Corría el año 2004. Han transcurrido dos décadas de aquella conversación con Rosa Regás una tarde verano, mientras preparaba la edición del libro «Mujeres al natural: 30 diálogos sin aditivos, ni conservantes». Me encontré con una Rosa cuyas palabras se impregnaban de trasparencia y pasión. Su pequeño paraíso se asentaba en L´Empordà, aunque reconocía que una casa tan aislada provoca cierta dificultad para ambientarse y cuando lleva mucho tiempo en ella añora las ciudades donde ha vivido. Ama Barcelona, pero no desde el patriotismo que algunos proclaman, sino desde el amor por lo conocido, por lo que se conoce y se ha vivido. Rosa floreció junto a la generación poética de los 50. Al acabar la universidad en 1964 trabajó en Seix Barral y en 1970 fundó las editoriales La Gaya Ciencia y Bausán. Luego llegarían los tiempos como traductora en las Ortganizaciones de las Naciones Unidas en Ginebra, Nueva York, Washington, Nairobi, París… En 1994 es nombrada directora del Ateneo Americano de la Casa de América. Entre sus obras más destacadas figuran: Ginebra (1989), Memoria de Almator (1991), Azul (Premio Nadal 1994), Viaje a la luz del Cham (1995), Pobre corazón (1996), Desde el mar (1997), Sangre de mi sangre (1998), Sombras, nada más(1999), Luna Lunera (Premio Ciutat de Barcelona 1999) y La Canción de Dorotea (Premio Planeta 2001). Además es autora de una selección de cuentos populares, de artículos de prensa y contertulia habitual en “La Ventana” de la SER. Entre sus confesiones: le horroriza ponerse delante de la televisión, no cree en la salvación del planeta y su biodiversidad mientras siga gobernado por un cretino embustero llamado George Bush y se muestra escéptica respecto a la igualdad entre mujeres y hombres. Pero también hay cosas que convierten a Rosa Regás en una mujer, cada día, más viva. Por ejemplo, el amor y el cariño que siente por las personas que quiere, su propia casa, su biblioteca, cuando habla sobre la sociedad laica, la educación pública o sale en defensa de la memoria histórica. Todo ello da sentido a su vida.
Qué idílico, Rosa. Vives en una masía.
Bueno, otras personas se han comprado un piso. Todos los que podemos hemos puesto nuestros ahorros en un trocito de vivienda y con los años lo hemos ido mejorando. Yo tuve la oportunidad de comprarme esta casa hace treinta años y, bueno, la he ido ampliando como hacen los payeses de la zona, según las necesidades que he ido teniendo. Y ahora es una casa más grande y tiene más jardín, porque también he ido comprando terrenos alrededor y un bosque, pero aún así no se trata de una casa con de setenta hectáreas. Tiene dos hectáreas y media o tres.
Imaginemos un paseo alrededor. ¿Qué observamos?
Un paisaje típico de L´Empordá. Un paisaje hecho por la mano del hombre. Sin cielos amplios ni de grandes perspectivas, sino por el contrario, con el horizonte bastante cercano. Estoy en la ladera de un valle. En la otra hay otra masía. Y lo llamo valle porque yo lo quiero ver valle, aunque no lo sea exactamente, es casi una amplia vaguada. Y bueno, a mi me gusta esta tierra porque la conozco mucho, conozco bien las viñas, sus almendros, sus higueras…y para mí es un paisaje mediterráneo encantador.
¿Tienes huerto?
Tengo un huerto bastante grande que está en lo que sería el fondo de la vaguada, donde hay un pozo. El huerto es un terreno estrecho y largo, una tira de tierra muy fértil, porque por allí pasa un acequia seca en verano pero incluso caudalosa en invierno.
¿Y qué cultivas?
En este momento tomates. Si quieres venir a buscar tomates te doy todos los que quieras porque no sabemos qué hacer con ellos.
«Paso de la ciudad al campo en la medida que necesito cambiar. No es una aventura. Es que, de pronto, no puedo más con la ciudad. Me canso, el ruido me aterra, la suciedad de las calles me horroriza, me atosigan demasiado las multitudes»
¿Hay excedente?
Siempre los hay. Entonces, uno empieza a hacer mermeladas, conservas… hasta que te cansas, los regalas a los amigos y siempre sobran. Pero los tomates se acaban de repente. Lo que pasa es que son tan ricos que en verano me alimento de gazpacho y de tomates.
¿Cómo es para ti esta aventura entre el campo y la ciudad?
Yo no tengo dificultad en ambientarme en ningún sitio por esto no me importa ir variando constantemente porque siempre me atrae lo que no tengo. Lo que he hecho es estabilizar el cambio, por decirlo así. Paso de la ciudad al campo en la medida que necesito cambiar. No es una aventura. Es que, de pronto, no puedo más con la ciudad. Me canso, el ruido me aterra, la suciedad de las calles me horroriza, me atosigan demasiado las multutudes. Entonces me voy al campo y cuando ya llevo tres, cuatro o cinco meses en el campo empiezo a pensar que ¡ya podría seguir!, pero si sigo en el campo acabaré colgada de un álmendro.
Pero has vivido en varias ciudades.
He vivido en muchas ciudades, sí.
«Casi todos los pueblos de L´Empordá han sido comprados por la gente de Barcelona y la vida los ha abandonado»
Esto tiene que dar una perspectiva vital importante.
Sí, de añoranza. Hay muchas ciudades que añoras, como añoraría Madrid si me tuviera que ir. La verdad es que añoro Londres, añoro Nueva York, añoro Nairobi, añoro todas las ciudades en las que he vivido, incluso Ginebra.
¿La gente rural es más auténtica que en la ciudad?
No te lo puedo decir, porque yo no vivo con la gente rural. Estoy en medio del campo, trato con muy poca gente y además el campo ya no es lo que era. El campo, sobre todo en Cataluña, prácticamente no existe. Los pueblecitos que están alrededor de la casa donde yo vivo, pueblecitos que antes tenían su pequeña tienda y su cementerio y su párroco…ahora están comprados por gentes de Barcelona que solo van los fines de semana y durante las vacaciones y son pueblos desiertos, fantasmales. Son como el Pueblo Español de Barcelona. Casi todos los pueblos de L´Empordá han sido comprados por la gente de Barcelona y la vida los ha abandonado. Bueno, queda la granja donde compramos la leche que tiene una vacas y está a unos dos kilómetros de aquí, y alguna persona que todavía cultiva algún campo, pero son los menos.
L´Empordà tiene duende. ¿Qué es lo que te atrae, lo abrupto, la tramontana, la armonía, su literatura…?
A mi me gusta mucho el L´Empordà y vivo aquí desde hace ya treinta años, pero no es que me guste más que otros lugares. A mi casi me gustan todos. Me gusta el desierto y me gusta el mar. Me gustan los ríos y las montañas. Me gusta todo. Yo podría vivir en cualquier sitio. Me gusta el L´Empordà porque es muy bonito, pero también es muy bonita la provincia de Soria, ¿sabes?. También es muy bonita Andalucía con sus olivos o el Mar Cantábrico. Es igual, podría vivir en Siria, en Nueva York…o en cualquier sitio. Lo que pasa es que L´Empordà lo conozco más. Yo creo que es lo que nos define a los humanos. Nos enamoramos de aquello que conocemos, porque el conocimiento produce mucho cariño y mucho amor y mucha cercanía. Y entonces, esto lo confundimos con el patriotismo, como si fuera un mérito propio haber nacido en un lugar determinado, ¿no?. Yo quiero mucho a la ciudad de Barcelona, porque la conozco muy bien. Pero no es ningún mérito mío haber nacido allí. Por lo tanto, el sentimiento de patria, en el sentido que nos exigen ciertos líderes, yo lo desconozco.
«Digamos que, excepto en el caso de “Luna, lunera” que sí se basa en retazos de mi vida, en las demás novelas lo único que es realmente autobiográfico no son las historias, ni los personajes, sino los paisajes»
La naturaleza está presente en tu obra, muchas veces, como una forma de identificar ciertas escenas con fenómenos naturales. ¿por qué?
No lo sé. No te lo podría decir, pero sí es cierto. La naturaleza, pero también las ciudades. En “Luna, lunera”, por ejemplo, la ciudad está muy presente, es el escenario. Digamos que, excepto en el caso de “Luna, lunera” que sí se basa en retazos de mi vida, en las demás novelas lo único que es realmente autobiográfico no son las historias, ni los personajes, sino los paisajes. Y estos paisajes influyen. A mi me influyen, Por ejemplo, bañarme por la noche un día de luna llena en esta balsa que tengo aquí, viendo el molino…esto me produce un cambio de humor que no me produciría si estuviera sentada en una silla dentro de un comedor, ¿no? Mis hijos dicen siempre: vamos a darnos un baño que nos cambia el chip. Y es verdad, todo te cambia el chip. La naturaleza cambia el chip, pero también te lo cambia la ciudad. Un paseo por la ciudad, mirando su arquitectura y comparándola y disfrutándola, también te cambia el chip.
Los olores son otra constante.
Si yo me dedico a investigar sobre los sentimientos y sobre las peleas y los conflictos de los humanos, y en el fondo esto es para mí escribir una novela. Y del mismo modo investigo sobre olores, aromas, colores, vientos y sobre todo lo que forma el entorno. Y el olor es un entorno más.
¿El medio te inspira?
A mi lo único que me inspira es el trabajo.
«Cualquier cosa que hagas, cualquier sentimiento, cualquier relación es vicaria de lo que estás creando. Con lo cual, lo que estás creando acaba teniendo mucha más realidad que todo lo demás»
Y la obsesión, dijiste una vez…
-Es que para mi la inspiración es la obsesión. Empiezas a trabajar y no le ves el sentido y te parece que todo es una idiotez y sigues y sigues y hay un día que te das cuenta que ya llevas diez días sin importarte si lo que estás haciendo está bien o está mal, porque estás tan profundamente interesado en eso que todas las demás cosas de tu vida se refieren a lo que estás haciendo. Y esto es para mi la inspiración. Pero cuando llegas a este momento, no hay absolutamente, ¡nada!…, ¡nada!, en el mundo, que no sea vicario de lo que tienes en la mente. Es decir, cualquier cosa que hagas, cualquier sentimiento, cualquier relación es vicaria de lo que estás creando. Con lo cual, lo que estás creando acaba teniendo mucha más realidad que todo lo demás.
Cuando escribes sueles tener cerca a Proust.
Bueno, lo tengo cerca siempre. Lo que pasa que como cuando escribo, no leo libros nuevos porque me absorben y me distraen, como no sé vivir sin leer, leo siempre libros que ya he leído muchas veces. Es entonces cuando leo a Proust, que lo puedo abrir por cualquier página y tengo el goce asegurado.
¿Es tu predilecto?
-Sí, es uno de mis predilectos.
«Yo soy una persona muy mal educada en literatura, porque he estado en un colegio de monjas que me enseñaban muy poco y porque no estudié literatura, y digamos, que he ido aprendiendo lo que he ido leyendo, pero tengo muchos huecos y muchas lagunas. Mi educación me la dieron ellos. Mi educación por la poesía, seguro, pero también mi gusto por la literatura anglosajona, por la literatura francesa y por la literatura rusa»
Rosa, ¿qué te dejo aquella generación poética de los 50?
Yo les conocí a todos, porque trabajé con Carlos Barral y estuve en muchísimas de las reuniones que tenían en la editorial con Ferran Dey, Gil de Biedma y otra gente, ¿no? Y a mí lo que me dejaron es el placer por la literatura. Yo había leído mucho, pero muy desordenadamente. Y en la universidad había estudiado, pero sólo Filosofía. Yo soy una persona muy mal educada en literatura, porque he estado en un colegio de monjas que me enseñaban muy poco y porque no estudié literatura, y digamos, que he ido aprendiendo lo que he ido leyendo, pero tengo muchos huecos y muchas lagunas. Mi educación me la dieron ellos. Mi educación por la poesía, seguro, pero también mi gusto por la literatura anglosajona, por la literatura francesa y por la literatura rusa.
Has dicho en alguna ocasión que para escribir la mente tiene que estar libre. Pero, en la práctica, parece que somos seres recluidos. Aparte de las obligaciones, nos presionan, intentan desviar nuestra atención de los temas importantes, quieren tenernos debajo del zapato, que seamos ciudadanos incultos. ¿Cómo podemos combatir esto?
-Yo creo que lo que hay que hacer es desprenderse de la mayoría de las cosas que quieren meterte en la cabeza. Por ejemplo, yo creo que la televisión es un gran enemigo, a pesar de lo que dicen muchas personas. Es un gran enemigo, no por nada, sino porque te pasas una hora viendo la televisión, cuando acabas eres exactamente igual de idiota que eras al empezar, tus facultades mentales no han trabajado en absoluto y es como si hubieras perdido tres horas de tu vida. Es por el tiempo que pierdes, nada más. Seguramente tienes veinte años, tienes mucho tiempo por delante, pero yo no tengo tanto tiempo. Y por lo tanto, ponerme delante de la televisión me horroriza. La publicidad es otro camelo. El no creerte, el dudar de todas las cosas que nos dicen, pues también nos ayuda a desprendernos bastante de todo, te quita sufrimiento, porque como sabes que todo lo que te están diciendo es una mentira, pues para que te lo vas a creer y para que vas a sufrir con lo que te dicen.
«De qué sirve todo lo que nosotros podamos hacer y enseñar a nuestros nietos y a nuestros hijos para que no gasten el agua si de repente vendrán… ¡estos cabrones! a implantarnos el Plan Hidrológico que acabará con el agua del Ebro y acabará con el Delta»
Hay quien no tiene televisión.
Sí. Yo tengo, pero he estado mucho tiempo sin tenerla. Me compre una hace un par de años o tres. Aquí, en el campo, sí tengo. Pero, por ejemplo, yo estoy ahora con todos mis nietos y aquí la televisión no se ha visto ni un solo día en un mes. Ni un solo día. Ni uno. Un día a la semana pueden ver una película que ellos mismos eligen y se acabó.
En la actualidad, hasta los que no saben que la Amazonia es el pulmón verde del planeta, dicen que existe la necesidad de conservar la biodiversidad que nos ha dado la tierra. ¿Esto no es contradictorio y antinatural, teniendo en cuenta que se persigue a una raza, se condena una opción sexual o se mata por motivos religiosos, sin escrúpulo alguno? ¿Podemos conseguir una biodiversidad realmente?
-Deberíamos conseguirla, pero lo primero que deberíamos conseguir es que nuestros líderes no fueran asesinos y embusteros. ¿Cómo puede guardar una biodiversidad el mundo cuando está gobernado por un cretino y una mala persona como Bush?, por ejemplo. ¡Es imposible! No firma ninguno de los convenios para mantener el mundo limpio, hace lo que le da la gana, bombardea a quien quiere…entonces, claro, todo lo demás…sí hay que intentarlo, pero de qué sirve todo lo que nosotros podamos hacer y enseñar a nuestros nietos y a nuestros hijos para que no gasten el agua si de repente vendrán… ¡estos cabrones! a implantarnos el Plan Hidrológico que acabará con el agua del Ebro y acabará con el Delta. ¿De qué sirve todo lo que podamos hacer? Claro que hay que hacerlo, pero de qué sirve frente a la brutalidad de los que nos mandan. ¡De nada! Y claro, la Unión Europea, por ejemplo, que está contra el Plan Hidrológico, acabará cediendo porque, a cambio de esto, España votará que sí en algo que les interesará más de tipo político o económico.
Leíste el manifiesto de Jaca contra los pantanos. ¿Qué te contaban los aragoneses?
No hace falta que me cuenten. Estoy al día en este asunto. Ya se sabe que esto es una operación inmobiliaria brutal del señor Aznar y sus compinches, ¿no?. Esto lo sabe todo el mundo y que desde luego saldría infinitamente más barata el agua tratada en plantas desalinizadoras. Pero, como tuvimos un ministro de medio ambiente, otro cretino, Jaume Matas, que se permitió decir que solamente se mandaría al sur el agua que se perdía en el mar, ¡cómo si el agua de los ríos se perdiera en el mar!, ¡cómo si el agua de los ríos no creara riqueza en el mar!, ¿sabes?. Entonces, frente a esto, qué se puede hacer. Es que se puede hacer muy poco. Por eso te digo que estamos gobernados por personas sin alma, por personas sin conciencia, por personas embusteras… que lo único que les interesa es la economía, pero no la economía de sus países. La economía de sus países les interesa en la medida en que es la manera de convencer a la gente para que les siga votando, pero lo que les interesa es la economía propia. Se ha demostrado, por ejemplo, en los EE.UU. La guerra de Irak ha servido para enriquecer a los que estaban en torno a Bush, incluida la misma familia Bush.
«Hay mucha gente que reacciona frente a las brutalidades que nos están imponiendo. Pero a la mayoría de los españoles les importa un carajo la guerra, les importa un carajo el petróleo, les importa un carajo que Fraga sea un ministro franquista, que le de una medalla al ministro de transporte y le llame caballero, cuando se han cargado entre los dos las playas de Galicia. A los españoles no les importa nada. Porque España es un país muy inculto»
¿España se está volviendo retro?
Sí. Hace mucho tiempo que lo es. Yo creo que sí. Yo creo que España hace mucho tiempo que lo es. Me parece que el español ha dejado de pensar. Hay mucha gente que reacciona frente a las brutalidades que nos están imponiendo. Pero a la mayoría de los españoles les importa un carajo la guerra, les importa un carajo el petróleo, les importa un carajo que Fraga sea un ministro franquista, que le de una medalla al ministro de transporte y le llame caballero, cuando se han cargado entre los dos las playas de Galicia. A los españoles no les importa nada. Porque España es un país muy inculto. España no ha tenido, como Francia, escuela pública, más que en los dos periodos de la República y los dos periodos son muy breves, son cinco años y cinco años. Pero el resto del tiempo ha estado dominado por dictaduras brutales, por la Iglesia Católica, que es lo más oscurantista que se pueda uno imaginar…por lo tanto, el español no está acostumbrado ni a juzgar, ni a pensar, ni a exigir, ni tiene conciencia política, ni social, ni nada de eso. Estoy hablando de la mayoría, eh. Hay muchísima gente que sí, pero claro, son los dos o tres millones que estaban contra la guerra de Irak y en las votaciones apenas se refleja esto, ¿no?. Por lo tanto, yo soy muy pesimista respecto a mi país. Es un país de gente mal educada, chillona, hortera…soy muy pesimista.
En un partido de tenis, ¿quién tira más pelotas fuera, Aznar o Bush?
Son dos personas muy distintas. Bush se cree el dueño del mundo. Y lo es. Pero Aznar se cree el dueño del mundo y no lo es. Esa es la diferencia. Bush pertenece a un país que hace doscientos años que practica la democracia y Aznar no. No solamente esto, sino que además tiene una manera de gobernar muy parecida a la franquista. Afortunadamente para nosotros tenemos una Constitución que nos defiende y que él se la salta cuando puede. Pero lo que quiero decir es que la tradición de Aznar no es la tradición de Bush, con todos los errores y las brutalidades de Bush. La prueba es que en el momento que se ha sabido que Bush mentía, en el congreso y la sociedad se han lanzado voces. En España a nadie le importa un carajo que haya mentido Aznar.
«La cantidad de hombres que matan a mujeres sin que pase absolutamente nada, sin que el gobierno del señor Aznar sea capaz de hacer una ley que les pueda defender. Me produce una gran amargura ver la falta de educación de este pueblo que ha conseguido, finalmente, una laicidad en su Constitución y que , de repente, viene una ministra excomunista, que son los peores, los que se cambian de camisa siempre son los más fanáticos, a decir que tenemos que dar clases de religión o de ética y que esto contará, exactamente igual que la clase de matemáticas».
¿De esta percepción de las cosas deriva quizá la amargura que destilan tus novelas o no tiene nada que ver?.
Tal vez sí, lo que pasa es que yo nunca había estado tan decepcionada del mundo como estoy ahora. Tal vez lo que ya estaba viendo, a nivel particular y a nivel de la sociedad, no fui lo bastante lista, como para extrapolarlo a toda la clase social y a lo mejor ahora me he dado cuenta. Pero me desanima profundamente y me llena de amargura, de una amargura que no se puede arreglar. La cantidad de hombres que matan a mujeres sin que pase absolutamente nada, sin que el gobierno del señor Aznar sea capaz de hacer una ley que les pueda defender. Me produce una gran amargura ver la falta de educación de este pueblo que ha conseguido, finalmente, una laicidad en su Constitución y que , de repente, viene una ministra excomunista, que son los peores, los que se cambian de camisa siempre son los más fanáticos, a decir que tenemos que dar clases de religión o de ética y que esto contará, exactamente igual que la clase de matemáticas. Como si no hiciera falta que los niños estudiaran más matemáticas, que todos suspenden… Todo me desanima profundamente. Me desanima ver lo feos que se están volviendo los países, cómo importa sobre todo la especulación inmobiliaria, cómo se han destruido las playas en la época de Jordi Pujol, muchísimo más que en la época de Franco. Y en España todo se ha vuelto feo. Hay que ir a Portugal y a Francia para darse cuenta de la diferencia. Entonces, todo esto, me desanima mucho. Me encuentras, a lo mejor, en un momento… No, no, estoy muy desanimada. No le veo salida a ninguna parte y para postre nos faltaba esta porquería de la Comunidad de Madrid. Todas estas trampas y mentiras y mentiras y más mentiras. Y nos mienten todos. El otro día estaba viendo lo que ha pasado con Kelly, ¿no?. O sea, encuentran el cadáver de Kelly, la policía dice que no pueden confirmar que es su cadáver, pero que todo parece indicarlo por las ropas. Y al cabo de dos días nos dicen que sí es Kelly y que se ha suicidado porque tenía las venas abiertas. Qué tenía las venas abiertas y que era Kelly lo tenían que haber visto el primer día, ¿o no?. Y no lo dijeron. ¿Qué quiere decir? Que ellos sabían que era Kelly, porque si no hubiera tenido la cara destrozada. Entonces, sabían que era Kelly, pero tenían que inventar una excusa para que no se supiera que le había matado alguien. ¡Es igual! Y si no es eso, será otra cosa todavía peor. Quiero decir que todo son mentiras. La guerra de Irak es una mentira, lo de Afganistán es una mentira. Nadie se puede llegar a creer todo lo que está pasando en el mundo. Entonces, vivimos en la mentira de cuatro desvergonzados. ¿Cómo se puede mirar el futuro con cierto optimismo? Yo no lo miro. ¿Cómo se puede pensar que no nos vamos a cargar el mundo en menos de cincuenta años?. Es imposible, imposible. El mundo no aguantará más de cien años.
¿Se puede considerar la literatura como un instrumento de lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer?
No, no creo que este sea el objetivo de la igualdad. La literatura no creo que sea un instrumento de lucha, pero puede ayudar. Ni siquiera el compromiso en literatura es importante. A mi me gusta más la literatura comprometida que la que no lo es. La literatura es profundizar dentro de una serie de sentimientos y conflictos y profundizar e intentar meterse dentro de la pura esencia de las cosas. Creo yo. Y decir lo que se ha descubierto, de una manera personal. Encontrar cada cual, cuál es su propio ritmo, su propia melodía, su propia música. Eso es literatura, pero todo lo más, el compromiso, la lucha por la igualdad es perfecto, pero yo lo veo más a nivel individual que a nivel literario.
«Mata ETA a un tío en el país vasco y todos los ministros están en el entierro, ¿no?. Matan a una mujer y como si fuera un perro. Es así, ¿o no?. Como se puede pensar que algún día tendremos igualdad…si es imposible, si es imposible en un país donde en literatura hay treinta hombres en la Academia y tres mujeres. ¡Qué podemos esperar!»
Entonces, ¿cómo se puede lograr la igualdad?
No se puede lograr. Cómo se puede lograr la igualdad en un país donde llevamos ya cincuenta asesinatos de hombres a mujeres y que yo sepa el único alcalde que se ha permitido declarar un día de luto es el alcalde de Parafrugell. Los demás…¡es que se ríen!. ¿Tu has visto algún ministro ir al entierro de una mujer asesinada? ¡A nadie!. ¡Si les importa un pito!, ¡si les da igual!,¡les da lo mismo!. Ni siquiera los del PP pudieron aprobar un proyecto de ley que había presentado el PSOE en el parlamento. ¡Si es que les da igual!. Sólo intentaran evitarlo en la medida en que esto les parece que les puede dar más votos, pero como a la mayoría de hombres tampoco les importa… porque es que no pasa nada, no pasa absolutamente nada…mata ETA a un tío en el país vasco y todos los ministros están en el entierro, ¿no?. Matan a una mujer y como si fuera un perro. Es así, ¿o no?. Como se puede pensar que algún día tendremos igualdad…si es imposible, si es imposible en un país donde en literatura hay treinta hombres en la Academia y tres mujeres. ¡Qué podemos esperar! Cuando dan el Premio Príncipe de Asturias… hay años enteros que no le dan a ninguna mujer en ninguna de las disciplinas, y que cuando se lo dan a una mujer, se lo dan para que lo comparta con otra, porque les parece que es demasiado para una sola. Entonces es bastante difícil. Solamente se puede saber lo que cuesta salir para adelante, si eres mujer. Yo hablo con mis hijas y mis hijas están de acuerdo. Los hombres se dan menos cuenta, pero mis hijas lo saben muy bien. Ellas son mujeres y se dan cuenta que da igual, sea en el mundo de la informática, sea en el mundo del cine, sea en el mundo de la ciencia, de la investigación …los hombres memos, de entrada, pasan por delante de mujeres inteligentes con un curriculum importantísimo. Siempre, siempre, siempre. Porque el poder está en manos de los hombres y el mundo es de los hombres. Y las mujeres, muchas de las mujeres, son las culpables porque son las que les transmiten a sus hijos esta sensación de machismo. Además vivimos en una sociedad como la nuestra basada en una cultura religiosa como la católica, que todavía hoy no permite que las mujeres sean ministros de Dios. Se supone que se les considera inferiores. Una religión que todavía no se ha preguntado si Dios es hombre o mujer. ¿Tiene que ser hombre forzosamente? A mi me importa un pito, porque yo no soy creyente. Pero esta es nuestra cultura, nos guste o no nos guste. Y la mahometana igual y la judía exactamente igual. Entonces, ¿cómo se puede lograr la igualdad? ¡No se puede! Una mujer que quiera llegar a la cima no tiene más remedio que comportase como un hombre. Y este no es el camino.
Rosa, ¿Has encontrado tu canción?
Yo estoy en ello siempre. Estamos todos en ello. La canción no se acaba de cantar hasta que uno se muere. Porque estaría lista si hubiera encontrado mi canción. ¡Qué haría entonces!
«Ahora, por ejemplo, me voy a un pueblo de la provincia de Tarragona, donde hay gente joven que está intentado recuperar toda la memoria histórica, cuando todos ¡los pijos! de este país están diciendo: ¡no, porque ya a nadie le importa lo que pasó en la guerra civil! Pues no les importa a los de siempre, pero sí hay historiadores jóvenes y gente que está luchando para recuperar esta memoria»
Y en este sentido, ¿cómo te ayuda aquello que hay a tu alrededor?
Hay mucha gente que me interesa. Afortunadamente hay cantidad de gente joven que está trabajando de una manera impresionante. Yo ahora, por ejemplo, me voy a un pueblo de la provincia de Tarragona, donde hay gente joven que está intentado recuperar toda la memoria histórica, cuando todos ¡los pijos! de este país están diciendo: ¡no, porque ya a nadie le importa lo que pasó en la guerra civil! Pues no les importa a los de siempre, pero sí hay historiadores jóvenes y gente que está luchando para recuperar esta memoria. Esta lleno, está lleno. Lo que pasa es que siempre es una minoría. Y claro, hasta ahora, las cosas eran como eran, y siempre ha habido una minoría progresista en todo el mundo, pero ahora lo que ocurre es que la mayoría tiene en sus manos los medios de comunicación que, entonces, ya es el convencimiento total para todo el mundo, ¿no? Quiero decir que los utilizan en su provecho y acaba todo el mundo teniendo este pensamiento único tan nefasto, ¿no?.
A pesar de este descontento, de esta…
…amargura, lo puedes decir.
¿…hay algo que te haga sentirte viva?
-Sí, hombre, muchísimas cosas. Incluso esta amargura me hace sentir viva.
«Si yo me hubiera conformado, entonces estaría muerta. Pero sentir amargura y darte cuenta de las cosas, tener sentido crítico y estar interesándote por lo que ocurre, yo creo que te hace sentir vivo»
¿Ah sí? ¿cómo es posible?
Pues porque sí. Si yo me hubiera conformado, entonces estaría muerta. Pero sentir amargura y darte cuenta de las cosas, tener sentido crítico y estar interesándote por lo que ocurre, yo creo que te hace sentir vivo. Pero hay otras cosas que me hacen sentir viva, muchísimas otras, Pues, no sé, el amor y el cariño que siento por las personas que quiero, me hace sentir viva mi propia casa, mi biblioteca, las cosas en las que yo puedo ayudar, cuando intervengo y hablo sobre la sociedad laica, la educación pública o salgo en defensa de la memoria histórica. Todo esto me hace sentir viva. Incluso, a una escala que puede parecer menos importante, el hecho de dar conferencias a hombres y mujeres muy mayores de los pueblos de España donde hay unas chicas y unos chicos jóvenes que les intentan explicar que la vida no se acaba a los cincuenta años, también me ayuda mucho. Me gusta decirles que nunca es tarde para una vocación culta, ni nunca es tarde para nada, que tienen el tiempo libre y que lo aprovechen, porque es lo único que tenemos en esta vida.
¿Alguna nueva lucha a la vista?
-Sí, mi próximo libro. Esto siempre es una lucha para mi.
¿Cómo va?
-Bueno, va.
«Voy descubriendo a medida que voy escribiendo, con lo cual también esto es un aliciente más, ¿no?, porque llego a casa pensando qué pasará».
A las escritoras no os gusta hablar de vuestros libros antes de que salgan a la luz…
-A mi no me gusta porque si te hablo de mi libro ahora, te podría hablar durante mucho rato y no tendría nada que ver con el libro que sacaré. Yo tengo la teoría, aunque hay escritoras que no. Por ejemplo Almudena Grandes tiene su esquema cuando empieza. Yo no. Yo es como si fuera tirando del hilo. Voy descubriendo a medida que voy escribiendo, con lo cual también esto es un aliciente más, ¿no?, porque llego a casa pensando qué pasará.
Es emocionante, ¿no?
Sí. Es muy emocionante. Mucho.
¿Y te lo quedas todo para ti hasta el momento que sale o lo compartes?
En casa no comparto nada. Lo que estoy escribiendo no lo comparto con nadie.
Ellos no lo ven hasta que sale.
Sí.
¿Y qué te dicen? ¿quién es el más crítico?
No, no son muy críticos. Hay libros que les gustan más y otros menos, pero no son muy críticos. Vemos, hasta ahora nadie me ha dicho: ¡vaya mierda que has escrito! No me lo ha dicho nadie. Eso sí, como ellos son muchos y muy discutidores, entonces sí discuten. Pero no me han dicho nunca, ¡ay!, esto no me gustó. Yo creo que hacen bien en no decírmelo.