para invertir en el sector fintech, un presupuesto ampliado en 150 millones más. En total, Propel dispone de 250 millones de dólares para que BBVA se mantenga al día en el proceloso mar de la innovación financiera y destine fondos a las startups que darán forma al futuro de los bancos.

Una apuesta de inversión

Propel no es la única vía a través de la cual se relaciona BBVA con el ecosistema mundial de startups; también ha completado varias operaciones para integrar a pequeñas empresas innovadoras en su perímetro.

En lo que va de año, BBVA ha anunciado la compra de Holvi, una plataforma finlandesa de banca online especialmente dedicada a los clientes corporativos, a la gestión de las finanzas de pequeñas empresas. No es un caso aislado, dado que a finales de 2015 BBVA también se hizo en el Reino Unido con una participación estratégica del 29,5% en el banco digital y exclusivamente para móviles Atom.

Además, en 2014 la entidad adquirió Madiva Soluciones, aunque su compra más relevante hasta la fecha fue la del banco online estadounidense Simple.

Las participaciones de Propel van por otro lado. El fondo no persigue los mismos objetivos de integrar ciertas tecnologías o ideas en la operativa diaria del banco sino anticiparse a la siguiente revolución fintech. Este interés ya existía en BBVA antes de que se constituyera el vehículo de capital riesgo, ya que este tipo de inversiones antes estaban bajo el paraguas corporativo, en la división BBVA Ventures.

Antes de convertirse en Propel, el fondo de BBVA ya había participado en rondas de financiación de múltiples startups: Prosper, una plataforma online de préstamos al consumo; Coinbase, un servicio de transacciones basados en la moneda virtual Bitcoin; y DocuSign, una firma para la gestión de transacciones, son sólo algunos ejemplos de la actividad inversora del grupo financiero español.

Foto: BBVA

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