El Crimson Ace rumbo a Europa. Foto: MPDRONES

Greenpeace Países Bajos ha anunciado que activistas de toda Europa protestarán ante la llegada del Crimson Ace, un gran buque cargado con soja brasileña que se dirige al puerto de Ámsterdam. El Crimson Ace partió de Brasil el 19 de abril y transporta más de 60.000 toneladas de soja para alimentación animal. Cada año, millones de toneladas de aceite de palma, carne y soja (esta última para la fabricación de piensos) entran en Europa por vía marítima, materias primas que proceden con mucha frecuencia de la destrucción de los bosques y violaciones de derechos humanos. 

«Greenpeace no puede asegurar que la soja transportada por este buque de carga esté directamente relacionada con estos escenarios de deforestación, destrucción y violencia social. Es bastante probable, pero no hay forma de saberlo, porque los gobiernos y la UE hacen la vista gorda sobre la procedencia de estos envíos, algo que debe cambiar urgentemente».

Una gran parte de las materias primas que entran en el mercado de la Unión Europea, como la soja, el aceite de palma y la carne, lo hacen a través de  puertos como  Róterdam y Ámsterdam.

«Puede que no seamos nosotros los que conduzcamos las excavadoras, pero a través de nuestras compras semanales los europeos participamos, sin saberlo, en la destrucción de la naturaleza, desde las selvas tropicales de Borneo hasta las sabanas de Brasil. Así de destructivas son las cadenas de suministro de materias primas del actual sistema agroalimentario. Y ahora, las corporaciones están utilizando de forma oportunista la guerra de Ucrania para conseguir un control aún mayor de nuestro sistema alimentario. La naturaleza es una de las principales víctimas de nuestra dieta y nuestro estilo de vida en este momento, mientras que en realidad necesitamos nuestros ecosistemas naturales para detener la crisis climática y de la naturaleza», ha declarado el responsable de la campaña de agricultura y bosques de Greenpeace en la UE, Sini Eräjää.  

Derechos Humanos en entredicho

El Cerrado brasileño, una sabana de la que dependen las comunidades, tanto indígenas como tradicionales, y los pequeños agricultores para su sustento, y que alberga especies únicas como el jaguar, es un triste ejemplo de esta destrucción. Más de la mitad de su vegetación natural ya ha sido destruida para plantar soja y crear pastizales. Se han destruido más de 95 millones de hectáreas, una superficie mayor que la de Francia y Alemania juntas. La soja producida se utiliza principalmente para la fabricación de piensos destinados a la alimentación de la ganadería intensiva, en Sudamérica pero también en Europa. La expansión de las explotaciones de soja también está invadiendo los territorios y tierras de las comunidades tradicionales y de los pequeños agricultores.

Mensaje a los ministros de Medio Ambiente de la UE

Los ministros de Medio Ambiente de la UE están debatiendo el proyecto de ley de la Comisión Europea para reducir la contribución de la UE a esta destrucción de la naturaleza. Los planes de la Comisión han sido criticados «por no proteger adecuadamente los derechos humanos y por no ofrecer ninguna protección a otros importantes ecosistemas, además de los bosques. Al mismo tiempo, las empresas están presionando para que no se exija la trazabilidad de los ingredientes de sus productos hasta el lugar exacto en el que se ha cultivado, por ejemplo, la soja, o en el que han pastado los animales», denuncia Greenpeace Países Bajos.

La organización ha exigido a los ministros de los países europeos «que aseguren que esta ley sirve realmente para poner fin a nuestra complicidad con la destrucción de la naturaleza y los abusos de los derechos humanos. Si los ministros europeos no se comprometen a solucionar las lagunas de la ley, Greenpeace Holanda está dispuesta a actuar», ha advertido.

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