La demanda de alquileres vacacionales crece con fuerza, mientras que la de hoteles empieza a frenar. Las empresas turísticas se quejan de la laxa legislación de la que se beneficia el arrendamiento no reglado.

El turismo vive un momento excepcionalmente dulce. El sector bate récord tras récord en llegadas de visitantes extranjeros, los ingresos de divisas marcan máximos históricos, la demanda de los clientes españoles por fin ha empezado a crecer con convicción… Todo parece ir sobre ruedas y, con carácter general, parecería difícil encontrar un gran motivo para la queja y para el dolor de cabeza.

Sin embargo, el boom de la demanda de alquiler de vivienda vacacional ha hecho saltar las alarmas entre los profesionales del turismo (especialmente, en las empresas del sector hotelero). Es un fenómeno que viene de lejos, que no es nuevo, y la queja desde el sector turístico viene sintiéndose ya en los últimos meses (tanto públicamente como en labor discreta de presión/persuasión a la Administración). Pero ahora parece que el crecimiento se está desbordando.

El auge de las plataformas online de alquiler (Airbnb, Homeaway, Homelidays…) hace tiempo que viene reorientando parte de la demanda alojativa, sobre todo de viajeros extranjeros, hacia esa oferta no reglada en España. “La demanda extranjera mantiene su dinamismo [en lo que va de 2015], pero muestra un acelerado e inquietante sesgo hacia la oferta no reglada de alquiler de viviendas”, alertó ayer Exceltur, un lobby que agrupa a las mayores empresas turísticas españolas. “Se está consolidando el crecimiento exponencial del alquiler turístico de viviendas. Crece la demanda de alquileres, que en general son irregulares, mientras que el alojamiento reglado se frena”.

Cuatro años con el alquiler disparado

Según los datos de las diferentes encuestas de ocupación del INE y de las estadísticas de entrada de turistas del Ministerio de Industria, la demanda de alquiler de vivienda vacacional entre los turistas extranjeros se disparó un 24,5% en los dos primeros meses de este año. Mientras que el alojamiento en establecimientos de la oferta reglada (hoteles, pensiones, apartamentos turísticos, casas rurales y campings) registró un incremento de sólo 5,4% en el mismo periodo.

Los datos confirman que se acelera una tendencia ya asentada en el mercado turístico español. El pasado año los viajeros extranjeros alojados en viviendas de alquiler se dispararon ya un 17%, frente al muy menor crecimiento del 5,3% de los que eligieron un alojamiento hotelero u otra oferta similar reglada. Y el pasado se convertía así en el cuarto año consecutivo en que el alza de los clientes de alquileres es mayor que los de los hoteles.

El diagnóstico desde el sector turístico es claro: el boom de la vivienda turística de alquiler es consecuencia de una competencia que se convierte en desleal en la medida en que no está sujeta a una legislación no ya igual, sino siquiera homologable. “El sector hotelero y el resto de oferta reglada sufren una legislación muy rígida, y los servicios de alquiler se benefician de una legislación muy laxa y que, en general, ni siquiera se cumple”, denuncia José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur. “Busquemos un punto intermedio para que haya equidad, para poder competir en igualdad”.

Y es que, según se sostiene en el último informe de perspectivas del sector de Exceltur, hecho público ayer, “la velocidad de crecimiento de este tipo de oferta, en general sumergida y sujeta a una laxa regulación que apenas recoge unas garantías mínimas de protección del consumidor, eleva la sobrecapacidad alojativa ya existente en múltiples lugares y acelera los niveles de competencia desleal con la oferta reglada”. El fenómeno, según el lobby, “exige una nueva, urgente y más homogénea legislación a nivel estatal”.

En el punto de mira de Hacienda

El auge del alquiler vacacional no reglado hace tiempo que se ha convertido en dolor de cabeza para el sector. La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) y la propia Exceltur hace meses que denuncian públicamente la competencia, a su juicio, desleal de esta oferta no regulada. El Gobierno, de hecho, ha recogido el guante. La Agencia Tributaria ha puesto el foco en el fenómeno y, según consta en el Plan de Control Tributario para este año, pretende que el alquiler de vivienda turística será uno de los ejes de actuación en el combate de la economía sumergida.

“Las plataformas online que se benefician de estos alquileres encubren el fenómeno con la poesía de la economía colaborativa”, explica Zoreda. “Pero no se trata de particulares que comparten su sofá o intercambian su casa, se trata de alquileres que, además, están gestionados en una parte sustancial por empresas”.

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