Las luces rojas se encendieron el pasado fin de semana en las sedes de las fuerzas constitucionalistas: La campaña electoral sirve para que las candidaturas de Junts pel Si y la CUP crezcan en intención de voto. Fuentes de los principales partidos en Madrid cuentan a SABEMOS que sus muestras demoscópicas diarias coinciden en que los independentistas rozan la mayoría absoluta tanto en escaños como en votos. No termina de calar, por tanto, las advertencias contra el órdago separatista que lanzaron antes del ecuador de la campaña los principales mandatarios internacionales y lo más granado del poder económico español.

Lejos queda ya la encuesta preelectoral que el Centro de Investigaciones Sociológicas elaboró a finales de agosto y principios de septiembre, en el que las fuerzas independentistas llegaban por los pelos a la mayoría absoluta de escaños, sin tenerla en número de votos. Según el CIS, la suma de la estimación de voto de Junts pel Sí y la CUP alcazaba por aquellas fechas el 44 por ciento del electorado.

El pasado fin de semana –en el ecuador de la campaña-, dos periódicos de amplias tiradas publicaban sendas encuestas en las que ponían negro sobre blanco el crecimiento de las formaciones independentistas en número de votos. El sondeo de ABC y el de La Vanguardia coincidían en que la suma de fuerzas del independentismo alcanzaba el 47.1 por ciento de los sufragios.

Otra encuesta del pasado fin de semana, esta vez publicada en del diario El País, iba más lejos: las candidaturas de Junts pel Sí y la CUP llegarán al 49,6 de los votos. Es decir, a tan solo cuatro décimas de la mayoría absoluta.

Desde que el CIS elaboró su encuesta hasta el sondeo publicado por El País han pasado sólo tres semanas, pero el crecimiento en votos de los independentistas parece evidente: cinco puntos y medio de diferencia al llegar al arranque de la segunda semana de campaña.

El cambio de estrategia de los partidos constitucionalistas

Las muestras diarias que diversos organismos demoscópicos hacen llegar a los partidos contrarios a la secesión se acercan más a los datos que aporta El País que a los de ABC y La Vanguardia. Las fuentes consultadas por SABEMOS dan fe de ello, al tiempo que expresan la preocupación con la que se vive el desarrollo de la campaña electoral en los cuarteles de invierno de los partidos constitucionalistas.

Las mismas fuentes cuentan a este periódico digital que los estrategas de campaña han dado la orden de endurecer los mensajes a los dirigentes de estas formaciones políticas, recurriendo en la medida de lo posible a los sentimientos y al discurso del miedo.

El objetivo parece claro: movilizar al máximo al electorado contrario a la independencia, para que el próximo domingo nadie se queda en casa, y convencer a ese millón y medio de indecisos, en cuyas manos está parar el órdago secesionista de Artur Mas y Oriol Junqueras, tal y como publica SABEMOS la semana pasada.

El endurecimiento del discurso se pudo ver en los mítines que el pasado domingo protagonizaron el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Pedro Sánchez. Rajoy -que cambió sus planes y optó por acudir a un acto electoral del PP en Badalona en el que no estaba prevista su asistencia- apeló a la movilización total del electorado que no es independentista, mientras Sánchez –que prácticamente vive en Cataluña en este tramo final de campaña- prometió, si gobierna, a llevar la sede del Senado a Barcelona.

El voto del miedo, el corralito y la pérdida de las pensiones

La apelación al voto del miedo también se ha instalado entre los mensajes que lanzan populares y socialistas. El PP de Cataluña y el PSC no dejan de hacer hincapié en dos ideas que parecían asuntos tabú al principio de la campaña: la primera, la posibilidad de un corralito financiero; y, la segunda, la pérdida de las pensiones para los jubilados.

Precisamente, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, advirtió en un desayuno informativo organizado ayer por la agencia de noticias Europa Press de que existe riesgo de corralito si Cataluña se independiza de España y si, fruto del proceso, se produce una tensión grave, como ya ha ocurrido en países latinoamericanos y recientemente en Grecia.

Por su parte, el presidente de Telefónica, César Alierta, avisó a los empresarios catalanes, ante la posible victoria de las candidaturas independentistas, “que cada uno haga sus números, a ver si le interesa seguir vendiendo o no”. Para Alierta, hacer advertencias acerca de los efectos económicos negativos que, a su juicio, acarrearía para Cataluña la separación de resto de España, no es una apelación al voto del miedo, sino una campaña realista.

Las declaraciones del presiente de Telefónica se unen a las pronunciadas por otro grande el IBEX, Francisco González, máximo ejecutivo del BBVA. Desde Singapur, González sostuvo el pasado domingo que la propuesta secesionista no beneficia a nadie y va en contra de Cataluña, de España y del proyecto europeo. “En economía –dijo el presidente del segundo banco del país-, la expectativas, la certidumbre y la seguridad jurídica son esenciales. Y hoy en España se plantean cosas que van en sentido contrario a todo ello”.

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