Algún día alguien tendrá que hacer un profundo estudio sociológico de cómo y por qué nuestro país en tan breve espacio de tiempo ha dejado de ser un modelo de clásico bipartidismo político y ha pasado a abrir las puertas de par en par -si finalmente los ciudadanos no lo impiden – a una corriente populista , radical y totalitaria que de manera sorprendente se está adueñando de la voluntad de un buen número de votantes. Veremos hasta donde llega este movimiento liderado por un pequeño grupo de inexpertos y audaces políticos provenientes del mundo universitario cuyos orígenes y apoyos económicos están bajo sospecha y cuyas propuestas programáticas , especialmente en esta última convocatoria electoral ,se han disfrazado y travestido de tal suerte que están ocupando el espacio político del PSOE que de manera absolutamente lamentable está tirando por la borda buena parte de su capital político. Efectivamente el histórico partido se está desangrando por obra y gracia de su no líder Pedro Sánchez que ha perdido el paso y los pocos apoyos que le quedaban dejando tras de sí importantes errores estratégicos que probablemente le costarán muy caros.

También alguien nos tendrá que explicar algún día como en esta contienda brutal por la ocupación del espacio de la izquierda , buena parte de los medios de comunicación han dado una cancha y un crédito desmedido a Pablo Iglesias y sus acólitos , cuyas apariciones públicas y política de gestos han generado y siguen generando una insólita expectación que yo personalmente y como mero espectador no termino de entender.

Todo este fenómeno que se está produciendo en los últimos tiempos ha tenido su colofón tras la publicación esta semana de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas que ha generado una notable preocupación en nuestra sociedad porque la tendencia que pone de relieve esta muestra es que el resultado de las próximas elecciones nos llevará a un esquema de país ingobernable y/o alternativamente a la eventual formación de una coalición de izquierdas capitaneada por el poder mismo.

Mas alla del mero análisis político de esta dinámica en la que nos podríamos encontrar en muy breve plazo de tiempo debería preocuparnos especialmente que el ciudadano medio no se está dando cuenta de el alcance que podría tener una coalición de izquierdas de esta naturaleza si algún día llegára a tomar forma.No obstante lo anterior la historia nos demuestra que nada que nace y crece desde la revancha y el odio suele prosperar. Confiemos en esta máxima. Porque en España estamos viviendo en estos últimos meses determinadas actitudes y movimientos que tienen mucho que ver con la destrucción de nuestro Estado y de sus hasta ahora incuestionables principios. Estamos bajo mínimos y parece que asuntos tan relevantes como el derecho a decidir y la ruptura del Estado empiezan a parecer reivindicaciones naturales. Aquí se está dando carta de naturaleza a situaciones que pasan por aceptar que el etarra Otegui es un ciudadano respetable al que se recibe con alfombra roja en las instituciones y por contra tenemos que soportar que Maduro es un líder demócrata y modélico mientras que Leopoldo López es un golpista que merece estar en prisión por sus desmanes.Hasta el voluntarista e insípido Alberto Garzón ha sido vampirizado por las intolerables manipulaciones de Pablo Iglesias que cual gota malaya terminan trepanando los sesos de buena parte de incautos que le ríen las gracias y sus salidas de tono recurrentes.

Afortunadamente la citada encuesta del CIS nos deja una puerta abierta a la esperanza ya que al parecer un 30 % de los ciudadanos todavía no ha decidido su voto. Probablemente lo anterior tiene que ver con que debe existir un buen número de votantes del PP y del PSOE que han preferido no desvelar sus preferencias por distintas razones pero principalmente porque les da cierto reparo reconocer al partido que votan…. Por algo será.

Termino esta breve reflexión reiterando algo que apunté en algún reciente artículo. Que nadie se rasgue las vestiduras ante el resultado de las próximas elecciones. Los dos partidos hasta ahora hegemónicos deben hacer un gran esfuerzo en estos días para volver a ilusionar a sus bases y movilizar a su electorado. Quedarse en casa el próximo 26 de Junio no es lo más aconsejable si queremos salvar a este país de situaciones que podrían llevarle al más absoluto desastre. Por eso confiemos en que esta pesadilla que estamos viviendo sea solo un gran susto y que ese 30 % de voto oculto se traduzca en su gran mayoría en votos a partidos constitucionalistas. Cualquier otra opción conllevaría la muerte de una democracia consolidada que aun con indudables defectos y siendo manifiestamente mejorable , no podemos poner en riesgo de ninguna de las maneras.

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