La depresión es un problema de salud mental que está siendo objeto de especial interés debido al impacto psicológico de la pandemia sanitaria y, en concreto, a su posible asociación con la enfermedad de COVID-19. Como afirman los autores de la investigación, si bien algunas instituciones, como el NICE, han reconocido que la infección por SARS-CoV-2 se acompaña de una serie de secuelas a nivel neuropsicológico o cognitivo, la prevalencia de la depresión post-COVID, específicamente, es un asunto pendiente de esclarecer hasta la fecha.
Tras revisar la literatura relevante publicada entre enero de 2020 y junio de 2021, los autores han seleccionado 8 estudios para su revisión. De acuerdo con los resultados obtenidos, la frecuencia de los síntomas depresivos a partir del tercer mes después del alta tras la COVID-19 se situó entre el 11 % y el 28 % de los casos, cumpliendo los criterios de depresión clínicamente significativa un porcentaje de pacientes de entre el 3 % y el 12 %.
Depresión post-COVID
Según afirman los investigadores, «la mayor parte de los estudios han analizado la prevalencia de la depresión entre el tercer y cuarto mes tras el alta, y sólo uno de ellos ha realizado un seguimiento de los pacientes a los 6 meses y medio desde la infección, obteniendo una prevalencia del 27% en sintomatología depresiva moderada y un 5% en sintomatología grave. Asimismo, tras la revisión de los diferentes estudios se observa que la depresión post-COVID se mantiene durante los 3 primeros meses, al contrario de lo que ocurre con otros problemas de salud mental también asociados a la infección por SARS-CoV-2, como el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad o el insomnio, que tienden a remitir durante ese periodo».
Mayor riesgo para las mujeres
Ser mujer, presentar diagnóstico en salud mental previo a la infección, continuar presentando síntomas de COVID-19 al mes tras la infección o inflamación sistémica durante la fase aguda de la enfermedad son algunos de los factores asociados a un mayor riesgo de presentar síntomas depresivos entre los pacientes, de acuerdo con el análisis realizado por los investigadores. «De hecho, se observa una relación directa entre la inflamación sistémica producida por la COVID-19 y la gravedad de los síntomas depresivos en los meses posteriores. Alternativamente, la presencia de síntomas depresivos post-COVID parece tener un efecto significativo en las alteraciones en las funciones cognitivas de los pacientes durante los meses siguientes al alta»
Según el documento, los resultados son acordes a los obtenidos en estudios anteriores realizados durante la pandemia del año 2003 con pacientes que habían superado el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) «y en los que se observó la presencia de depresión hasta un año después del alta hospitalaria». Los autores plantean que, aunque los estudios todavía son escasos y los diseños de los estudios heterogéneos y sin grupo control, «es plausible que la depresión sea una consecuencia común entre los supervivientes de infecciones por coronavirus».
A la luz de estos datos, los autores advierten sobre la necesidad de evaluar la salud mental de las personas que han superado el COVID-19 en los meses posteriores, y específicamente, subrayan la importancia de identificar posibles tendencias suicidas asociadas a las secuelas posteriores de la COVID-19.