José María Álvarez-Pallete es un hombre joven a sus 52 años. Y lo es por varias razones. No sólo porque no los aparenta, fruto de su afición por el running . Tampoco porque, en un Ibex 35 plagado de septuagenarios y octogenarios él parezca un becario, como también les sucede a Pablo Isla o Esther Alcácer Koplowitz. Es un hombre joven porque es capaz de tuitear que Michael Knight, el piloto de KITT, fue un pionero a la hora de conducir un coche autónomo.

Basta con leer parte del hilo de Twitter de Pallete para darse cuenta de que se trata de un directivo con un profundo interés por la tecnología. De hecho, yo mismo descubrí el peso de Snapchat en el mercado estadounidense hace casi dos años en uno de sus tuits, cuando en España apenas nos estábamos dando cuenta de hasta qué punto estaba creciendo su importancia entre los llamados ‘millenials’. Basta hablar con él en persona para constatar que es un interés genuino.

¿Cuántos directivos del Ibex 35 comentan los efectos especiales de Juego de Tronos entre más de 45.000 seguidores? ¿Cuántos tienen cuenta en la red de microblogging desde agosto de 2010? ¿Cuántos presidentes del selectivo tienen cuenta de Twitter? En realidad no es el único, Ana María Llopis tiene cuenta desde 2008 y José Manuel Entrecanales (Acciona) la viene utilizando desde 2011. Pero sí es, con diferencia, el más activo y consistente, si bien buena parte de sus interacciones son menciones a sus lecturas en medios tecnológicos. 

 
Hombre de familia, ha sabido combinar su perfil financiero con el amor por la tecnología y los esfuerzos filantrópicos –fue uno de los impulsores de Proniño–. Se echó sobre sus espaldas diversas iniciativas de emprendimiento –estuvo hace ya un tiempo detrás del crecimiento internacional de Campus Party, ha potenciado el ecosistema Open Future– y ha sido uno de los soportes de Tuenti desde su adquisición.
 
Podrían parecer anécdotas de poco valor frente a condicionantes de otro tipo, pero son algo rabiosamente esencial para el futuro de una compañía cuyo reto tiene tanto que ver con el pago puntual del dividendo (o no)  como de comprender el entorno de agresiva disrupción tecnológica en el que se mueve como un elefante en una cacharrería. 
 
La comparación con el elefante, en realidad, no es nuestra, sino suya. En una entrevista publicada al poco de ser nombrado consejero delegado, Pallete provocó tensiones en el seno de la compañía por su candidez al afirmar que se podía hacer bailar a un elefante como Telefónica. No es que el titular hiciese demasiada gracia, y Pallete se encargó con cuidado de agachar la cabeza para evitar posibles guillotinas. Algo parecido le pasó con el incidente del Bubble Blast 2 hace ya un lustro y durante una junta de accionistas del grupo. Un incidente desagradable por la repercusión que tuvo pero perfectamente comprensible si tenemos en cuenta que la dichosa partida tuvo lugar en uno de esos momentos incomprensibles en los que se leen en voz alta papeles que todo el mundo tiene delante. Siempre dije que, en su situación, yo habría hecho exactamente lo mismo.
 
Pallete, acérrimo madridista, es capaz de comentar con buen humor y de forma distendida el ‘sacrificio’ que le supuso posar recientemente con las estrellas del F.C.Barcelona, y sostener una elástica blaugrana con el logotipo de la compañía y cara de circunstancias. 
 
 
Mi principal fuente de curiosidad sobre su nombramiento tiene que ver con dos factores decisivos para su futuro. El primero, es si Pallete ha estado reservando lo mejor de sí mismo para este momento, después de años en los que, pese a ser el delfín «oficial», no dejaban de surgir rumores que apuntaban a la existencia de otros mamíferos marinos tapados. Si bien su discreción y buenas maneras son de todos bien conocidas, está por ver si con el cargo elevará su perfil. Nunca le veremos protagonizar verdaderos espectáculos como a los que César Alierta nos tenía acostumbrados, no le escucharemos decir que los analistas están en la higuera ni veremos en él salidas de tono como las de John Legere. 
 
Sin embargo, será sorprendente que no se suelte un poco más y encuentre su propia voz en el sector, quizá más parecida a la de Vittorio Colao y Francisco Román, de Vodafone, dos directivos a los que sus impecables maneras y elocuencia nunca les han supuesto una barrera para comunicar. En este sentido, es muy probable que Pallete haga cosas a las que Alierta, por lo general, se mostraba reacio, tales como conceder entrevistas de forma más regular. 
 
«Asistimos a una revolución basada en la tecnología y estamos en el centro. Esta revolución no es un cambio lineal, sino exponencial, y nos obliga a acelerar nuestra forma de trabajar», explicaba recientemente el directivo en una entrevista para consumo de sus empleados. En ella, transmitió uno de sus mensajes más repetidos de los últimos años: «Esta revolución lo va a cuestionar todo y las reglas no están escritas. Una buena parte de esas reglas podemos ayudar a construirlas nosotros. Nada tan ilusionante como contribuir a un cambio de esta magnitud en primera línea». Desde luego, él va a estar en esa primera línea.
 
Por supuesto, los analistas esperan una definición sobre la política de dividendo. ¿Será la entrada de Pallete una prueba de una mayor flexibilidad más orientada a mercado que permita suavizar esos 0,75€ que Alierta daba por seguros hace bien poco? La frase «si hay algo seguro en esta vida es el dividendo de Telefónica», pronunciada por Alierta recientemente, hace difícil pensar en un anuncio inminente, pero no sería tan extraño ver algún tipo de evolución en este sentido.
 
El segundo punto que me provoca curiosidad es si mantendrá las relaciones con la clase política que sí cultivó Alierta, hasta el punto de que nunca han faltado las voces en el seno de la compañía que han denunciado el exceso de fichajes procedentes de esferas difícilmente relacionadas con las telecomunicaciones. La lista es larga: El marido de Soraya Sáez de Santamaría, Trinidad Jiménez, Eduardo Zaplana, Rodrigo Rato y su hija Gela –que entró en la dirección de estrategia de Open Future tras licenciarse en CUNEF y después de terminar un periodo de voluntariado en Camboya–, Iñaki Urdangarín, Carlos Escó, la esposa de Rajoy antes de entrar en Moncloa, y un largo etcétera.
 

Frente al Internet feudal

 
Asimismo, aunque Pallete siempre ha hecho suyas las guerras de Alierta contra las empresas de Internet, es ahora cuando vamos a ver su postura sin condicionantes externos. En algunas cosas no parece probable que cambie de opiniones. Hace no mucho el directivo ponía como ejemplo el caso de un ciudadano europeo que cambia de teléfono. Con la ley en la mano, tiene derecho a conservar su número y a cambiar de operador sin barreras en menos de 24 horas. Pero como cambie de un iPhone a un Android se dejará por el camino las canciones, películas o aplicaciones que haya comprado. Otro ejemplo: los SMS están sometidos a una regulación brutal y no los utiliza nadie. WhatsApp vive feliz en un limbo sin responsabilidad.
 
Así, Pallete pide abandonar una idea de «Internet feudal» y una regulación que mantiene las obligaciones sobre las llamadas a larga distancia pero no tiene en cuenta elementos realmente relevantes para la moderna vida digital. 
 
Desde Telefónica duelen, tradicionalmente, cosas como que la operación de compra de operadoras tarden demasiado tiempo en cerrarse mientras que la de WhatsApp por parte de Facebook, con un impacto en la vida de los ciudadanos infinitamente más notable, se zanje en pocas semanas, combinando al casi monopolista de las redes sociales globales con el casi monopolista de la mensajería global. Un dolor que se agudiza cuando recuerda que fue la negativa de la compañía de mensajería estadounidense a crear una versión de su producto para Firefox OS uno de los principales motivos del fracaso del sistema operativo alternativo abierto impulsado por los operadores y Mozilla.
 
Pallete, más que hablar de neutralidad de las redes, prefiere hablar de «neutralidad digital» en general. Expresa su preocupación por el idioma que hablarán entre sí los 50.000 millones de máquinas conectadas que habrá en el mundo durante los próximos años. ¿Volverá a repetirse la dualidad entre iOS y Android o habrá un estándar abierto? En Telefónica están a favor de impulsar esta última opción a toda costa, con todos aquellos de sus rivales que quieran sumarse a ellos.
 
El mensaje de los operadores frente a las compañías de Internet ya es casi una tradición, pero lo peculiar es que, cuando hace años sonaba a simple pataleta frente a rivales más simpáticos y eficientes, hoy los argumentos que ofrece Telefónica, sorprendentemente, no difieren tanto a discursos semidistópicos como los de Charlie Brooker en Black Mirror o Sam Esmail en Mr. Robot
 
Para Pallete, nos encontramos en un momento clave para la historia de la Humanidad. «Estamos a las puertas de una nueva era de innovación y cambio para la economía, la era del Internet Industrial, fruto de la convergencia del modelo industrial global, las nuevas capacidades de computación, los sensores de bajo coste y los mayores niveles de conectividad«. Pero para sacar partido, a juicio de Pallete, Europa debe reaccionar.
 
En este sentido, habló de barreras regulatorias para la inversión y comentó algunas cifras preocupantes, como que la cobertura 4G en EEUU llega al 97% de la población y el tráfico de esta tecnología representa ya un  40%, frente al 74% y 10% en Europa, respectivamente.
 
En cuanto a las soluciones que propone, hay algunas que tienen mucho que ver con aspectos como la seguridad y la privacidad, y exigir lo mismo en ambas materias tanto a los operadores como a empresas como Google. En Telefónica advierten de que se produce un «expolio de datos personales» con destino a EEUU. Si los datos personales son el nuevo petróleo, en todo el mundo se lo estamos regalando a empresas de este país mientras ponemos frenos a que las nuestras hagan acciones equivalentes porque están fuertemente restringidas en sus movimientos. 
 
Google, por ejemplo, puede utilizar el historial de búsquedas de sus clientes para ofrecer publicidad específica, algo que Telefónica no podría hacer, por ejemplo, utilizando los datos que ella misma recaba, aunque sea de otra manera, entre sus abonados. «No hay servicios gratis, si el servicio es gratis es porque nosotros somos el producto».

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